Habían pasado casi tres meses desde que me habían dado de alta, tuve algunas consultas para que pudieran confirmar que estaba bien para soportar mi viaje, por fin podría irme a mi destino; mis ansias estaban más que reflejadas, mi mamá se percataba de ello, aunque no hacía comentarios, sabía que le afectaba que yo estuviera así de ansiosa por irme.
—¿Cuál es la prisa de ver a tu padre?
—Durante diecisiete años no lo he visto, comprende que esté ansiosa por verlo.
—No te entiendo, hace unos años ni siquiera preguntabas por él y ahora que despiertas del coma, es lo primero que pides, verlo.
—Mamá, si yo te explicara las cosas, créeme que no me comprenderías, dirías que estoy loca o algo por el estilo, sólo te pido que me sigas en esta aventura y vayamos con mi papá, por favor.
Mi madre se resignó, preparó su maleta mientras yo preparaba la mía, llevaba cosas esenciales, no necesitaba mucho. Después de una hora estábamos listas para emprender el viaje al aeropuerto, veía a mi mamá un poco preocupada, pero no era por el trayecto, era por algo más.
—¿Qué tienes mamá?
—Todo esto me parece una locura.
—¿Por qué?
—Sarah, estoy dejando todo, principalmente mi trabajo, yo no tengo nada que hacer allá, ni siquiera sé si quiero ver a tu padre después de tantos años.
—Entonces, ¿qué pasará?, ¿nos regresamos?
—Tú tienes muchas ganas de verlo, no puedo impedirlo, así que puedes viajar verlo y pasar un tiempo allá, pero presiento que no volverás.
—Mamá, así va a ser, una vez que suba a ese avión, no volveré.
—Entonces, disfruta, vive bien y goza de España, intentaré visitarte, te lo prometo.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo hija.
Mi mamá se quedaba, volvía a irme sola, tal vez eso no debía cambiar en mi vida, acepté con dificultad que mi madre tomara esa decisión. Llegamos al aeropuerto, hicimos el procedimiento y después de un rato, emprendí mi viaje, en cuestión de unas largas horas llegaría a España a iniciar de nuevo, comenzaría una vida.
Dormí durante el vuelo, mi hora de llegada era en la noche por lo que podría conocer un poco de la vida nocturna, aunque parte de mí ya la conociera. En cuanto el avión aterrizó sentí como un cosquilleo en mi estómago, los nervios estaban a flor de piel, por fin podría tener de nuevo mi vida, aunque ahora podría hacer unos pequeños cambios.
Fui por mi maleta y después busqué a mi papá, lo más gracioso es que él tenía a dos guardaespaldas, Héctor estaba ahí, ligeramente emocionado por mi llegada, tal vez las cosas no iban a ser como antes.—¿Sarah?
—¿Papá?
—Así es, esperé tantos años para poder verte, y ahora por fin puedo hacerlo.—Me abrazó y correspondí, realmente quería sentir su cariño.—Él es Héctor, tu hermano.
—Hola, Héctor.
—Ven aquí enana.
Me recibió con más entusiasmo, me abrazó, me recibió como si me conociera de toda la vida, ese cariño era lo que necesitaba desde hace unos meses, pero lo que tenía que preguntar era acerca de la seguridad.
—¿Por qué los guardaespaldas?
—Papá es un hombre importante y no puede andar por cualquier lado sin seguridad, te debes acostumbrar, un elemento está conmigo normalmente, y contigo seguramente habrá dos, ahora serás la princesa de la casa.
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¿Sólo yo?
Teen FictionYo no soy la típica chica de buen cuerpo o con las proporciones adecuadas y deseadas por muchos, yo soy una chica con imperfecciones, un poco de sobrepeso, tímida y un tanto antisocial, pero así es la realidad, nadie es como en los libros. No tengo...