Cierro la puerta de la habitación con sumo cuidado por si acaso Kuroo todavía está durmiendo, algo que es probable teniendo en cuenta la hora a la que volvió de fiesta, pero, sorprendentemente, le encuentro sentado en mi cama concentrado en lo que parece un bloc de dibujo. Bueno, más que concentrado parece frustrado, como revela su ceño fruncido. Otro hecho que consigue asombrarme es que ha hecho la cama, pero seguramente no habrá cambiado las sábanas, cosa que me tocará hacer más tarde porque se ha acostado ahí sin siquiera quitarse la ropa.
Sé que debería decir algo, pero no puedo apartar la mirada de él y, por segunda vez a lo largo del día, me repito lo guapo que es. También se ha cambiado de ropa, decantándose por algo más sencillo en esta ocasión: unos vaqueros y una sudadera negra.
Mi mirada se desvía rápidamente hacia sus pies, adornados con dos grandes mandalas en el empeine. Luego, me detengo en sus manos. En la derecha, tiene tatuada la palabra truth en cada uno de los dedos, mientras que en la izquierda tiene unas simples líneas decorativas en el dedo índice y el anular.
Entonces, Kuroo levanta la vista del bloc de dibujo, pillándome observándole. Si me pudiera poner más rojo que ahora mismo, no me cabe duda alguna que lo estaría. Lo único que quiero es que se abra un agujero en mitad de la habitación donde poder tirarme como si se tratara de una piscina.
- Hola.
No sé por qué eso es lo primero que se me ocurre decir, pero a Kuroo parece hacerle muchísima gracia, porque esboza una sonrisa divertida una vez más. Me estoy empezando a cuestionar si realmente soy gracioso sin pretenderlo porque la gente no deja de reaccionar de esa forma cuando hablo.
- ¿Cuánto tiempo llevas ahí parado? No te he escuchado entrar.
- Acabo de llegar -respondo, notando como la vergüenza va decreciendo-. He intentado no hacer ruido porque pensaba que estarías durmiendo, no esperaba encontrarte dibujando.
- No suelo dormir mucho.
- Das la impresión de que sí -repongo mientras recojo del suelo la ropa que me quité cuando llegué de la discoteca y la echo en el cesto de la ropa sucia-. Supongo que las primeras impresiones engañan.
- Seguro que tú duermes mucho o, por lo menos, te cuesta madrugar.
- Ambas -admito con una pequeña risa.
- Me lo imaginaba -Kuroo sonríe también, pero esta vez es una sonrisa sincera, sin segundas intenciones-. Cuando he llegado esta mañana no he podido hacer más ruido pero no te has despertado hasta que no me he puesto delante de la cama. Si hubiera sido un asesino estarías en una situación un poco complicada ahora mismo.
- Pensaba que eras alguno de mis amigos así que por eso no me preocupé.
Kuroo no dice nada más y vuelve a centrar toda su atención a su bloc de dibujo. Me tomo esa reacción como una señal de que no quiere seguir conversando, así que me siento delante del escritorio colocado en la derecha y enciendo mi portátil para comenzar a trabajar un poco de una vez por todas. Lo único que quiero hacer es poner orden los apuntes que he cogido en clase a lo largo de esta semana.
Intento concentrarme en lo que tengo delante de mí, pero me resulta imposible sabiendo que Kuroo está a pocos metros de mí. No me gusta el silencio y mucho menos con personas a las que acabo de conocer. Siento la necesidad de llenarlos sea como sea, pero en esta ocasión no tengo ni idea de qué decirle.
- Por cierto -empiezo a decir después de darle vueltas durante un rato. Cuando giro la cabeza para mirar a Kuroo, me percato de que él me estaba observando con la misma intensidad con la que yo le estaba observando anteriormente-, le he dicho a uno de mis amigos que puede venir esta tarde aquí para hacer juntos una actividad de clase. Espero que no te importe.

ESTÁS LEYENDO
Habitación 212
FanfictionKenma ha esperado durante toda su vida el momento de ir a la Universidad. Lo que más ansiaba era conocer a su compañero de habitación de la residencia de estudiantes, pero al llegar allí tiene que hacer frente a su primera gran desilusión. No obstan...