THRILLER / ROMANCE
Rin Kagamine se niega a aceptar que su padre se ha suicidado, por lo que decide ayudar en la investigación policial. La pubertad, la amistad, el amor y la familia tocan su puerta, esperando ser atendidos en esta historia que llev...
Al llegar a mi hogar fui recibida por mi amada Josephine, la cual no perdió tiempo y me saltó con tanta energía que caí al piso. Reí, aunque me invadió algo de preocupación al recordar que no era más que una cachorra en desarrollo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Recorrí el hall de la entrada y sólo se escuchaba el silencio, la ausencia de calidez. Pasé a formar parte de la cocina y me preparé un café, le estaba empezando a coger el gusto a la energía que te daba una taza azucarada de esa bebida reservada para adultos. Qué raro, ni siquiera Haku aparecía por los pasillos.
Harta del silencio, envié un mensaje al grupo Imperio Hatsune y luego coloqué música desde mi celular.
"¿Quién me pasa la tarea?"
Mikuo respondió instantáneamente con su típico "???", le hartaba que hablemos de las materias del colegio en el grupo donde estaba. Su hermana no perdió el tiempo y me respondió con su carita preferida, la de las manitas arriba. Sonreí levemente, sabía que ella me ayudaría. Luego la chica agregó "si vienes a hacer una pijamada con nosotras".
Acepté el trato a regañadientes, sabiendo que ellas saldrían más beneficiadas que yo.
- Tío, voy a ir a dormir a lo de Miku - le avisé cuando me crucé con él en el hall de la entrada-. ¿Puedes avisarle a mi mamá?
El hombre gruñó, y esa sería la única respuesta que obtendría de su parte.
Salí con un gran bolsón en una mano, mi mochila del colegio a la espalda, y el collar que amarraba a mi labrador sujetado firmemente en la otra mano. No eran más que unas cinco cuadras, por lo que no había necesidad de buscar otro medio de transporte. Me dirigí a paso constante por las calles, aún humedecidas por el aguacero de la tarde. Debía apresurarme antes de que caiga el sol.
Toqué el timbre del condominio y los amplios portones de la entrada principal se abrieron de par en par solamente para mi perra y para mí. Saludé con un gesto a los guardias, quienes me reconocieron inmediatamente y se hicieron cargo de mi mochila y mi bolsón, liberando el peso que estaba cargando. Caminé solo llevando a Josephine hasta la entrada de la primera casa, y recien allí fui recibida por las primas Hatsune. Gumi prácticamente vivía en casa de Miku, a pesar de que su casa era la de enfrente.
- ¡Hola Rin! -me saludó Miku esquivando a la labrador. Ella no era tan fanática de los perros, sino que prefería a los felinos.
- ¡Hola cosita hermosa divina preciosa bella y pachoncita! -saludó la de cabello corto, abalanzándose encima de mi mascota y pasando de mí.
Nos saludamos propiamente y me apoderé del cuaderno de la más responsable de las dos. Subí los escalones de a dos, dirigiéndome hasta su habitación con velocidad, ya que cuando Miku empiece con el rollo de la pijamada no me permitiría completar mis deberes. Me encontré, para mi placer, con el escritorio de su cuarto completamente ordenado y despejado, y con mis pertenencias al lado de la puerta. No perdí tiempo en sentarme y empezar a transcribir las respuestas que necesitaba.