La emoción por mi primer día oficial en la Universidad hace que me despierte antes de que suene la alarma. No obstante, sigo en la cama, disfrutando de mis últimos minutos de falsa tranquilidad. A lo lejos, puedo oír algunas voces e incluso risas provenientes del pasillo. Es sorprendente saber que la gente madruga tanto y que se levanta de tan buen humor por las mañanas.
De repente, el irritante sonido de la alarma hace su brillante aparición. Antes de incorporarme la apago y lo primero que hago es correr las cortinas para dejar que la luz del sol inunde el cuarto. Nunca antes había hecho esto en casa, pero descubro que es agradable sentir de buena mañana el calor del sol y disfrutar de las vistas, que tampoco son nada del otro mundo, pero todo lo nuevo resulta fascinante al principio. Llegará un momento en el que me acostumbraré a ellas, así que quiero disfrutar de esta sensación todo lo que pueda.
Me cambio el pijama por la ropa que dejé colocada la noche anterior en la silla del escritorio rápidamente y, a continuación, me dirijo hacia el baño para hacer mis necesidades mañaneras y para lavarme la cara y los dientes.
Estaba a punto de salir de la habitación cuando oigo que alguien está llamando a la puerta. ¿Quién podrá ser a esta hora de la mañana? Recuerdo que esta residencia tiene servicio de limpieza, pero dudo que acuda tan sumamente temprano.
- ¿Vamos a desayunar?
No me esperaba encontrarme con Lev. Instintivamente, lo primero que hago es observar sus ojos, pero me obligo a asentir con la cabeza, aunque le digo que espere un momento, que tengo que coger mi móvil y las llaves de la habitación antes de salir. Él, por supuesto, no tiene ninguna objeción al respecto.
Camino al comedor, le pregunto a Lev por Hinata, y él me dice que salió hace un rato. Esa respuesta me sorprende porque tenía la sensación de que Hinata sería la típica persona a la que le cuesta madrugar, pero por lo visto estaba equivocado.
Cuando llegamos a nuestro destino, lo primero que percibo es un agradable olor a café. Luego, el murmullo incesante de fondo proveniente de todas las personas allí reunidas, que realmente no eran muchas, pues todavía era bastante temprano.
Hinata nos saluda desde una de las mesas del fondo. Está sentado con un chico más y charla animadamente con él; parece que es momento de ampliar mi círculo de amigos.
- Buenos días -dice Hinata alegremente cuando nos sentamos. Es una gozada empezar el día con una persona tan animada como él-. Kenma, se me olvidó decírtelo ayer, pero Akaashi también estudia Derecho así que creo que te gustará saberlo para no llegar totalmente solo allí.
El chico en cuestión está sentado al lado de Hinata. Al contrario que Lev y Hinata, ese chico tiene una expresión totalmente neutral. No parece una persona con la que sea fácil de mantener una conversación. Físicamente, lo que más me llama la atención de él también son sus ojos verdes. ¿Por qué todo el mundo que estaba conociendo tenía una mirada tan interesante?
- Encantado, Akaashi. Yo soy Kenma.
El resto del desayuno transcurre rápidamente. En un primer momento, la conversación se centra en que Akaashi y yo, nos conozcamos un poco más. Superada la incomodidad inicial, el ambiente se vuelve bastante agradable.
Akaashi y yo quedamos en la entrada dentro de cinco minutos para ir juntos hasta la Universidad, que está tan solo a diez minutos andando desde la residencia. Lo único que tengo que hacer es volver a lavarme los dientes después de haber desayunado, y coger la mochila en la que tan solo llevo una carpeta llena de folios y algunos bolígrafos.
El camino a la Universidad se hace realmente corto gracias a Akaashi, que resulta ser una compañía bastante agradable, pero una vez que cruzamos la puerta principal y comenzamos a buscar nuestra clase, los nervios comienzan a adueñarse de mí una vez más. Normalmente no suelo hablar de mis sentimientos en voz alta, y mucho menos con personas que apenas conozco, pero siendo consciente de que es un modo de acercarse a los demás, le confieso a Akaashi las crecientes ganas de vomitar que tengo. Él intenta reconfortarme asegurándome que él también está nervioso, pero entonces dice algo que me hace cambiar de perspectiva completamente:

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Habitación 212
FanfictionKenma ha esperado durante toda su vida el momento de ir a la Universidad. Lo que más ansiaba era conocer a su compañero de habitación de la residencia de estudiantes, pero al llegar allí tiene que hacer frente a su primera gran desilusión. No obstan...