Capítulo 13

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Ella me fulminó con la mirada y se alejó furiosa. Yo estaba siendo un hipócrita. Les había dicho que no quería secretos pero intentaba ocultarme.
Al verla a lo lejos decidí correr hacía el baño de mujeres. Solo tardé unos segundos en llegar, aunque la jugadora de póquer ya estaba adentro. Al parecer tendría que aguantarme las ganas de meterme para contárselo todo sin ningún tipo de pretexto.
-¿Me podés hacer un favor? -Le pregunté a una jovencita antes de que abriera la puerta.
-Hoy no estoy disponible, lo lamento.
-¡¿Perdón?! -Exclamé indignado- ¡Necesito que le digas algo a una amiga, MALDITA SEA!
-"Oops"... -Rodé los ojos- ¿Antes me vas a decir la cagada que te mandaste, no?
-Evité contarle algo cuando antes había aclarado que no quería secretos.
-¡¿Y cómo pensás arreglarlo?!
-¿Con un "lo siento" va a ser suficiente, no?
-¡Súper original! -Respondió sarcástica- ¡Pero tiene derechos de autor! -Bufé ante la malísima referencia- ¡¿No te gusta Justin Bieber?!
-¡¿POR QUÉ NO CERRÁS EL CULO Y TE METÉS EN EL PUTO BAÑO, MIERDA?!
-¡Okey! -Se rió- ¿Me perdonás?
Terminó de abrir la puerta y la cerró dejándome afuera. Había sido un estúpido y necesitaba una segunda oportunidad, para mí nunca era distinto. La chica salió alzando los hombros con cara de "hice lo que pude". Pensé en peguntarle que había pasado cuando Hart salió de repente. Yo me quedé mirándola muy avergonzado de mí mismo. De hecho, en mi rostro había tanto arrepentimiento que podía ir a la iglesia y el cura en vez de preguntarme "¡¿Qué hiciste esta vez discípulo del demonio?!" me respondería algo como "Realmente mereces ser perdonado por tus pecados. Si todas las personas se arrepintieran tanto como vos, quizás el mundo fuera un poco más justo."
-Quiero escuchar lo que tenés para decir... ¿Dónde vamos?
-A nadie le importa lo que te voy a contar, acá está bien Okis.
-¿Ahora me vas a llamar así todo el tiempo, no?
-No sé Okis. ¿Qué pensás Okis?
Volvimos a la barra. Había un comediante haciendo reír a la gente, pero nosotros estábamos lo suficientemente serios como para desconcentrarnos.
Entonces, le dije lo que pensaba sobre querer a los demás. Siempre había apreciado a mis seres queridos y parientes (a la familia uno no la elije), aunque nunca le había importado a nadie de verdad. No tenía NI LA MÁS PUTA IDEA de cómo había hecho amigos. Al final algunos se alejaban y yo siempre terminaba sintiéndome un imbécil.
La jugadora de póquer no estuvo ni cerca de comprenderme, pero de todos modos respondió de una forma que me resultó destacablemente curiosa.
-¿Cuál es el problema de eso? -Alzó los hombros expresando irrelevancia- ¡Al fin y al cabo los demás no valen la pena! ¡Brindemos por ser un par de lobos solitarios, DEMONIOS!
-¡Tenés novio genia!
-¿Y? -Le dio una pitada a un cigarrillo. Luego, tosió un par de veces e hizo una pausa antes de proseguir- De todos modos estoy sola.
Hubo un silencio peculiar. Quizás teníamos miles de cosas para agregar, pero nuestros labios permanecían estáticos y el cómico se ganó nuestra atención. Había visto peores, aunque era imposible que superara a Malena Pichot.
A medida que iban pasando los minutos venía otro; así sucesivamente hasta que se volvieron demasiados y perdimos la cuenta. Si bien ninguno era lo suficientemente bueno como para ganarse nuestra exquisita aprobación, un negro logró PARTIRNOS EL CULO DE LA RISA.
Entonces, sentí una mano que me tocaba desde atrás y pensé que me habían confundido con alguien más lindo. De todos modos, me di la vuelta y era el barman. Yo no me podía creer que se lo hubiera tomado en serio.
-¡Lo de actuar en el escenario era una broma!
-¡Quizás no, pero tenés mucho para decir! -Nos miramos- ¡Bebieron cómo un par de CULIADOS! ¡¿Tienen suficiente dinero para pagar?!
La chica a mi lado le dio la tarjeta y el tipo nos cobró a la deuda de Paul Hunter. Phoenix había desaparecido con los chicos hace un poco más de media hora; y si bien no era por ser racista o machista, tenía un mal presentimiento.
Seguimos tomando hasta que se hizo de madrugada, la verdad era que en ese punto ya nos reíamos de cualquier cosa. Supongo que Hart me dijo que iría a hacer pichí, aunque tal vez era echarse un cago, arreglarse el pelo o hacer un trío con las prostitutas. Estaba demasiado borracho para escucharla, pero no lo suficiente como para pasar por desapercibido al comediante de color sentado en una mesa a lo lejos.
-¡Sos mi ídolo! ¡Quiero trabajar con vos! -Le grité desde lejos.
-¡¿A qué te referís?! -Exclamó volviéndose el centro de atención- ¡Sea lo que sea acepto! ¡Gracias por contratarme Hank!
-¡Eso último lo dije por qué estoy bajo del efecto del alcohol! -Me reí- ¡¿Y cómo sabés mi nombre?!
-Te vi hablando solo en el baño hace una par de horas... ¿Estás bien?
-Sí, gracias por preocuparte... ¿Mañana actúas de nuevo?
-Los intérpretes son los mismos todos los días... -Me dijo otro barman, el anterior ya se había ido hace rato.
Volvimos a nuestra respectivas casas. La desgraciada me saludó y despareció entre la multitud, al parecer también estaba cansada.
Entré a mi departamento sabiendo que no me quedaban muchos días en este. Entonces, me dormí sin dificultad... reír siempre se agradecía bastante...



Un roto de los nefastosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora