No cruzo ni una sola palabra con Kuroo desde el domingo por la noche al jueves por la noche. Sin embargo, lo peor de todo es que se está esforzando tanto en ignorar mi existencia que ni siquiera me mira y, cuando nuestras miradas se cruzan sin querer, gira la cara con tanta rapidez que parece que se va a dislocar el cuello. La situación se repite en clase, aunque allí es todavía más incómodo porque Bokuto intenta aliviar la tensión soltando comentarios sin sentido. No obstante, llega un momento en el que incluso Bokuto se da por vencido, así que se limita a charlar con Akaashi, el cual parece haberse relajado finalmente ante la presencia del chico de cabello plateado. Otro par que parece haber comenzado a llevarse mejor son Hinata y Kageyama, pues inexplicablemente la forma en la que ambos se comportaban alrededor del otro cambió drásticamente el lunes después de que se ausentaran durante la hora de la comida.
No puedo reprimir exhalar un suspiro mientras cambio de postura en la cama. Mi relación con Kuroo no debería seguir este rumbo, pero no me quedará más remedio que solicitar un cambio de habitación si de aquí al domingo la cosa sigue igual de tensa entre nosotros, pues no creo que a él le resulte especialmente agradable esto. Exhalo otro suspiro, esta vez fruto de la frustración que tengo en el pecho. No sé qué hago intentando dormir tan temprano, pero quiero demostrarme a mí mismo que no necesito tener que contemplar la estúpida figura de Kuroo para poder hacerlo, aunque por ahora solo estoy consiguiendo herir mi orgullo más todavía porque no sé cuánto tiempo llevo dando vueltas en la cama sin resultado.
Cuando escucho la puerta abrirse, me tenso inmediatamente. Ha vuelto más tarde que de costumbre; seguramente él también está evitando en la medida de lo posible estos encuentros tan incómodos.
- Kenma, tenemos que hablar. -Escuchar la voz de Kuroo hablándome a mí después de tanto tiempo consigue que un cosquilleo irritante aparezca en mi estómago. Sin embargo, permanezco quieto como una estatua bajo las sábanas. No quiero hablar con él. Bueno, sí que quiero, pero quiero que insista un poco más-. No te hagas el dormido, nunca te duermes antes de las doce.
Me incorporo inmediatamente cuando dice eso último. ¿De verdad se fija tanto en mí como para saber ese pequeño detalle? El cosquilleo de mi estómago se hace más intenso todavía, pero me obligo a ignorarlo.
Kuroo, que se encontraba cerca de la puerta del baño, se encamina hacia su cama. A pesar de que la habitación está a oscuras, puedo ver perfectamente cómo se mueve en la penumbra hasta que toma asiento en el borde de su cama, mirándome fijamente. Por primera vez en días, Kuroo no aparta la cara cuando nuestros ojos se conectan y, por un momento, siento como si me faltara el aire. Hacía tanto tiempo que no le miraba directamente que incluso había comenzado a olvidar lo atractivo que era.
- ¿No vas a decir nada? -inquiere Kuroo, tras unos cuantos segundos en silencio. Le miro con el ceño fruncido, consiguiendo que una sonrisa divertida aparezca en su rostro. Durante un milisegundo tengo ganas de echarme a llorar porque ni siquiera recordaba la última vez que le vi sonreír así-. Vale, vale, he captado el mensaje. Llevo dándole vueltas al tema durante días así que, bueno, supongo que... tengo que disculparme. Realmente no sé qué he hecho mal, pero si es porque metí a una chica en la habitación, pensé que no te molestaría porque tú también traes a veces a tus amigos.
- ¿Me estás vacilando? -ante mi pregunta, Kuroo me mira con una expresión de pura confusión. A pesar de que había conseguido reducir a cenizas mi ira a lo largo de estos días, tan solo con esas palabras había logrado que naciera de ellas con más fuerza que nunca, al igual que el ave Fénix-. Me da exactamente igual que metieras a una chica en la habitación, como si quieres meter a veinte. Bueno, en realidad sí que me molestó un poco porque se puso a toquetear mis cosas, pero la pringue que dejó en mi consola por cogerla luego de comer patatas se puede limpiar. ¿Sabes lo único que no se pudo arreglar esa noche? Que invalidaras mi sexualidad como si nada. Fuiste la primera persona de esta maldita ciudad a la que se lo dije, pero ojalá se lo hubiera contado antes a Akaashi porque él al menos no reaccionó como un gilipollas.

ESTÁS LEYENDO
Habitación 212
FanficKenma ha esperado durante toda su vida el momento de ir a la Universidad. Lo que más ansiaba era conocer a su compañero de habitación de la residencia de estudiantes, pero al llegar allí tiene que hacer frente a su primera gran desilusión. No obstan...