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Narra Sarah

Regresamos a la casa, Álvaro se fue a la cocina que era su lugar de espera cuando no salíamos, yo fui a mi habitación, gracias al cielo no había desempacado, hablé con mi padre por teléfono ya que estaba trabajando, me urgía irme de la casa, volver a poner tierra de por medio entre nosotros.

—Hola, ¿estás ocupado?

—No, ¿pasa algo?, ¿está todo bien?

—Estoy bien, pero quería hablar contigo de regresar a México con mamá, necesito verla y es justo después de tanto...

—¿Pasó algo?, tú no tomas decisiones a la ligera.

—No pasó nada, pero quiero ir a ver a mamá, pero no quiero llevar a ningún elemento, quiero ser sólo yo, quiero ser la de antes... Por favor.

—¿Sin seguridad?

—Estaré bien, te lo prometo, sé cuidarme.

—No lo dudo, pero con un elemento me sentiré más seguro.

—No, quiero estar sólo con mamá.

—Está bien, le diré a Santos que te lleve al aeropuerto y después podrás irte sola a México.

—Gracias, pero prefiero que me lleve Héctor, no quiero que nadie más se moleste.

Colgué con mi papá, en mi teléfono compré el billete de avión, para poder salir lo más pronto posible, sin que nadie se entere de mi lugar de destino más que mi padre. Recibí una visita inesperada en mi habitación, pero me sentí tan aliviada cuando vi a Christian parado en mi puerta, corrí a abrazarlo.

—¿Va todo bien?

—Sí, sólo necesitaba un abrazo.

—Está bien, ven aquí.

Me apretó con la fuerza exacta, sus brazos me rodearon perfectamente, levanté ligeramente mi cabeza para observarlo detalladamente y tal vez en el fondo Álvaro tenía razón, pero yo también me sentía atraída por él, lo besé porque quería saber si mis sentimientos eran reales o sólo era agradecimiento por todo lo que había hecho por mí.

Christian rodeó mi cintura con un brazo y con su otra mano tomó mi cuello, cerré mi puerta, los besos continuaron con mayor intensidad, nos deseábamos, y sucumbimos a la pasión del momento, me sentí especial, sus caricias habían sido tan lindas y delicadas que no podía protestar.

—Debo marcharme.

—¿De qué hablas Sarah?, apenas he logrado algo contigo y ahora hablas de irte.

—Sí, prometo estar en contacto contigo.

—Eso no es suficiente, yo quiero estar contigo, déjame acompañarte, por favor.

—No, debo ir sola.

—Está bien, pero en cuanto llegues a tu destino, hazme saber que estás bien.

Besó mi coronilla, nos levantamos del piso, no quise tocar mi cama porque ahí había estado con Álvaro, comenzamos a vestirnos, justo cuando terminamos de arreglarnos él entró a mi habitación para avisarme que mi papá me estaba esperando en su biblioteca.

—Ahora bajo.

Santos observó mi habitación, pero principalmente mi cama y ahí no había nada, la única evidencia obvia éramos nosotros, pero ya no se podía hacer nada, las cosas habían pasado. Christian me escoltó como siempre, no se comportaba diferente, seguía siendo el mismo tipo, bajamos hasta la biblioteca de mi papá, entré sola.

¿Sólo yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora