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Me levanté de la silla y me acerqué a Daniel, llevaba puesto su equipo policíaco, se despidió de mí con un prolongado beso y estrechó la mano de mi hermano, salió para darle indicaciones a los policías, ellos se fueron, lo cual era demasiado extraño, salí de casa para preguntarle a mi esposo.

—¿Qué pasa?

—Que no los quiero con el uniforme, estarán de civiles para que pasen desapercibidos.

—¿Y tu operativo?

—Aún tengo tiempo, no te mortifiques por ello.

—Amor, me preocupas, lejos o cerca siempre...

—Lo sé y es recíproco.

Esperamos dentro de la casa para que no pasara nada, mientras estábamos en eso sonó el teléfono de la casa, decidí contestar para que no molestar a nadie.

—¿Bueno?

—No hagas nada estúpido, ¿cómo sigues?

—Bien, ¿necesitas algo?

—Sí, pronto llegará mi hermano, así que dale la calurosa bienvenida que nos dabas.

Se me cayó el teléfono y Daniel corrió a mi lado, me sostuvo, sabía que algo malo ocurría, Héctor levantó el teléfono para colocarlo en su lugar.

—Ya viene.

—¿Christian?

—Sí, Adam acaba de llamarme y me dijo que le diera una calurosa bienvenida.

—Quiere ponerte mal, tú no le hagas caso amor, te dije que vas a estar protegida y así va a ser.

—Además, aquí voy a estar para lo que se te ofrezca y nuestro papá también.

—Lo sé, y lo agradezco.

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Había organizado la fiesta de revelación, mi hermano me ayudó en lo que pudo, invité a las personas más cercanas, pero el más importante era Daniel, quien estaba al pendiente de todo, estaba nervioso y ansioso, no paraba de cuidarme y estar al pendiente de mí.

—¿Cómo te sientes amor?

—Feliz y emocionada, pronto vamos a revelar el sexo de nuestro bebé y van a estar las personas que realmente nos quieren, así que no tengo cómo expresar mi sentir...

Me abrazó y luego me besó, mi familia comenzaba a llegar, optamos por hacerlo en la casa, no queríamos hacerlo en un salón, así nos ahorraríamos una suma de dinero, mientras llegaban los invitados nuestras escoltas estaban al pendiente de todo, querían asegurarse de que todo estaba bien.

—Amor, me avisaron que Christian acaba de llegar.

—¿Justo hoy?

—Así es, pero no va a arruinar la fiesta de revelación, tranquila amor, todo va a ir bien.

Sabía que Daniel iba a tranquilizarme, fuimos al jardín para que pudiera comer un poco de fruta y tomar aire; terminaron de llegar alrededor de las tres de la tarde, comimos las hamburguesas que mi esposo decidió cocinar.

El ambiente estaba demasiado feliz, animado justo cuando revelamos el sexo de nuestra bebé llegó Christian a mi casa, mi papá, Héctor y Daniel se pusieron frente a mí para que no me tocara ni me hiciera daño como lo hizo Adam.

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¿Sólo yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora