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POV Natalia
Colgué el dibujo en mi cuarto nuevo y me quedé observándolo durante un rato. Alba Reche...que bonito nombre. Me había caído bien y me habría gustado hacernos amigas pero eso era imposible en una ciudad tan grande y con miles de personas. Quizás ni la volvería a ver el resto de mi vida. Por lo menos tenía un bonito recuerdo de ella, algo de lo que nunca me desharía.

Mientras terminaba de acomodar mis cosas me llamó Marta asomando su cabeza por la puerta.

-Natalia esta noche salimos de fiesta- estaba cansada pero me apetecía salir y disfrutar mi primera noche aquí

-¿Quién va?- pregunté

-Nosotras, Sabela, Julia, María que es una amiga mía que tienes que conocer, te va a caer genial, y otra chica más que va a traer María, pero no la conocemos ninguna. Es su mejor amiga, viven juntas pero desde hace poco por eso no la conozco- dijo Marta entrando en mi habitación

-Vale

-Guau, ¿Ese es el dibujo que te hizo?- preguntó Marta cogiéndolo para verlo de cerca

-Si, dibuja muy bien

-Dibuja de puta madre- dijo Marta abriendo mucho los ojos- yo quiero uno- nos reímos

-Podemos ir a buscarla a donde estaba antes

-Vamos- contestó Marta emocionada y corriendo por la casa para ponerse el abrigo

Caminamos hasta la calle donde se encontraba Alba. Al llegar no la vimos por ningún lado.

-¿Era aquí?- preguntó Marta mirando en todas direcciones

-Si

-Pues se habrá ido ya- se encogió de hombros

Volvimos hacia nuestra casa para prepararnos porque ya quedaba poco para que nos fuesemos de fiesta.
Me puse una pantalón y una camiseta que eran enteros amarillos llenos de ojos. Ya se que es raro pero me va ese estilo.

Marta y yo fuimos caminando hasta la discoteca ya que no quedaba muy lejos de nuestra casa. Al llegar nos adentramos entre la multitud de gente para encontrar a las chicas. Era un local grande pero había tanta gente que parecía chico.

Por fin las encontramos y nos acercamos a ellas.

-Hola- gritó Marta abriendo los brazos

-Hola- dijeron a la vez y nos dieron un gran abrazo

-Hola encantada, soy María- dijo María con un tono chulesco pero me molaba

-Igualmente, soy Natalia- le di un abrazo

-Mi amiga ahora viene, está en el baño- dijo María señalándolo, nosotras asentimos y nos fuimos a la barra a pedir algo de beber

-Una cerveza- pidió María

-Dos- dijo una voz que me sonaba de algo, me giré para verla y ahí estaba ella

-Por fin saliste, pensé que te había tragado el bater- le dijo María y ella se rió, al verme a mí sonrió y yo no podré evitar dedicarle una sonrisa también

-Ella es Alba- la presentó María

-Encantada- dijo Julia

-Un momento, tú me suenas de algo- Marta de llevó la mano a la barbilla- ¡no me jodas!¡Yo quiero un dibujo tuyo!- gritó emocionada al darse cuenta de quién era y ella se rió

-Jajaj

-¿Os conocéis?- preguntó María con el ceño fruncido

-Nos conocimos está tarde- dije sin poder despegar ojo de ella- me hizo un dibujo

-Ah pues qué bien, nos ahorramos largas presentaciones- todas nos reímos por el comentario de María

No me podía creer que Alba fuese amiga de María. Esto era cosa del destino que quería que nos conociéramos.

Lo estábamos pasando muy bien todas juntas. María me había caído de puta madre y Alba ya ni te cuento.

Quise tomar un poco de aire así que salí afuera del local a fumarme un cigarro. Al poco tiempo de salir yo, escuché unos pasos aproximarse hacia donde yo estaba.

-No sabía que fumabas

-Hay muchas cosas que no sabes de mí, Alba Reche- dije soltando el humo por mi boca

-Pues quiero conocerlas todas- contestó sonriendo ¿Eso quería decir que íbamos a seguir viéndonos?

-Vas muy rápido Reche- dije de coña

-Tú eras la que me hacía muchas preguntas- protestó siguiéndome el juego

-Digamos que eres una cajita llena de misterios- tiré el cigarro al suelo y me giré para verla por primera vez desde que habíamos salido a la calle

No dijo nada así que volví a hablar.

-Me alegro de haber vuelto a verte, pensaba que ya no te iba a ver más

-¿Tanto me has extrañado?- preguntó

No sabía de dónde salía tanta confianza, como si nos conociésemos de toda la vida, pero me gustaba.

-No me ha dado tiempo, además, no te conozco todavía

-¿Y a qué esperas?- dijo antes de entrar de nuevo al local y dejándome allí afuera asombrada por su respuesta

Entré dentro y las vi dándolo todo en la pista. Mis ojos se perdieron en cuanto vieron a Alba mover las caderas tan sensualmente. Bailaba realmente bien y yo me moría por bailar con ella. Me acerqué a ella y le susurré en el oído porque no me escucharía con la música tan fuerte.

-No sabía que también bailabas

-Hay muchas cosas que no conoces de mí- dijo imitando lo que yo le dije anteriormente

Al cabo de varias horas, todas estaban bebidas excepto yo. Eran ya las tres de la mañana y decidimos volver a casa. Arrastraban las palabras y yo me maldecía por haber sido la que no bebía y me tenía que quedar de cuidadora. Fuimos a cada uno de los portales para dejar a cada una en su casa. También dejé a Marta y le dije que iba a acompañar a María y Alba porque no estaban en estado de volver solas. Llegamos y las acompañé hasta su piso, eran capaz de caerse por las escaleras o quedarse dormidas en el ascensor. María nada más entrar se fue a su cuarto pero Alba se quedó parada y tuve que ayudarla. La cogí y la llevé hasta su cama. La senté y busqué entre su armario algún pijama, se lo puse a su lado en la cama e hice el intento de salir de su cuarto pero una voz dulce me frenó.

-¿Me ayudas?

No iba a quitarle la ropa, básicamente porque me pondría muy nerviosa. Para ser sinceras, esa mujer me parecía super atractiva y la idea de verla sin ropa no me parecía buena idea.

-Tú puedes sola

-No, porfa- puso morritos y me pareció la persona más mona del mundo

-Valeee- no me pude resistir

Le quité la camiseta y por suerte tenía sujetador. Me puse detrás suya para desabrochárselo y le puse la camiseta desde la misma posición así tan solo veía su hermosa espalda. Le bajé los pantalones y visualizé unas bragas rosas de lunares lilas, y no se porqué me causaron gracia. Le puse el pantalón de pijama y la arropé con la manta.

-Descansa- dejé un beso en su frente e hice el amago de volver a salir de su cuarto, pero otra vez me paró

-Quédate- me miraba de forma tierna, parecía una niña chica, no podía decirle que no

Cogí un pijama de ella y fui al baño para ponérmelo. Me quedaba algo corto pero era lo que había. Le mandé un mensaje a Marta para que lo leyese mañana y me tumbé en el otro lado de la cama.

-Gracias- susurró

-Denada

Me giré y me puse de espaldas a ella. De repente, notó un calor en mi nuca y un brazo por encima de mi cintura.
Se había pegado completamente a mí y no se porqué, pero me transmitía una cierta tranquilidad.

Tenía la sensación de que Alba Reche iba a ser alguien muy importante en mi vida.

Manchame de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora