Capítulo 19

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Se sentía genial. Yo pisaba el acelerador y las viejas ricachonas que tomaban algo sentadas en las mesas de una "casa de té" se CAGABAN TODAS (de miedo). Incluso un niño pequeño que andaba en bicicleta con su padre se puso a llorar desconsoladamente al dársela contra un poste gracias a desconcentrarse por el sonido del motor... era como estar en el PARAÍSO...
Mientras tanto, Ella fumaba y fumaba y continuaba fumando. A mí no me gustaba para nada verla haciéndolo. Pero yo también había pasado por lo mismo hace ya varios años y por ende la entendía.
Entonces, una lamparita se prendió en mi mente cuando un interrogante que podía ser tomado de mal gusto apareció en mi mente. Dudé un poco, pero seguir viendo como fumaba me resultaba incluso peor. Así que exclamé sin miedo.
-¿Te puedo preguntar algo?
La jugadora de póquer me observó de reojo para luego responder de una forma demasiado lógica.
–Está bien. Pero eso no quiere decir que te valla a responder. Entiendo que debamos ser honestos entre nosotros... aunque todos tienen cosas privadas que prefieren guardarse para si mismos.
-¿Le "sacás veneno a la serpiente" de vez en cuándo?
Tuve que esperar unos minutos hasta que al fin dejó de reírse. Mientras tanto, yo solo miraba al frente para no chocar; sintiéndome un estúpido, imbécil, idiota, pendejo y todos los sinónimos posibles al mismo tiempo... lo estaba haciendo por una buena causa...
–A ver... -Se sacó una lágrima- Siéndote sincera últimamente no me estoy dando ese lujo... ¿Me podés explicar a qué va la pregunta?
-Le recomendé a Phoenix hacerlo para dejar de estar tan nerviosa y me respondió "Supongo que podría intentarlo" .
–Más te vale que no te parezca raro... ¡Para nosotras es algo completamente distinto!
-Nunca hablé de eso con una chica, así que no tengo el criterio suficiente como para que me llame la atención.
-¿Nunca?
–No, nunca... ¿Por qué?
-¿Te molesta que fume?
-¡No evites una pregunta con otra pregunta!
-En el casino te escuché hablando solo acerca de una chica contándote cómo y con qué verduras le gustaba hacer eso.
-¡La verdad es que fue una estupidez! ¡No entiendo por qué ese recuerdo sigue en mi mente después de tanto tiempo!
-¿Quizás te importaba ella, no?
Hubo un silencio. Lo curioso de todo esto era que Ingrid estaba muerta para mí, aunque sí me molestaba el hecho de que todo había terminado de repente. Tal vez decir que en ella encontraría un futuro mejor funciona como punto de partida para explicar lo complejo de la situación... aunque quizás no...
Tal vez solo necesitaba una buena cerveza, o una copa de vino, o un tequila, o una botella de ginebra... quizás todo eso junto...
-¡No! ¡Pero me hacía la tarea y tenía un CULO tan bueno que ni siquiera se puede compar con el tuyo!
-¿Se supone que debería sentirme halagada?
-¡Todo lo contrario! ¡Dije que las NALGAS de Ingrid se parecen a dos manzanas mientras que las tuyas son más bien como un par de duraznos!
-Respondí en broma.
Hart rodó los ojos y siguió fumando, así que yo hice lo mismo. No era el mejor día de mi vida pero tampoco el peor.
Entonces, vi un cartel que podía sacarnos de la ruina a ambos y exclamé fuera de mí.
-¡Tenemos que participar en ese concurso de teatro, quizás ganamos y me compro un Rolls-Royce de segunda mano!
-Sería menos egoísta de tu parte usarlo para pagar el auto de Phoenix. ¿No?
-¡ES UN MALDITO ROLLS-ROYCE DE LO QUE ESTAMOS HABLANDO, ESTÚPIDA DE MIERDA!
Pisé el acelerador y estacioné en el primer hueco que encontré. Había muchísima gente esperando detrás de la puerta, era una fila larguísima. Necesitábamos hacer algo para entrar antes que los demás, Ella se encargaría de eso mientras yo me colaba entre la multitud.
-¡Estoy teniendo un infarto! ¡Alguien haga algo por favor! 
Un médico corrió a través de las personas empujándolas, algunos de los chicos aprovecharon la confusión para saltearse un par de lugares. Entonces, me di cuenta de que todos tenían aproximadamente veinte años. Por lo que supuse que el lugar estaba relacionado con la universidad de Phoenix.
–¡Necesito arreglar las cosas con el amor de mi vida! ¡Déjenme pasar, se los ruego! 
–Si te dijo que no te quiere más deberías rendirte... -Respondió una chica seria y de brazos cruzados.
Así que le hice caso y "tiré la toalla", sería cuestión de esperar como todos los demás. 
-¿Me podés explicar el concurso de teatro, si no te molesta? 
-¿Por qué entraste a la fila sin entender dónde te estabas metiendo?
-Necesitamos "cashe"... –Dije señalando a la jugadora de póquer- 150.000 dólares es suficiente para mí. 
–Me parece que leíste mal... ¡La idea es recaudar dinero, no hay ningún premio! 
-¡¿Cuál es el sentido de hacer un concurso en el que al final nadie gana nada?!
-¡Van a venir estrellas del cine, es una oportunidad inmejorable!
-¿Escuché mal o dijiste "estrellas del cine"? 
-¡Es una exageración! ¡Simplemente son empresarios que podrían contratarnos para actuar en películas de verdad!
-¿Algún requisito que tendría que tener en cuenta?
-Sí... -Respondió una rubia que me resultaba familiar- ¡No se permiten imbéciles! ¡Yo creo que deberías irte cuanto antes!
-No entiendo... ¿Vos sos amiga de la pelirroja o no? 
-¡Sí! –Respondió el canadiense- ¡Ahora desaparecé de mi vista antes de que te presente a mi amigo! (romperte el culo a puñetazos) 
-¿Nos prometés que no te vas a poner celosa, lindura? –Le pregunté a ella.
-¿De qué está hablando? 
-¡Nos conocemos de antes Antoine! (se pronuncia en francés como el nombre del jugador de futbol, Griezmman) ¡Y mi amigo se llama "darle su merecido"! 
-¡Pensé que era "romperte el culo a puñetazos"! –Respondí divertido- ¡Cómo sea! ¡Ya me duele la cabeza de hablar tanto con idiotas! ¡Nos vemos en Disney! 
Miré hacia atrás divisando a Hart. Luego, salí de la fila llevándome por delante a casi todos y corrí como Gareth Bale hasta frenar en seco delante de ellos. La jugadora de póquer gemía como una desgraciada. Esta MIERDA se les había ido de las manos... literalmente...
Los observé con más detenimiento y noté lo que estaba sucediendo. "Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar"; William Shakespeare. (Él le estaba acariciando la serpiente).
-¡Consíganse una habitación! –Exclamé enojado- ¡¿Y no se supone que te estaba agarrando un infarto?! ¡La idea era distraer a los demás para que yo pudiera saltearme la fila, no eyacular en un lugar público!
-Pensé que eras retardada... -Musitó el chico. 
-¡¿Osea que te estabas aprovechándo de una discapacitada mental para...
Él se fue sin responder. Hubo un silencio bastante peculiar hasta que ella se atrevió a dirigirme la palabra.
-¿Soy muy buena actriz, no? 
-¡POR EL AMOR DE JESUCRISTO! ¡SOLO CERRÁ EL CULO Y ACOMPAÑAME A SEGUIR HACIENDO ESA PUTA FILA DE MIERDA! 
-Bueno... pero tal vez tarde un poco con lo primero.

                                                                             

Un roto de los nefastosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora