Capítulo 35

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Le pregunté por qué no aplicaba los consejos de Ella para llegar al orgasmo con tal de que se relajase un poco. La pelirroja se quedó pensativa unos segundos para luego mirarme conforme como si le acabara de dar un muy buen consejo.
Lo peculiar del asunto era que cada cuerpo se mima distinto; pero eso no importaba teniendo en cuenta el hecho de que había una chica muriéndose en la cocina. Seguro que se nos armaba alto quilombo y venían agentes del FBI a interrogarnos para ver si alguien sabía que droga había consumido u otras preguntas completamente ridículas a causa de que el daño ya estaba hecho. Dicho con otras palabras, desperdiciarían su tiempo buscando a un culpable que seguro estaba en Aruba bebiéndose unos cuantos "daiquiris de durazno colombiano". Muy probablemente, el narcotraficante era un amigo cercano del juez. Por ende, le daría una condena de dos días para luego dejarlo ir a continuar arruinando a las próximas generaciones.
-¿Puedo hablar de eso con Naomi? -Me preguntó con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
-Emm... ¿Hace falta? -Respondí nervioso al darme cuenta de que sus glándulas de Bartolino* estaban fuera de control.
-¡¿Por qué no?! -Exclamó encogida de hombros- No se conoce a una experta en sexología todos los días.
-¿A qué te referís? -Pregunté confundido.
-¡¿"Calesita" no te contó?! -La fulminé con la mirada; ella sabía que Mauricio y yo nos caíamos súper mal- Cuando fueron a inscribirse al concurso estaba leyendo una suerte de "enciclopedia de posiciones sexuales".
-¡ME RE CAGO* EN ESE PUTO CHUPAPIJAS! ¡SI NOS HUBIERA DEJADO QUEDARNOS ADENTRO TAL VEZ ESTÁBAMOS EN EL MOMENTO JUSTO!
La pelirroja se puso a llorar de la risa. Casi como por arte de magia, logré que se olvidara de la adolescente ya desmayada a causa de los químicos que contenía esa pastilla asesina. Si bien su risa era bastante dulce; también tenía una pizca de maldad. Esa chica me generaba algo de confusión. El simple hecho de pensar en que todo lo que había visto de ella no era completamente genuino me dejaba con un sabor amargo en la boca.
Por más que no fuera realmente mi hija. No quería que se decepcionara de ser sí misma. Pues no me quedaba ninguna duda de que le faltaba autoestima.
Por consiguiente, estaba dispuesto a tomar la cuestionable decisión de dejarla hablar sobre "las cosas turbias" con la reina de Francia. En algún punto, lo mejor era que ese tipo de temas se discutieran de mujer a mujer.
-¿Qué tal si entramos a ver qué pasó? -La miré sorprendido- ¡Ni que fuera algo raro! -Agregó con cierta frialdad.
Yo no me pensaba negar a pesar de que fuera a causarme impresión. Por ende, asentí con la cabeza medio atónito ante su comentario. Francamente hablando, su temperamento comenzaba a agradarme bastante. Pues alguien cuyos comentarios son más bien acertados es un gran amigo... e incluso mejor en el caso de que reflejen una forma única de ver el mundo...
Entramos a la mansión cuando escuchamos unas sirenas sonando desde afuera. La adolescente en cuestión no estaba bien. De hecho, se podría decir que prácticamente lo contario. Un par de médicos aparecieron y colocaron el cuerpo inconsciente en una camilla. Acto seguido, se la llevaron sin tomarse ni un segundo para pestañar. Naomi encendió un cigarrillo y le dio unas cuantas pitadas. Nadie se atrevía a mover un músculo a pesar de que la música sonaba muy MALDITAMENTE PIOLA, era probable que el parlante valiera más del triple que mi celular. El "silencio" atravesaba los minutos tal PORONGA el ano de un virgen homosexual (dolorosamente). Justo en ese momento, la experimentada sexóloga comenzó a darnos una especie de sermón explicando lo
"venenoso" de las sustancias que solíamos consumir. Luego, me pidió que le trajera otro vaso de machacado mientras la fiesta volvía a nacer tal embrión accidental (repentinamente).
Yo no quería ir a la pista porque era algo más bien infantil... pero cuando la vi bailar hasta el "Sapo Pepe" me pareció magnífico...
-¡¿Qué es lo que te asombra?! -Preguntó divertida- Hace unos meses iba a clases de zumba.
-No exactamente... -Musité- Eso es mover el esqueleto como si quisieras olvidarte de algo.
-Por si no te había dado cuenta, las recientes circunstancias no fueron excelsas*... siempre supe que danzar un poco nunca le hizo mal a nadie... -Suspiró profundamente- ¿Qué opinás al respecto Hank? -Agregó dando a entender que buscaba una pareja de baile.
-Quizás más tarde... -Respondí cabizbajo- Ahora tengo que cuidar a una "ovejita" para que no se la coman los "lobos".
-¡En mi casa yo pongo las reglas! -Exclamó de brazos cruzados- ¡Si lo hacés después te muestro mi cuarto!
-¡¿Por qué DEMONIOS se supone que yo querría ver tu habitación?! -Exclamé confundido.
No sé... -Susurró encogida de hombros- Supongo que de esa forma me conocerías un poco más.
Justo en ese momento, divisé a la colorada hablando con un chico a lo lejos y decidí comprobar que nada malo estuviera pasando. Ralph movía las caderas como un SUBNORMAL y me dolían bastante los ojos. Además, sentí un par de puñaladas fantasmagóricas* en la sien; las cuales no se irían si no me mojaba la cabeza con urgencia. La noche había sufrido una suerte de ruptura y la tranquilidad ya no abundaba. Mientras tanto... Naomi seguía moviendo el esqueleto como si fuera una MALDITA diosa...









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Aclaraciones:

Glándulas de Bartolino: Se encargan de lubricar los labios vaginales durante la función sexual.

Cagarse: Expresión suprema de disgusto e insulto ante algo o alguien.

Excelso: ue destaca enormemente por sus extraordinarias cualidades.

Fantasmagórico: Que es una ilusión de los sentidos o tiene las características de esta.

Un roto de los nefastosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora