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Daniel me despertó a la una de la tarde para desayunar, me levanté algo perezosa, me puse la parte superior del pants y mi ropa interior, no quería andar tan exhibicionista, él me recibió con un gran desayuno y un enorme beso. 

—Buen día, hermosa. 

—Buen día, ¿a qué hora te despertaste?

—No tiene mucho, ¿por qué?

—Preparaste todo esto, así que supongo que llevas un buen rato despierto. 

Desayunamos juntos, Daniel me platicó sobre los planes para su día, lamentablemente tenía bastante trabajo por hacer, así que me dejaba fuera de la jugada, la única opción que me quedaba era regresar a mi casa. 

—Pediré un taxi para irme a casa, no quiero interrumpirte. 

—No es ninguna interrupción, me sentiré más seguro si te dejo en casa. 

—Estaré bien, pediré el taxi y me iré a casa, no aceptaré más respuestas. 

—Eres una chica muy rebelde, pero en serio, no puedo permitir eso, nos iremos en el mismo taxi, te dejaremos primero y después me iré. 

—Eres necio, pero está bien.

Me dio tiempo de darme una ducha, y alrededor de las tres y media ya estábamos saliendo de su departamento, el taxi había tardado poco en llegar, el trayecto a mi casa fue un poco largo, platiqué la mayor parte con Daniel, me animó a hacer las paces con mi hermano para que intentara llevarme mejor con su novia, de una u otra tendría que convivir con ella en un futuro. 

—Lo intentaré, pero no prometo mucho, ella colmó mi paciencia. 

—Lo sé, pero también está de por medio la relación que tienes con tu hermano, no puedes echar todo a la basura por culpa de ella, ¿o sí?

—Tengo que pensarlo, además quien tendría que disculparse sería ella. 

—Sabemos que no lo va a hacer, así que tendrás que ceder un poco y tal vez disculparte por irte a mitad de la comida. 

—No me estás convenciendo de nada, puedo asegurarlo. 

—Bueno, al menos lo intenté. 

Terminamos por llegar a mi casa, me bajé del taxi, llamé a la puerta y me abrió nuestra cocinera, su cara me sorprendió, pero cuando entré me sorprendí más, mi padre no había ido a trabajar mi hermano tampoco, ambos tenían cara de preocupación, supuse que algo había pasado, pero ellos no me podían localizar porque no me había llevado el teléfono. 

—¿Qué sucedió?

—¡¿Dónde mierda estabas?!

—¡¿Qué te pasa?!

—¡Responde, ¿dónde mierda estabas?!

—¡No me hables así!

—Héctor, respeta a tu hermana, ella nos dirá las cosas, Sarah, ¿dónde estuviste?, nos tenías muy preocupados. 

—¡Responde!

—¡Deja de gritarme, que me fui por culpa de tu estúpida novia!

—¿Qué te hizo esa muchacha?

—Salió con sus estúpidos comentarios acerca de mi embarazo, así que preferí irme, porque mi hermano no me defendió. 

—¿A dónde te fuiste?

—Pase la noche en un hotel. 

—¿Cuál?

—No te importa, ya estoy aquí, voy a descansar, que pasado mañana tengo consulta con el médico. 

¿Sólo yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora