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POV Natalia
Hoy comenzaba a trabajar desde que había llegado a Madrid. Mi trabajo consistía en subirme a un escenario y cantar algunas canciones para que el público estuviese entretenido y visitaran más el bar. Las actuaciones eran por la noche a las 22:30, los martes, viernes y sábados.

Cuando vivía en Pamplona, solía cantar por las calles de allí para ganar algo de dinero, pero eso era distinto a cantar en un escenario con mucha gente mirando.

Opté por ponerme un traje de chaqueta morado y un top negro para la ocasión. Me planché el pelo y me maquillé con colores oscuros.

Pedí un taxi para que me llevase al bar. Tendría que comprarme una moto porque no me iba a llevar toda la vida viajando de un lado a otro en taxi. El carnet de la moto me lo saqué hace tres años, cuando tenía 17, y cogía la moto de mi padre siempre para ir a los sitios, incluso cuando tenía una pelea con mis padres, me escapaba de casa con la moto y no volvía a los días. Se puede decir que en mi infancia fui algo rebelde, no me importaba nada ni nadie, hasta que conocí a Mikel, el que es mi exnovio, y a partir de ese momento cambié totalmente para ser la que soy hoy en día.

Llegué una hora antes porque tenía que hablar con el que sería mi jefe y prepararme. Al entrar al bar, noté una sensación de tranquilidad. Me gustaba el estilo de ese bar.

-Perdonde, quería saber si puedo hablar con tu jefe- le dije a uno de la barra

-¿Quién eres?- preguntó extrañado

-La nueva cantante

-¡Ahh! Si un momento, encantado, soy Abraham- me estrechó la mano y desapareció por una puerta

-Natalia, ¿Eres tú verdad?- dijo un señor de pelo grisáceo pero bien conservado, mostraba una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja

-Si

-Un gusto conocerte, soy Roberto, vi tus vídeos y tienes muchísimo talento

-Gracias

-Vamos a mí despacho y hablamos mejor- se fue hacia una sala y yo le seguí

Su despacho no era muy grande pero bastante acogedor.

-Te tenía que comentar lo del salario que ganarías, pues a ver, ya te dijo Marta que tendrías que cantar martes, viernes y sábados, pero no sabías cuanto ganabas- movía mucho las manos y hablaba como se fuese un empresario

-Exacto

-Ganarías unos 250 euros al mes, no sé si está bien

-Si si, perfecto- me bastaba con poca cantidad, lo que me importaba era poder conseguir algo para ahorrar

-Pues listo, ¿alguna cosa más que necesites saber?

-No

-Entonces te puedes preparar para la actuación- sonrió- te va a salir genial- me giñó un ojo y salí de allí

Era muy amable Roberto, me había caído super bien y me gustaba que fuese mi jefe.

Me subí al escenario y saqué mi guitarra, todavía quedaba como media hora pero tenía que afinarla y ensayar un poco.
La poca gente que había me miraba e incluso aplaudían cuando terminaba de cantar. Al rato comenzaron a llegar más gente y entre toda esa gente, estaban mis amigas. Me acerqué a ellas para saludarlas y poder soltar un poco los nervios de la actuación.

-Holaaa- dije emocionada

-Hola, ¿Estás nerviosa?- preguntó Marta- porque yo si, y eso que no soy la que canta- dijo rápido, se notaba que estaba nerviosa

Manchame de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora