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POV NATALIA
Pasaron varias semanas en las que estuvimos realizando la mudanza y ya nos encontrábamos instaladas en nuestra nueva casa. Todavía nos faltaba por trasladar todas las cosas de Alba de pintura y las mias de música, pero en general, ya estaba todo listo. Es verdad que era raro estar en un hogar nuevo, pero pronto nos acostumbraríamos a ello. Algo de lo que si estaba segura, es que me encantaba la convivencia junto a ella.

-Natalia, María viene a por mí, voy a recoger las cosas que me faltan, si quieres nos pasamos también a recoger lo tuyo

-Vale

Tal y como me dijo, María no tardó en llegar en su coche y rápidamente recogimos todo lo que faltaba. En una hora, ya estábamos de nuevo en casa guardando las cosas

-¿Cómo vas con las ilustraciones?- le pregunté cuando ya estábamos sentadas en el sofá, yo con el móvil y ella leyendo un libro

Levantó la vista del libro y contestó.

-Muy bien, me quedan dos por terminar

Tuvimos la suerte de que decidieron pagarle a Alba la mitad del dinero cuando tuvo hecha la mitad del trabajo. Les gustó mucho el resultado que estaba teniendo y es por eso que quisieron pagarle antes. Gracias a eso más el dinero que yo gané en el concurso, pudimos pagar la casa.

-Has hecho un buen trabajo, estoy orgullosa de tí- agarré su mano trazando círculos en la suya con mi pulgar y me mostró una pequeña sonrisa a la vez que sus mejillas se tornaban rosadas

-Tampoco es para tanto, solo hice lo que me pidieron

-E hiciste tu magia

-No tengo magia- negó con la cabeza pero con una gran sonrisa

-Claro que si, yo no sería capaz de hacer eso

-Porque no sabes dibujar, Nat- soltó en una carcajada recordando el día en el que a la pelinegra se le antojó dibujarla en la servilleta de un bar

* -Alba, ¿tienes un boli?

-No, ¿Por qué?

-Disculpe, ¿Tienen un boli para prestarme?- le pregunté un poco avergonzada a la mujer que se encontraba detrás de la barra

-Si- se fue hacia un lapicero que tenían al lado de la caja registradora y unas cuantas libretas y me lo dio

-Gracias

-¿Qué vas a hacer?- preguntó mi novia con mucha curiosidad

-Posa para mí- dije utilizando un tono burlón y actuando como si fuese pintora

-¿Es broma no?- empezó a reírse de mí

-No, ¿Te estás riendo de mí?- abrí los ojos impresionada

-Me río de lo tonta que eres- dejó de reir, aunque en su rostro todavía permanecía una sonrisa

-¿Qué pasa, que tú si puedes dibujarme pero yo a ti no?- me hice la ofendida

-Nat, no te lo tomes a mal, pero no dibujas muy bien

-¿Y tú qué sabes? Voy a hacer el mejor retrato de tu vida, vas a flipar- dije con aire chulesco causando que Alba negase mordiéndose el labio

Sujeté bien el bolígrafo y arranqué una servilleta del servilletero. Miré a Alba y analicé cada parte de su bello rostro. A continuación, dejé que la tinta del boli fluyera en el papel. A decir verdad, me estaba costando un poquito, un poquito mucho mejor dicho, y Alba se reía de las caras que yo ponía al intentar dibujarla, lo que conseguía desconcentrarme.

Manchame de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora