4

3.8K 432 501
                                    

Tras un par de horas, que a mi parecer son tan solo unos cuantos minutos, oigo un gran ruido proveniente del... ¿pasillo? No estoy completamente seguro porque sigo adormilado y no tengo suficientes ganas de comprobarlo, así que me limito a colocarme boca abajo y hundir la cabeza en la almohada para intentar volver a conciliar el sueño.

Justamente cuando estaba a punto de quedarme dormido escucho otro ruido. Esta vez no tengo ninguna duda de que no proviene del pasillo, sino de mi habitación. Creo recordar que eché la llave cuando llegué de la discoteca, pero todavía no estoy lo suficientemente consciente como para estar seguro de nada. Quizás alguna de los chicos ha venido a visitarme para ver qué tal estoy después de lo ocurrido con el estúpido ese al que le tiré la copa encima.

Finalmente, con todo el pesar de mi corazón, me incorporo en la cama para ver qué ocurre, pero todo el sueño que tenía se esfuma de repente cuando me encuentro delante de la cama al chico de pelo negro de la discoteca.

- ¿Qué estás haciendo aquí? -grito demasiado fuerte, pero la impresión es tal que no puedo controlar mi tono de voz. Mi mirada pasea rápidamente por toda la habitación en busca del chico que me gritó-. Voy a llamar a seguridad como no me digas de una vez por qué estás en mi cuarto y cómo has conseguido entrar en la residencia.

- Joder... -murmura el chico, desviando la mirada hacia sus pies-. Encantado de verte otra vez a ti también, pero no es necesario que llames a nadie. Resulta que eres mi compañero de habitación, aunque parece que no te hace ilusión.

¿Ha dicho compañero de habitación? ¿Qué clase de broma es esta? Pensé que nunca más tendría que encontrarme con alguien de ese grupito y resulta que la persona a la que llevaba esperando desde que supe que vendría a esta residencia es precisamente uno de ellos.

Ahora que la luz de la mañana que entra por la ventana me lo permite, me paro a observar al chico detenidamente. Es alto, bastante alto para ser más exactos. Seguro que si me pongo a su lado me saca una cabeza e incluso dos. Lleva puesto unos pantalones negros de cuero estrechos y una camiseta también negra de mangas cortas, lo cual me permite entrever algunos tatuajes en sus brazos. No me había fijado en ese pequeño detalle en la discoteca. Además, lleva numerosos piercings en las orejas.

Siento como la vergüenza me recorre todo el cuerpo tras realizar mi análisis. Él parece un modelo de pasarela después de haberse tirado toda la noche de fiesta y ese hecho no tiene pinta de cambiar ni siquiera incluso después de despertarse. Tiene ese tipo de belleza natural que no importa lo que haga va a seguir ahí. Sin embargo, mi apariencia de recién despertado es todo lo contrario. Las comparaciones son simplemente odiosas.

- ¡Kenma! -Hinata irrumpe en mi habitación de repente. También lleva puesto su pijama, lo que hace que me sienta un poco mejor porque ya no soy el único. Al principio, su atención se centra únicamente en mí, hasta que se percata de la presencia de mi nuevo compañero de habitación-. ¡Deja en paz a Kenma de una vez! Si quieres podemos pagar la ropa de tu amigo entre todos, aunque tampoco ha sido para tanto.

- ¿De qué estás hablando?

- Es... Es mi compañero de habitación -explico finalmente. Hinata está tan sorprendido que no puede decir nada-. Por cierto, creo que no es necesario aclararlo pero, por si acaso, mi nombre es Kenma.

- El mío Kuroo -su mirada viaja de Hinata a mí y, antes de seguir hablando, sus labios se curvan en una sonrisa traviesa-. ¿Va a entrar alguien más a gritarme qué es lo que quiero o que pretendo hacer contigo después de lo que ocurrió en la discoteca? Te aseguro que si hoy le preguntas por qué su ropa huele a vodka no va a tener ni puta idea.

No sé si me sonrojo por su comentario debido a que me hace darme cuenta de lo tonto que he sido al preocuparme tanto o por la manera en la que ha sonreído. Una vez más, no me da tiempo a pensar cuál de las opciones es la correcta porque una nueva persona aparece en mi habitación: Lev, que también va en pijama. Sin embargo, él parece que está en mitad del rodaje de un anuncio de televisión. Ahora que veo juntos por primera vez a Lev y a Kuroo caigo en un pequeño detalle: ambos son probablemente las dos personas más guapas que he visto nunca, pero su belleza es totalmente opuesta. Mientras que Lev encarna una pureza que roza lo angelical, Kuroo es la definición de belleza salvaje.

Habitación 212Donde viven las historias. Descúbrelo ahora