Emilia terminó de guardar la leche de Martina en el pequeño bolso, después guardó toda la documentación y la dejó sobre la mesa.
Se irían por la madrugada al aeropuerto, con destino Brasil, a disfrutar de unas vacaciones en familia.
Pensaba que era una buena manera de olvidar todo lo ocurrido en este año vivido en el Like.
Todo lo que había pasado, y todo lo que había aprendido.
Fue un año bastante nuevo para su vida, con buenos y malos momentos, pero de cada uno aprendió algo.
En este año había experimentado tantas cosas, había vuelto a creer en el amor, el amor verdadero, su amor verdadero con Claudio Meyer, el argentino celoso loco que amaba con locura. Fue una idiota al pensar que algo pasaba con Diego, cuando lo único que pasó fue que su mente le jugó una mala pasada, pero todo tiene su final. Nunca podemos esperar un final feliz siempre, a veces hay que saber perder para aprender.
Este año, había conocido a maravillosas personas y otras, que se habían ido de su vida.
Silvia, no había vuelto a hablar con ella ni siquiera se interesó en saber qué fue de su vida, era mejor así. Ella haría su vida por su lado y ella por el otro, tampoco había dado problemas, así que por esa parte estaba tranquila.
Raúl, su padre, el padre que siempre quiso a su lado. Había llegado un poco tarde, pero no le culpaba, sabía que con el poco tiempo compartido, eran dos almas gemelas. Él en tan poco tiempo se había ganado la confianza de Emilia y su amor, porque ya era su padre, y ese vínculo con él nunca había desaparecido.
Sus hermanos pequeños, que la llenaban de alegría y compartían tantas cosas juntos. Eran siempre su sonrisa asegurada, y los mejores tíos que había para Martina.
Conoció a dos locos muy celosos, Ulises, le había demostrado que la amistad era verdadera y sincera, le había hecho pasar buenos momentos. Le ayudaba, le daba consejos, le cuidaba y amaba a Martina, sin duda, Ulises era ya un hermano para ella.
Y luego estaba León, que a pesar de sus problemas familiares, había conseguido luchar por su libertad y le cuidaba mucho, porque siempre iban a estar el uno para el otro.
Conoció a mucha gente en el Like, amigas que serían para toda la vida, amigas que le habían apoyado desde el minuto uno que pisó el Like. Se había hecho de las mejores amigas de su ídola, había compartido cosas íntimas con chicas que al principio odiaba, pero que ahora las quería.
Había conocido más a fondo a Gabriel, Soledad y a Lala, que le habían dado siempre los mejores consejos y las mejores palabras de aliento, que le habían ayudado a pensar bien en las cosas.
Y conoció a Claudio, su mejor recuerdo del Like, nunca iba a olvidarse de él, de cómo ocurrió todo. Claudio le había enseñado en verdadero significado del amor, le había dado lo mejor de ella y él, lo mejor de sí mismo. Con él, aprendió que el amor no entiende ni de raza, religión, pensamiento… Sino a saberse guiar por el corazón, y eso, y confiar en uno mismo. Claudio iba a estar siempre en su corazón, siempre, aunque él la odiaba por comportarse como una niña. Le dolió las palabras que le dijo antes de despedirse, pero se las merecía, tal vez, Emilia pensaba que debía de haber luchado por él, pero ya no era posible.
Salió de su habitación y bajó a la sala, Raúl veía los dibujos mientras los tres pequeños de la casa dormían a su lado.
Emilia se sentó enfrente de él- ojalá duerman así en el avión- dijo Emilia con una sonrisa.
-Yo creo que sí, son muchas horas, además salimos tarde- Raúl se acomodó y cogió las manos de su hija- ¿Cómo sigues?
Emilia suspiró- no te voy a mentir, ando piense y piense en Claudio- dijo sincera- sus palabras fueron muy duras.
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¿𝗖ó𝗺𝗼 𝘀𝗲 𝗲𝘀𝗰𝗿𝗶𝗯𝗲 "𝗮𝗺𝗼𝗿"?
Fanfiction𝘓𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘢 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘥𝘢 𝘶𝘯 𝘨𝘪𝘳𝘰 𝘥𝘦 180°. 𝘠 𝘭𝘢 𝘵𝘦𝘰𝘳í𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘰𝘭𝘰𝘴 𝘰𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰𝘴 𝘴𝘦 𝘢𝘵𝘳𝘢𝘦𝘯, 𝘦𝘴 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘤𝘪𝘦𝘳𝘵𝘢. 𝘖 𝘴𝘪 𝘯𝘰, 𝘱𝘳𝘦𝘨𝘶𝘯𝘵𝘦𝘯 𝘢 𝘊𝘭𝘢𝘶𝘥𝘪𝘰 𝘔𝘦𝘺𝘦𝘳 𝘺 𝘌𝘮𝘪�...