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En el momento en que llegué al lado de Christian sentí una presión en mi pecho, mis piernas temblaban, y no era por emoción, tenía miedo de lo que venía a continuación.

—¿Qué quieres?

—¿Lo sabías?

—¿Qué?

—Que me iba a casar

—Me enteré poco después.

—¿Por qué no dijiste nada?

—¿Para qué?, ¿la dejarías?

—No, ella estuvo cuando tú me dejaste.

—No tenía caso decirte.

—Ahí está, me das la razón. ¡Te fuiste sin decir nada!

—Sabes los motivos, no me iba a quedar con lo que estaba pasando.

—Y ahora te revuelcas con él.

Le di una cachetada,  a él no le debía importar con quién me acostaba o lo que hacía con mi vida, me enojé demasiado y le grité, no me importaba si su novia o los invitados me escuchaban.

—¡Eres un cabrón, mientras me acosté contigo no hubo problema y no te importó estar comprometido con ella, dijiste que aún me amabas y que ella sólo llenaba un hueco, pero no sientes nada por ella, simplemente es un adorno para ti, nadie te va a provocar lo que yo, pero créeme que siento pena por ella, es una pobre alma que todo el tiempo se sentirá vacía, espero que en algún momento se de cuenta y te deje solo!

—¿Te acostaste con ella?, por eso no llegabas a casa

Mierda, ella nos escuchó, me fui lo más rápido que pude, Adam me ayudó a salir de allí, él no iba a permitir que nadie me hiciera nada y tampoco iba a dejar que su hermano me hiciera más daño, salimos del salón y nos subimos lo más rápido que pudimos al auto, él manejó rápido, llegamos rápido a su casa, yo iba llorando, me sentía fatal, pensé que las cosas se iban a quedar en el pasado que la novia jamás se iba a enterar de eso, Adam se detuvo y me abrazó, no podía parar de llorar.

—Yo...

—Tranquila, ¿quieres que mejor te lleve a casa con Héctor y tu papá?

—Creo que será lo mejor, no creo que esté en condiciones de estar aquí.

Volvió a conducir, me llevó a mi casa, Héctor pensó que él tenía la culpa, pero le explicó lo que había pasado hace unas horas, mi hermano comprendió todo, no preguntó más y me llevó a mi habitación, le pidió a Adam que se marchara, que yo después me comunicaría con él, cuando yo estuviera mejor. Mi padre vio mi estado, intentó darme palabras de aliento, pero sabía que era inútil hacerlo, en esos momentos nada me haría sentir bien, pensé que Christian sería diferente, no creí que fuera un idiota como todos, y ahora las palabras que le dije a su novia van a tener todo el sentido del mundo, va a ser un día que no vas a olvidar en tu vida, va a ser único, aunque esa no era mi intención.

Héctor entró a mi recámara, sabía que tendría un sermón de su parte, y lo tenía merecido, me lo advirtió y tenía tanta razón.

—¿Quieres hablar de ello?

—No sé, sólo quiero un abrazo.

Se colocó a mi lado y lo hizo, su loción siempre me reconfortaba, tener un hermano mayor que te apoye siempre ha sido bueno, en mi caso, ha sido excelente, en un principio me negué a llamarlo hermano porque mi primer pensamiento fue que no teníamos ninguna relación, pero él siempre fue comprensivo, protector y un amor de persona conmigo que no podía negarme a llamarlo así.

¿Sólo yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora