Explique a grandes rasgos a mi familia lo que había pasado, tuvimos que mentir un poco, pero ellos quedaron conformes con esa versión, así que podía estar tranquila.
—Amor, debes descansar, han sido días largos.
—Sí, ahora voy.
—Sarah, hay algo más que quiero decirte.
—¿Qué pasa?
—Prométeme que si me pasa algo, nuestra hija y tú se irán de inmediato con tu papá, no quiero que en ningún momento se queden solas, por favor.
—¿Por qué lo dices?
—Mi trabajo es de alto riesgo, los operativos, todo puede salir bien o una pequeña cosa puede salir mal, pero quiero que me prometas eso, por favor mi amor.
—Te lo prometo, pero sé que siempre vas a estar para nosotras, lo tengo muy presente.
Presentía que había algo que Daniel no me estaba diciendo, pero no quería insistir, apenas nos estábamos recuperando y no quería perderlo de nuevo; opté por descansar y dejar mi mente en blanco, ambos necesitábamos dormir bastante.
A la mañana siguiente él se fue a su trabajo, yo me quedé en casa para seguir viendo lo que podía hacer legalmente para que Christian no me perjudicara más, alrededor de las doce mis pasantes llegaron, estaban algo motivados, pensaron en soluciones; trabajamos sobre lo que traían. Se marcharon alrededor de las siete y media de la noche, Daniel estaba tardando un poco más en llegar, me dio tiempo de preparar la cena.
Escuché que la puerta se abrió mientras yo estaba en la cocina, me asomé para corroborar que fuera Daniel, pero no lo vi, me asusté un poco y fui de inmediato a corroborar que él hubiera llegado, sin embargo no había nadie; regresé a la cocina, grité cuando vi que había un tipo de casi dos metros con un cuchillo demasiado grande y un arma, no tenía ninguna posibilidad ante ese escenario.
—No creo que alguien te escuche.
—¿Qué quieres?
—Sólo vengo a hacer mi trabajo, princesa.
—¿Cuánto te están pagando?, sé que puedo mejorar la cantidad.
—No lo creo, él tiene suficiente.
—Dime, e intentaré mejorarla.
—Cien mil pesos.
—Te doy el doble y no hagas tu trabajo.
Aprisionó mi cuello en su mano, me levantó unos centímetros del suelo, intenté zafarme, luché para salvar a mi hija, pero él me tiró al suelo, intenté proteger a mi bebé, ella era la que más me importaba, después de la caída, perdí un poco de fuerza.
—Los pagarás ahora, sin rechistar.
—Acabas de lastimarme y tal vez a mi hija.
—Mi trabajo era matarlas, así que tú decides si quieres que lo termine.
Respiré hondo y fui por mi teléfono, necesitaba hacerle la bendita transferencia desde las cuentas de mi mamá, las que juré no volver a tocar. Una vez que lo hice apagué el equipo y todo mi mundo quedó oscuro.
Desperté con un terrible dolor de cabeza, un sonido que me hizo volver a la realidad, estaba en el hospital, todo era de un aspecto tétrico, justo cuando iba a pronunciar algo Daniel se acercó a mí, besó mi mano, estaba tan entusiasmado por verme reaccionar.
—Amor, me alegra que despertaras.
No tenía palabras para articular, el sonido de la máquina que monitoreaba mis latidos me estaba taladrando mi cabeza, después de unos segundos más mi familia entró y cuando me vieron con los ojos abiertos de inmediato llamaron al médico, era urgente que me viera.
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¿Sólo yo?
Teen FictionYo no soy la típica chica de buen cuerpo o con las proporciones adecuadas y deseadas por muchos, yo soy una chica con imperfecciones, un poco de sobrepeso, tímida y un tanto antisocial, pero así es la realidad, nadie es como en los libros. No tengo...