Yo estoy bien

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"Dejar ir significa llegar a la conclusión de que algunas personas son parte de tu historia, pero no de tu destino"

Pasaron dos semanas desde que perdí a una de mis mejores amigas. Me sentía algo triste, realmente Gumi casi nunca nos hablaba, a menos que sea para algo absolutamente necesario como pedirnos que nos hagamos a un lado. Le escribí un par de veces y no me contestó, probablemente me creía culpable de la relación que había florecido entre su prima y Luka Megurine.

"Osita Gominola, ¿tienes ganas de salir a tomar un helado?"

"¿ O quieres ver una película en casa? Sólo nosotras dos"

"Te extraño, cabeza de brócoli"

"Si ya no quieres ser mi waifu sólo dilo"

... Y así fue como finalmente me bloqueó.

A pesar de que se esforzaba por alejarme, yo sentía que debía abordarla, hablar con ella a solas. Gumi y yo éramos parecidas en una cosa: mientras más queríamos empujar a las personas, era cuando más las necesitábamos. Y algo tan lindo e importante como nuestra amistad no podía perderse así como así. Las parejas iban y venían, pero son los amigos quienes nos acompañan cuando tenemos un corazón roto.

Moví mis dedos de manera inquieta sobre el pupitre en el que estaba sentada, y giré a mi derecha para ver a Hatsune sentada a mi lado.

El cabello le caía despreocupadamente sobre la mesa, la notaba bastante aérea, muy al pendiente de su celular y dibujando corazoncitos en su cuaderno. Había cambiado un poco en las últimas semanas, ya no la veía tan estresada con respecto a lo académico, e incluso era yo quien debía recordarle cuando teníamos trabajos pendientes.

Tenía entendido que ella y Luka se veían casi todos los días a escondidas de su hermano, quien todavía no le encontraba sentido al hecho de que su tierna Miku estaba interesada en las mujeres. Yo solo las había visto juntas una vez, cuando mi amiga me pidió que las acompañe a comprar ropa ya que no se sentía segura subiendo sola a su auto.

Debo admitirlo, era divertido tener a alguien como ella rondando. Pude conocer su lado más suelto y despreocupado, la pelirrosa era de esas personas que iban por la vida siendo, sin importarle lo que los demás podían pensar. Tenía algo que me recordaba a Oliver. Además, Luka tomaba de la mano a la peliturquesa en toda oportunidad posible, la rodeaba con los brazos y el contacto físico era algo constante, al punto en que me hizo plantearme lo lindo que sería estar así con alguien.

Si veíamos el lado positivo, mi amiga al menos estaba empezando a aceptar que le gustaba salir con ella, y me confesó que en la segunda cita la mujer de cabello rosado le robó un beso en los labios. Creo que a veces tener a alguien que nos guíe y nos acompañe era algo bueno, y Miku necesitaría todo el apoyo posible cuando decida contarle a su familia sobre su sexualidad. Los Hatsune no eran demasiado abiertos en ese aspecto.

Y como si no fuera suficiente que Megpoid me ignorara, también Mikuo estaba molesto conmigo. A él no le pensaba mandar mensajes tiernos, no se lo merecía después de cómo nos trató a Len y a mí. No tenía otra opción más que mantenerme a raya, esperar a que reaccione y se de cuenta de lo equivocado que estaba.

Con toda esa conmoción no pude avanzar más con la investigación de mi padre.

Me levanté de mi asiento de forma inquieta y fui sin titubeos hasta el pupitre de Gumi, aprovechando que su prima estaba distraída.

- ¿Por qué me bloqueaste? -le pregunté, tratando de no sonar demasiado brusca con ella.

- Ah, es mejor que mantengamos distancia por un tiempo -me contestó con la vista fija en su cuaderno.

EL PACTO | RiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora