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POV NATALIA
-Vamos a perder el tren

-Que no, y esperate- decía Alba corriendo por toda la casa en busca de sus llaves

-Alba, yo llevo las mías, no hace falta que las lleves tú

-¿Y si se te pierden a ti, como entramos cuando volvamos?

-No se me van a perder porque no soy como tú de despistada, ¿cuántas veces las perdiste ya?

-Dos veces sólo- buscaba entre los cojines del sofá

Arqueé una ceja y me crucé de brazos.

-Bueno tres veces

Volví a mirarle esta vez de forma divertida.

-Vale esta bien, la he perdido como cinco veces o más- levantó los brazos en señal de derrota- pero no es mi culpa que cuando las deje en el mueble de la entrada a las horas desaparezcan

-Ah es verdad, se me olvidaba que esto es como toy story, las cosas cobran vida y se mueven solas

Me miró de forma desafiante y me lanzó un cojín a la cara. No me lo esperaba y no me dió tiempo a cogerlo.

-Auch- me froté la mejilla porque a pesar de que fuese blando, me lo había lanzado fuerte y justamente la parte de la cremallera fue la que tocó mi cara

-Lo siento pero me estas agobiando, da igual vamonos

-Menos mal- suspiré

-Espero que no pierdas las llaves porque como lo hagas, estamos perdidas- me señaló con su índice y se giró para salir, su tono sonaba amenazante

-Que no las pierdo, pesada- le seguí por detrás

Le pegué en el culo con las palmas de las manos y metí la cara en su cuello para dejarle un beso ahí.

Las horas en tren fueron tanto entretenidas como aburridas. Hubo momentos en los que Alba y yo no parábamos de tontear y reirnos y momentos en los que estábamos calladas simplemente mirando por la ventana. También fue divertido enterarse de las conversaciones de los pasajeros que estaban cerca de nosotras, nos reímos bastante. La gente puede estar muy loca.

Aun así, era relajante ir en tren, por lo menos para mí. Me gustaba mirar por la ventana y ver lo rápido que se movía el paisaje, aunque la que me movía era yo. La sensación de tambaleo al andar por el pasillo para ir hacía el baño. Bueno he de decir que eso no era muy relajante pero da igual, me gustaba viajar en tren. Luego del tren tuvimos que andar un poquito para llegar hasta la casa.

-¿Y cómo se supone que debo de saludar a tus padres?- pregunté muy nerviosa cuando ya estabamos casi llegando

-Pues con dos besos y un hola, fácil y sencillo para toda la familia

-Eso si es que no sigue odiandome- puse los ojos en blanco

-Sabes que ya no te odia, entendió que virginia es solo una amiga

-Quizas mintió

-Natalia- paró en seco sus pasos- mi madre ya no piensa eso y, en el caso de que lo pensase, me da igual porque yo te amo y la opinión de mi madre no va a influenciar en la mía

Me cogió por los mofletes y besó mis labios. Sus palabras consiguieron sonrojarme.

-No sabía que en Elche hubiesen tantas palmeras- cambié de tema

-Pues ya lo sabes, es una de las cosas que más me gustan de aquí

Ya nos encontrábamos delante de la casa y Alba llamó al timbre. Mentiría si dijese que no estaba temblando de los nervios. Alba debió de notarlo poque entrelazó sus dedos con los míos y me dió un apretón de mano como si quisiera recordarme que estaba ahí.

Manchame de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora