EL PACTO | RiLen

Toda la verdad

- Así es, y la empresa te pagaría tu formación. He hablado con los socios, y hemos llegado a la unanimidad.

- ¿L-le... consultaste a Rin acerca de todo esto?

- Sí, ella es una de las que más ha insistido.

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"Si me extrañas y yo te extraño quizás algún día volveremos a estar juntos. Si por el contrario, esto se trata del final, gracias por tus sonrisas, tus caricias, tus abrazos, tus besos, tu apoyo. Para mí esto no fue en vano. Te agradezco a ti y a la vida por habernos permitido escribir esta historia con comas, interrogantes, exclamaciones, con puntos: algunos suspensivos e incluso con este punto final"

Retrocedí unos pasos al haber escuchado más de lo que debería, a lo que una avalancha de sentimientos iba directo a inundar mi corazón. Yo no habría insistido con algo así, y ciertamente me encontraba en ese momento en punto muerto, sin estar a favor o en contra.

Pasaron tantas cosas, y ya no me acordaba de nada de lo que me había hecho pasar para llegar hasta ese momento. Solo tenía en mente sus ojos, azules como el cielo y llenos de lágrimas de llorar a carcajadas.

Mi amor por Len había pasado por mucho, y en ese momento sentí que había llegado a un punto extraño de maduración, a ese punto en el que realmente lo único que vale la pena es ver a esa persona realizada, verla feliz.

Él me había pedido que confíe en su criterio, que tomemos distancia por la maldita pero necesaria paz que ambos necesitábamos, y de verdad había funcionado. Esquivarlo en los pasillos no era fácil, ya que aún en su ausencia sentía el tenue residuo de su aroma cuando dejaba la puerta abierta, o cuando colocaba su abrigo por encima del mío, impregnándolo en mi ropa...

Siempre pensé que lo hacía a propósito.

Y todo con el inalcanzable fin de llegar a la paz.

Me corrí hacia un costado y pude ver a mi hermano salir disparado en dirección a los cuartos. Sentí el impulso de hablar con él, de explicarle lo que sentía, de confesarle que en realidad lo más importante para mí era verlo madurar y ser feliz. Yo quería verlo fuerte, verlo decidir por cuenta propia, verlo cumplir sus propios sueños y llegar a lo más alto.

Sabía que no podía conseguir esto aquí, no con todo el escándalo familiar de Gackupo, con las distracciones que suponían las frecuentes discusiones, o con los numeritos que se mandaban Neru, Miriam, e incluso yo misma.

Quería verlo madurar, verlo dejar de juzgarse a sí mismo, verlo tan confiado y seguro que nadie pueda lastimarlo, ni siquiera yo.

Lo seguí para hablar con él, y para mi sorpresa pasó de largo su habitación y continuó unos pasos más hacia la que Neru compartía con su madre.

Yo solo quería que Len se dé cuenta de lo mucho que vale, de lo hermosa que es su sonrisa, y aún más cuando esa sonrisa era sincera.

Me dolería verlo partir, pero me dolería aún más verlo convertirse en alguien que no era realmente.

Vete, sé feliz, eso será lo mejor para los dos. Tu felicidad a costa de la mía.