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La primera alarma consigue sacarme del mundo de los sueños, pero no lo suficiente. Me revuelvo un poco en la cama para encontrar otra postura cómoda e intento volver a dormirme. Sin embargo, el sonido de la segunda alarma frustra mis intenciones. Es en ese momento cuando escucho la cadena del baño. ¿De qué material están hechas estas paredes para poder escuchar el baño de las habitaciones de al lado?

- Joder -murmura una voz masculina un tanto ronca a mi lado-. No entiendo cómo no te has podido despertar con esa alarma. Venga, muévete de la cama o te dejo aquí encerrado hasta que vuelva de la Universidad.

Mi mente recapitula rápidamente todo lo ocurrido el día anterior, aunque se puede resumir en una sola palabra: Kuroo. Él era quien había tirado de la cadena del baño; no hay ningún problema con el material de las paredes, el ruido procedía de mi propia habitación. Lo que quiere decir que... Abro mis ojos lentamente, acostumbrándome a la claridad, hasta que la cara de Kuroo aparece ante mí.

- Buenos días, Bella Durmiente -dice con una sonrisa socarrona.

Me permito el lujo de fijarme un poco en su apariencia. Sigue exactamente igual que cuando le vi por última vez antes de quedarme dormido, aunque ahora está despeinado debido a que se acaba de levantar.

- Si quieres un beso para despertarte del todo, dímelo.

La referencia que hace a la película de Disney consigue sonrojarme, pero gracias a eso me levanto finalmente de la cama. Es imposible que siga adormilado si desde buena mañana me dice cosas de ese tipo.

Me encierro en el cuarto de baño con el neceser y la ropa que dejé preparada el día anterior. Puede que a él no le importe desnudarse delante de mí, pero a mí todavía me faltaba conseguir mucha confianza en mí mismo para hacerlo delante de una persona desconocida.

Después de seguir mi rutina mañanera, me observo durante un rato en el espejo. No sé si es buena idea ir con esta camiseta tan colorida a la Universidad porque no quiero llamar la atención. Normalmente suelo utilizar colores oscuros o apagados, pero en un arrebato de confianza compré esta camiseta cuando fui con mi madre al centro comercial un par de semanas antes de que comenzaran las clases. Quizás debería coger una camiseta básica blanca.

Cuando salgo del cuarto de baño me encuentro con que Kuroo también se ha cambiado de ropa. Lleva unos vaqueros, una camiseta blanca de mangas cortas con un ovni encabezada por la frase "ready for aliens" y unas botas militares blancas. No obstante, debo admitir que lo que más me gusta del look es que me permite observar sus tatuajes.

- Me gusta esa camiseta.

A pesar de que llevo ropa, me siento desnudo bajo la mirada de Kuroo.

- Creo que es demasiado llamativa para ir a la Universidad -admito, dirigiéndome hacia el armario con la intención de coger otra camiseta. No debería haberme vuelto tan creativo ayer.

- Estás de coña, ¿verdad? -niego con la cabeza. Ya tengo la camiseta en la mano, pero Kuroo me la quita-. La que tienes puesta es perfecta para ir a clase o para cualquier otra ocasión en la que te apetezca ponértela. Recuerda que nunca se llama la atención lo suficiente.

- Bueno, todo tiene sus límites -replico con una sonrisa. Ese comentario de Kuroo ha conseguido hacerme sentir mejor conmigo mismo-. ¿Me devuelves mi camiseta o todavía no?

- Solo si la vas a volver a guardar en el armario.

- Lo prometo.

Una vez que la camiseta está en su sitio, me dispongo a bajar al comedor, hasta que recuerdo que Kuroo está todavía en el cuarto de baño. Cuando entro, el susodicho está delante del espejo intentando conseguir darle a su pelo efecto desenfadado sin que se note demasiado. Un mohín muy gracioso cruza su cara con cada intento fallido.

Habitación 212Donde viven las historias. Descúbrelo ahora