No tardé en llegar a mi casa. El sol se iban y las personas no hacían lo opuesto. Sentí un olor y comprobé que estaba sudado, nunca me había dado asco en un sentido literal. Aunque sabía que por dentro yo era una gran mierda: Luego de un debate interno, decidí darme una ducha. Me quemé porque no podía regular la frialdad. Quería ser rico, así podría estipular el calor:
Unos minutos después, cerré la canilla resignado. Al menos me había pasado jabón por casi todo el cuerpo, lo que era idóneo; y si bien no olía a mugre, tampoco era una persona lo que se dice impecable. Bañarme era el primer paso del nuevo Hank en la luna, como hacíamos con Ingrid cuando era feliz: Por si no quedó muy claro ella se HACÍA EYACULAR. Era fanática de frotarse con el cojín de su sofá; yo le tomaba la mano y la movía hacia adelante y hacia atrás: luego cambiábamos y me daba con su látigo rosa (de cuero, con plumas, era todo un asunto). Me ponía esposas y antifaz y me pedía que cediera: me guiaba hasta la ducha y me seguía golpeando... A veces creía que su placer era un poco nocivo. Pero en ese momento solo podía obedecerla: Se apuntaba con la alcachofa furiosa; y me usaba de juguete para que entrara en el ANO: el aroma de su pulpo me ponía cachondo. Acto seguido todo era por su PUERTA TRASERA (no sé por qué me creía un nefasto poeta...) Yo le pegaba justo luego de que ella me liberara; y nos veníamos a la par al culminar el orgasmo.... Y eso solo si teníamos un "recreo" en su casa -¡porque en la mía honestamente ni tocábamos un libro...!- Bueno ninguno que tuviera que ver con Psicología: (aunque sí que nos gustaban las revistas de mi padre). Algo imprudente de desarrollar sin reservas -pero yo la amaba a ella, no solo a su cuerpo-. Una ironía en relación a el Complejo de Don Juan. Me incorporé y me di cuenta de que necesitaba un trago. ¡No importaba de qué, un trago de lo que fuera!: Vodka, whisky, fernet, semen o Manaos de pera.
Mis bolsillos demostraban que ya era un indigente. Por lo que decidí robar en el negocio de enfrente: Entré con cautela y me aseguré de que no hubiera más clientes. Entonces pegué una corrida tan buena que parecía Usain Bolt. Bebí un trago y me deshice de las latas de cerveza. La luna blanca resaltaba la negrura del cielo; las estrellas también me sorprendían, no se podían calcular... Un aroma a atún rojo se ganó mi atención:
-¡Ahí estás idiota! –exclamó una voz desde atrás.
Me di la vuelta y noté que ambas estaban muy buen vestidas. Se veían deslumbrantes (aunque para mí las mujeres siempre lo hacen). Luego saqué un papelito y lo leí en voz alta:
–Primera pregunta.... –Hice una pausa dramática- En la producción de una película, me gustaría participar en: a) La elaboración del guión... –Negó con la cabeza- b) Actuación... –No hizo falta ni que moviera un músculo- c) Publicidad y marketing... –Se encogió de hombros- d) Elección y preservación de los escenarios naturales... -Una mueca de confusión se apoderó de su rostro- e) o edición de sonido y digitalización.
-Ninguna de esas.
-¡Tenés que elegir una, PEDAZO DE ESTÚPIDA! –Me pegué en la frente con la palma de la mano- Segunda pregunta... Me gustaría conocer o haber conocido a: a) Albert Einstein. -¡¿Y ese quién es?!
-¡Tiene que ser una broma! –La pelirroja suspiró y bajó la mirada- Mozart, Bill Gate, Marie Curie o Sigmund Freud.
–¡Me parece que el de El malestar en la cultura!
-¡¿Y eso qué es?! –le respondí de forma hipócrita.
–¡¿No sabés?! -cuestionó ella porque era inteligente- ¡Ese es un libro en el que enseña cómo vencer a las masas!: ¡Si querés yo te lo presto; seguro que te fascina! -¡¿Populismo?! -pregunté ya que era algo que yo odiaba. -¡Psicoanálisis! -exclamó de un modo similar a Ingrid. Y por ende, se me puso la piel de gallina. Resoplé no muy seguro de qué iba a contestar: -¡Bueno, yo no creo en ese tipo de terapia! -Era cierto, gran teoría pero nada de lo práctico. Había tenido un mal recuerdo en la Práctica Profesional. -¡Bueno yo no concuerdo! -Me miró desafiante. La mujer a su lado puso cara de aflicción.- De hecho -y si me lo dejás intentar-: puedo augurar tu desconsuelo en un abrir y cerrar de ojos.
-Estoy seguro de que no hay modo de que lo puedas hacer. ¡Te apuesto un Rolls a que vos no lo conseguís ni por ahí!
-¿Cinco dólares? –preguntó provocante.
-¡¿Un PRESERVATIVO sabor piña es más útil, no?! –cuestioné mientras me encogía de hombros.
-¡TRATO HECHO! -Nos dimos la mano. Phoenix se la limpió cuando rodé los ojos:
-¿Vamos a comer algo? -exclamó la pelirroja- ¡Es que mi panza está vacía como la vida de Hank! Y era obvio que con "vida" se refería a mi PINGA. No era posible que lo hiciera como que NO SE LA COJIERAN: pues hasta los parapléjicos se la querían garchar.
Aunque Ella no nos dijo absolutamente nada. Vi que había una expresión de disgusto en su rostro; en relación con la primera pregunta del test. Pero no me haría el Sherlock hasta que no tuviera un Watson. Llegamos al lugar. Un mozo vino y nos preguntó qué queríamos ordenar. -¡Ahora andate que tenemos una cuestión que resolver! -La adolescente y yo la fulminamos con la vista- ¡Confiá en mí y en que ella es muy buena en esto! El chico musitó algo y se alejó furioso, la pelirroja me observó mientras yo me aguantaba la risa. -A ver Hank, ¿qué esperás del futuro? –dijo ella y me tomó desprevenido. -¡¿Vos querrías servir para algo, no?! -¡Pero si eso es imposible! –Suspiró desairada- ¿Quién sos y cuál es tu sueño? -agregó como si fuera toda una Psicoanalista. -¿Usar este forro cuenta? –respondí con retintín. Ella se tomó las manos con cara de pensativa: sus dedos se entrecruzaban con airosa rebeldía: -¿O "cogerme a la primera chica que me encuentre"? -Puede ser, aunque no entiendo la razón de la pregunta. -¿Cuánto hace desde el clímax de tu último amor? -¡La verdad que no me acuerdo! -¿Por qué te tocás el pelo? -Tengo que ir al baño. -Alguien me debe un condón, ¿qué te parece Ella? –Hubo un silencio mientras Okis no respondía- ¿Estás bien? -¿Qué? –exclamó el dolor de ano- ¡No, no me pasa nada! Bueno, la NINFA era más lista de lo que se podía argüir.
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Un roto de los nefastos
Teen FictionElla Hart es una simple mujer que subsiste con los juegos de Casino en Las Vegas, Hank Carson es un pobre escritor que decide mudarse a la gran ciudad, Pheonix es una pelirroja muy atractiva que cree no tener futuro y se siente una inutil. Los tres...