El camino a la estación es lo más tedioso del mundo. Hasta ahora, no he tenido que hacerle frente porque mis padres insistieron en traerme ellos mismos en coche el primer día, pero solo de pensar en tener que repetir todo este proceso cuando tenga que volver a casa me dan ganas de quedarme en la residencia para siempre.
En primer lugar, hemos tenido que caminar durante diez minutos hasta la parada del autobús. Luego, hemos estado montados en ese vehículo del demonio durante cuarenta minutos (de pie, por supuesto) hasta que por fin nos ha dejado en otra parada. Desde esa parada hemos tenido que andar otros diez minutos hasta la estación. Por suerte, la estación está casi desierta porque es demasiado temprano, así que podemos estar sentados en uno de los bancos del andén mientras esperamos el tren de Yaku.
Cada vez siento los párpados más pesados, pero me obligo a mantener los ojos abiertos porque no quiero quedarme dormido sobre el hombro de Lev. Justamente cuando creía que iba a tener que darme por vencido, escuchamos el sonido del tren, lo que consigue activar mi cuerpo otra vez.
Una vez que el tren ha parado, comienza a salir gente por doquier, pero pasan unos cuantos minutos hasta que finalmente distingo la figura de Yaku saliendo de uno de los últimos vagones. Nuestras miradas conectan al instante, dando lugar a que una sonrisa maternal aparezca en su rostro mientras observa a los tres chicos que me acompañan. Le dije que había hecho amigos, no sé por qué se sorprende tanto.
- Una cosa -digo antes de que Yaku llegue a nuestra altura y, en un instante, tengo la atención de todos-. No mencionéis nada acerca de su estatura, ese es un tema totalmente prohibido.
Yaku me saluda a mí primero con un pequeño abrazo a pesar de que sabe que odio las muestras de cariño físicas. Igualmente, sentir el contacto de una persona tan cercana después de tanto tiempo es agradable. Quizás es un poco exagerado eso de "después de tanto tiempo", pero han ocurrido tantas cosas a lo largos de estos días que parece que dejé mi ciudad natal hace una eternidad.
A continuación, presento a Yaku al resto del grupo. Todo parece ir sorprendentemente bien hasta que llega el turno de Lev, el cual parece que no ha visto a una persona de la altura de Yaku en toda su vida porque no puede dejar de mirarle con los ojos abiertos como platos. Además, decide soltar un inoportuno comentario sobre lo bajito que es, consiguiendo recibir una de las famosas patadas de mi amigo.
- Se lo advertí -musito cuando le oigo quejarse.
Hinata no pierde la ocasión de meterse con Lev por lo ocurrido mientras que el chico sigue lamentándose y diciendole a Yaku que es malo por hacer eso nada más conocerle. Por el contrario, Akaashi observa la escena con una ligera sonrisa, pero decide mantenerse al margen por si acaso acaba recibiendo también.
Cuando los ánimos se han calmado un poco decidimos ponernos en marcha rumbo a la residencia otra vez para que Yaku deje su mochila, pero el chico asegura que no es necesario porque no ha traído tantas cosas puesto que solo va a pasar una noche. Oír eso me supone un gran alivio porque no me apetece tener que realizar otro viaje infernal de vuelta a la residencia ahora mismo.
Nuestra primera parada acaba siendo en la cafetería de la estación porque esta mañana no pudimos probar bocado en el comedor por mi culpa: me costó tanto conciliar el sueño la noche anterior que Hinata tuvo que irrumpir en mi habitación gritando sin cesar para conseguir que me despertara.
El rato que pasamos en la cafetería es bastante agradable porque Yaku se adapta al grupo fácilmente, cosa que no es difícil teniendo en cuenta las habilidades sociales de Hinata. Además, Akaashi es tan educado que resulta complicado no llevarse bien con él. El único problema parece ser Lev, pero puedo observar cierto deje de diversión en la expresión de mi amigo cada vez que le suelta una respuesta borde o cortante.

ESTÁS LEYENDO
Habitación 212
FanfictionKenma ha esperado durante toda su vida el momento de ir a la Universidad. Lo que más ansiaba era conocer a su compañero de habitación de la residencia de estudiantes, pero al llegar allí tiene que hacer frente a su primera gran desilusión. No obstan...