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Christian apareció con dos tazas de café, estaba vestido sólo con su bóxer, vio que estaba agitada y buscaba mi ropa, me ayudó a encontrar las piezas que andaban perdidas.

—Te llevaré, sólo me visto.

—Pediré un taxi, no hay problema.

—¿A qué hora es el funeral?

—A las doce.

—Nos dará tiempo; sólo deja que me vista.

Acepté su propuesta, terminamos de vestirnos y me llevó a casa, le pedí que me dejara a media calle para que mi padre no se alarmara. No hizo preguntas y aceptó lo que pedí, caminé a mi casa, tenía que pensar en qué les iba a decir. Mi hermano me recibió y no me invadió de preguntas como esperaba, subí a mi habitación, me di un baño y me cambié para ir al funeral de mi mamá, en ese momento me sentí más culpable como si tuviera una carga.

Intenté ignorar ese sentimiento, salimos rumbo al panteón donde se iba a enterrar a mi mamá, algunas personas ya estaban ahí y Christian no podía ser la excepción, iba vestido completamente de negro, nadie lo acompañaba. Héctor tomó mi cara y me limpió unas lágrimas.

—Tranquila.

—Me siento tan culpable, ni siquiera me despedí de ella como debía.

—Tienes un buen recuerdo de ella, así que quédate con eso y ahora puedes pedirle perdón.

Mi hermano me sostuvo durante el camino a la tumba, mis lágrimas seguían corriendo por todo mi rostro, todos los sentimientos negativos y pesimistas se estaban dando una fiesta en mi mente, mi padre me dio la mano para soportar lo que estaba pasando, el entierro fue demasiado doloroso, cuando las personas se acercaron para darme el pésame y marcharse fue cuando todo en mí colapsó, me desvanecí y perdí el conocimiento.

Reaccioné porque alguien estaba poniendo un olor desagradable cerca de mi nariz, observé lo más rápido que pude, estaba en mi habitación, mi hermano estaba frente a mí, abrí por completo mis ojos.

—¿Cómo te sientes?

—Como si un tren me hubiera pasado por encima.

—Te desmayaste cuando terminó el entierro, ¿por qué no nos dijiste que estabas mal?

—Porque no me sentí mal hasta que estuve ahí, todo se juntó y fue...

—¿Puedo pasar? —Preguntó desde la puerta Christian.

—Los dejaré para que puedan hablar, te quiero, cualquier cosa estoy abajo.

Christian se acercó a mí, me abrazó y me soltó de inmediato, no comprendía su comportamiento, pero no tenía cabeza para preocuparme por eso, necesitaba que alguien me dijera que todo iba a estar bien, que las cosas tarde o temprano pasan, que el dolor y culpabilidad desaparecerían.

—Yo, necesito decirte algo.

—¿Qué cosa?

—Sea lo que sea que necesites, por favor llámame, no quiero volver a perderte, no quiero que vuelvas a desaparecer.

—Tú tienes novia, lo que pasó anoche, no debió suceder, hicimos mal.

—Sucedió porque los dos lo quisimos, porque era más que real.

—No quita el hecho de que tengas pareja.

—Los dos tenemos pareja, ambos hemos engañado a nuestra pareja.

¿Qué?, yo estoy soltera, pero lo que ha de estar en su cabeza es que Héctor es mi pareja, bueno no voy a decir nada por ahora, prefiero que siga creyendo eso, dejamos de hablar del tema, se sentó en la orilla de la cama y me acarició mi mano, esperó hasta que me volviera a quedar dormida, sentí cuando se fue porque no quise dormir, sólo cerré mis ojos. Mi hermano subió poco tiempo después, le dije que entrara porque necesitaba hablar con él.

¿Sólo yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora