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No entendía para que quería que bajase, pero al levantar la mirada del suelo lo entendí, ahí estaba ella, guapísima como siempre, apoyada en una farola.

-¿Qué haces aquí?- pregunté sorprendida

-Hola, peque

-Ay dios que vergüenza- desvíe la mirada al suelo

No estaba acostumbrada a verla en persona, bueno es que solo la había visto una vez en persona así que no sabía cómo interactuar, no es lo mismo que una videollamada.

-Ay que mona- pasó sus brazos por alrededor de mi cuerpo para abrazarme y sentí que el frió de repente me había abandonado

¿Pasa algo si digo que no supe reaccionar?¿Que me quedé tiesa como un palo porque no esperaba nada de aquello? Básicamente, no esperaba encontrarme con ella así de inesperadamente. ¿También pasa algo si digo que me encantó el abrazo?¿Qué en persona me parecía mucho más guapa?

-Dios mío, no te recordaba tan alta

Reí tímidamente. Es que de verdad, entre los nervios que tenía, que el corazón me latía a mil por segundo por no esperarme su visita y la vergüenza que tenía, me iba a dar un patatús.

-Dios mío, que no como- soltó una gran carcajada

-Ya...es solo que no se...no te esperaba y pues no sé...no sé qué dec-me cortó, y menos mal que lo hizo porque no sabía ni lo que estaba diciendo

-Que mona eres enserio- volvió a abrazarme

-¿Y para qué me has hecho bajar?- pregunté levantando una ceja

-¿Te parece poco verme?- se hizo la ofendida llevándose la mano al pecho para darle más dramatismo

-No, o sea no me explique bien- solté una risilla- quiero decir que si vamos a ir a algún sitio o nos vamos a quedar aquí

-Como tú quieras

-La verdad es que me duelen un poco los pies de andar hoy todo el día- bufé

-Pues...mira vamos a sentarnos en ese banco de allí

Y eso hicimos, estuvimos hablando y a medida que pasaba el tiempo, la vergüenza se me iba pasando y me iba sintiendo más cómoda, como siempre me había sentido cuando hablábamos.

De repente noté como el frió volvía a colarse por mis huesos.

-¿Tienes frío?- preguntó y asentí con la cabeza

Entonces hizo algo que no esperaba para nada. Se acercó más a mi y paso sus brazos por alrededor de mi cuerpo para atraerme a ella y dejé mi cabeza apoyada en su pecho. Mentiría si dijese que no estaba en el cielo.

Al cabo de un rato nos despedimos con un abrazo y volví a la habitación intentando no despertar a mis amigas, que por suerte, cumplí con la misión y me acosté sin que nadie notase nada.

Penúltimo día de excursión ya que al día siguiente por la mañana partiríamos temprano para Pamplona.

Íbamos toda la clase caminando y no sé porqué, pero me separé de mis amigas y fui a buscar a otra persona.

-Hola- dije algo avergonzada

-Hola- me miró raro ya que no solíamos hablar

-Me he enterado de...-me cortó la frase

-Si vas a venir a burlarte como los demás, vete por favor- dijo mirando al suelo mientras andábamos

-En realidad venía a decirte todo lo contrario, quiero que sepas que te apoyo

Manchame de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora