No es una cita

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"A veces, las cosas son demasiado extrañas como para considerarse solo coincidencias"

A la mañana siguiente me estaba alistando para ir al colegio, como de costumbre. Era extraño cruzarme con los rubios por la mañana. Neru estaba engullendo un omelette de queso, mientras Len desayunaba unos cereales con la camisa abierta. Y no, no era de Dios ver esas cosas tan temprano.

La pinche chica no me dirigía la palabra desde que pisó mi casa, lo cual me molestaba un poco pero era demasiado orgullosa como para hacérselo saber. Si mi media hermana me daba la ley del hielo, se la devolvería y con intereses.

Estaba terminando mi chocolate caliente cuando escuché el timbre, y se me ocurrió que podían ser Miku y Gumi. Normalmente era yo quien iba hasta su casa, pero cuando Hatsune estaba demasiado apurada venían a buscarme.

Abrí la puerta para encontrarme con la copia barata de cabeza de puerro, Teto Kasane. Pronunciar su nombre me daba arcadas.

Arqueé una ceja al verla ingresar sin mi autorización, pero tampoco la detuve.

- Ni pienses que estoy aquí por ti, Kagamine. Vengo a buscar a Neru.

- Está en la cocina -le respondí a secas, y al verla caminar en la dirección equivocada me vi obligada a señalarle el camino correcto-. Es por allá.

- ¡Hola Len! -le saludó la pelirroja, dándole un abrazo que me aceleró el pulso de forma grosera para tan tempranas horas de la mañana. ¡Ni siquiera se había abotonado la camisa cuando ella lo abrazó!

Rodé los ojos con rabia y decidí ir al colegio, cuidando mis nervios y mi salud mental.

Amor propio, Rin. Amor propio.

Al pasar por la casa de Miku me encontré con sólo una de dos cabezas de brócoli. La chica se veía algo apagada, más silenciosa que de costumbre.

- ¿Dónde está mi Osita Gominola? -le pregunté, buscándola con la mirada.

- Se adelantó hoy -me respondió mi mejor amiga con la expresión neutral.

Intuía que algo no andaba bien, ellas eran tan pegadas como uña y mugre. Recordé que las había visto por última vez el viernes, y la chica de cabello corto me dijo que estaba molesta por cómo Luka Megurine le coqueteaba a Miku.

Un momento...

¿La misma Luka con la que mi tío planeaba casarse?

¿Esa Luka coqueteaba a Miku?

¿... Y si el número de Miku era para ella?

Esto ya me daba mala espina.

Empezamos el camino hacia el colegio y me dediqué a mirar nuestros pies, algo distraída. No podía dejar de pensar en mis amigas, y ya tenía una idea de por dónde iba la mano.

- Gumi es la persona más perezosa que conozco. ¿Se pelearon, verdad? -le pregunté de repente.

- Algo así -me contestó cabizbaja-. Se había picado conmigo el viernes por razones que desconozco y cuando le conté que iba a salir hoy simplemente se levantó y se fue, sin decirme nada.

- ¿A dónde vas a ir hoy?

- Mmm -murmuró ella, debatiendo internamente si le convenía darme más información-. ¿Prometes no decirle a nadie, Rin?

- Ya sabes la respuesta.

- ¡Hablo en serio! No puedes contarle a Mikuo.

- ¡No le voy a decir nada! Ya mujer, habla.

EL PACTO | RiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora