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POV Alba
Quería matar a María, a saber que le había preguntado a Natalia para que dijese mi nombre. Por un lado quería que saliese cara y poder saber la pregunta pero también me daba miedo que fuese una pregunta de esas entrometidas que hace la Mari. 

Natalia lanzó la moneda y nada más caer todos la miramos atentos. Natalia se relajó al ver que salió cruz y a mí me entraron más ganas por saber cuál era la pregunta.

-Te salvaste morena- dijo María sonriendo

-Jo, yo quería saber la pregunta- dijo Marilia con su voz tan tierna que parece una niña pequeña y nos reímos

Dejamos de jugar y nos pusimos a bailar como antes, aunque yo estaba más pendiente a otra cosa, a la pregunta. Me moría de curiosidad por saberla y yo iba a conseguir enterarme de cuál era. Me daban igual las normas del juego y quién las hubiese inventado.

Volví a salir a la terraza para volver a coger aire fresco, me agobiaba tanto tiempo en un sitio cerrado donde había mucha gente. Aunque más que una terraza era un balcón grande parecido a una terraza. Tenía una pequeña mesa con dos sillones y una barandilla donde yo siempre me apoyaba para contemplar la ciudad, y así es como estaba yo ahora.

-Te estaba buscando- dijo una voz muy conocida acercándose a mí y colocándose a mi lado en la misma posición que yo

-Llevo aquí desde hace rato- contesté mirando al frente

-Ah- se hizo un silencio y volvió a hablar- me gusta tu pijama, es muy sexy- se burló de mi pijama, la miré con las cejas levantadas y ella se rió

-Que tonta eres- dije riéndome

-Bueno es verdad, más bien parece el pijama de mi abuela- ahí sí tenía razón así que me reí más fuerte

-Nat...- cambié de tema así de repente- ¿Qué te preguntó María?- me giré para quedar frente a ella y ella hizo lo mismo

-Salió cruz, no lo puedo decir- levantó los hombros y puso una mueca divertida, se estaba cachondeando de mí

-Eso da igual, la quiero saber, porfa- junté las dos manos como si estuviese rezando

-Lo siento pero las normas son las normas

-Te doy lo que quieras a cambio

-¿Lo que quiera?

-Lo que quieras- en sus labios se formó una sonrisa que me hizo arrepentirme al momento de haber dicho eso

-Pues...- se llevó la mano a la barbilla para hacer como si pensase- dame un beso- puso morritos

Abrí los ojos por su petición, no me esperaba eso. Tenía muchísimas ganas de besarla pero me moriría de vergüenza si lo hiciese.

-¿Estás de coña no?- pregunté frunciendo el ceño

-No- sonreía y yo no entendía la gracia

-No te voy a besar, Natalia- dije seria

-Sin beso no hay pregunta- se encogió de hombros y se giró para irse de la terraza cuando yo la cogí del brazo parandola

-Está bien- volvió hacia mi sonriendo

Se acercó a mí y pasó sus brazos por alrededor de mi cintura pegándome a ella, subí mis manos a sus hombros, me puse de puntillas y dejé un pequeño beso en sus labios, con el que fue suficiente para que toda la piel de mi cuerpo se erizara por el contacto. Al separarnos, miré sus ojos y me empezé a poner muy nerviosa, el momento era algo incómodo, básicamente porque a mí me gustaba Natalia pero no sabía lo que ella sentía.

-Ahora la pregunta- dije intentando no trabarme al hablar

-Ui, ¿escuchaste eso? Creo que me han llamado- sonreía, se estaba burlando de mí o qué

-¡Eso no vale, yo cumplí con mi parte!- grité porque ya había salido de la terraza dejándome a mí sola con una acumulación de sentimientos y rabia por como se había escapado

Manchame de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora