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Narra Álvaro.

Habían pasado meses desde que Sarah se marchó, me quedé en la casa para la seguridad de su padre, pero no había mucho por hacer, hoy él había llegado preocupado.

—Santos, prepare sus cosas, vamos a salir de Madrid.

—Está bien señor, ¿necesita que investigue algo?

—Mi hija está desaparecida, y estamos preocupados porque está embarazada.

¿Qué cojones?, me sorprendió saber que ella estaba embarazada, no dije nada y me dispuse a preparar una maleta, intenté comunicarme con ella, pero no obtuve respuesta. Pasado un rato, nos pusimos en marcha hacia el avión privado; nuestro vuelo iba a durar unas horas, de momento intenté investigar sus redes, si había algún indicio de su paradero.

—Señor, la última conexión que tuvo la señorita, fue en México.

—Así es, estaba con su madre y Héctor, dejó una nota, después se esfumó.

—¿Llevó su teléfono o algo que pueda ser rastreable?

—No, dejó la tarjeta y su celular.

Ella sabía desaparecer o alguien la estaba ayudando, descansamos un poco para poder llegar bien a México y que todo se pudiera realizar de la mejor forma para localizarla.
En cuanto aterrizamos, todos salimos lo más pronto para llegar a casa de su mamá, el trayecto fue corto porque conduje demasiado rápido, me ayudaba el navegador de mapas.

—Hemos llegado.

—Gracias Santos.

Entramos a la casa, y ahí estaba su madre, desconsolada por lo que estaba pasando. Héctor me observó un minuto, me pidió hablar, supongo que había cosas importantes para decirme.

—Santos, sé lo que tuviste con mi hermana, te pido que hagas todo lo posible por encontrarla, ella es demasiado importante para mí.

—Haré lo mejor que pueda para encontrarla.

Nos pusimos en contacto con la policía de México, necesitaba acceso a sus cámaras y determinado sistema para poder buscarla.

Narra Sarah

Había llegado al departamento de Scott, era un lugar acogedor, espacioso, lujoso, todo combinaba e imponía; me sentí extraña en el lugar, agradecí todo lo que estaba haciendo por mí de nuevo, me llevó hasta la habitación principal.

—No puedo quitarte tu espacio, es injusto, yo puedo dormir...

—No aceptaré objeciones, te quedarás aquí, yo dormiré en la habitación de huéspedes, no hay problema.

—Pero yo puedo dormir en una cama pequeña, sin inconvenientes.

—No, el bebé y tú deben estar cómodos.

—Pero es tu cama, me siento mal por invadir.

—No te preocupes, no voy a dormir incómodo, así que puedes instalarte aquí.

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Habían pasado dos meses desde que me estaba quedando con Scott, ambos comenzamos a tener química, podría decirse que estábamos interesados en el otro. Él comenzó a traerme flores, detalles pequeños para mostrar su interés.

—Hoy llegaré un poco tarde, tengo una cena con un posible cliente.

—Está bien, te veré por la mañana, hoy planeo ir al hostal, quiero ver a Rosa.

—Bueno, ve con cuidado, y que la enfermera te acompañe, me marcho.

Se acercó y se despidió con un beso en la boca, me quedé petrificada porque no sabía si era una señal, salió demasiado rápido del departamento, no dije nada y continué haciendo mi desayuno, todo el tiempo estuve pensando en ese beso, pero debía enfocarme en lo que estaba haciendo, llamé a Rosa para saber cómo iba el hostal.

¿Sólo yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora