¿Yo no le importo?

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- ¿L-Len? -escuché desde el marco de la puerta.

Neru, aún vestida en pijamas y con el pelo alborotado, tenía la cara de una niña pequeña al ver a su padre con otra mujer.

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"Sabía que no podía ser mío, pero aún así lo amé"

Decir que mi corazón dio un vuelco sería hablar con ligereza. Literalmente sentí cada uno de mis pelos erizarse apenas reconocí la voz rota de mi media hermana a tan sólo unos metros de nosotros. La miré y pude observar la incomodidad, la decepción que probablemente sentía, en sus ojos vi que ella misma se arrepentía de haber irrumpido allí sin anunciarse previamente.

Len, con los ojos llorosos y los labios teñidos de un cómico color carmesí, se paró inmediatamente y caminó unos pasos hacia ella.

Mi media hermana, como era de esperarse, retrocedió con miedo y puso un brazo frente a sí a modo de escudo. En cierta forma pensé que Neru siempre lo supo, que ya nos había visto en más de una ocasión, que lo suponía al ver su hermano ya no era tan atento y cariñoso con ella por la llegada de una supuesta "nueva hermana", aunque ni Len ni yo nos sentíamos identificados bajo ese título.

¿Qué haría ahora? ¿Correría a avisarle a su madre?

- Neru, escucha, no quiero que te molestes conmigo, pero-

- ¿Pero qué? -chilló con una voz que denotaba que se encontraba también a punto de llorar.

- Rin no tiene la culpa de esto, fui yo quien empezó todo.

- Pensé que ella era solo un juego para ti -alcanzó a decir, mirándome a mí cada tanto para asegurarme de que siguiera firme tras Len.

Adiviné que quizás la rubia habría escuchado la confesión del mayor, quedando igual o quizás incluso más impactada que yo.

- Neru, haz lo que quieras, pero por favor no le cuentes esto a mamá -rogó él, sorprendiéndome ante su pedido.

Len se había acercado lo suficiente para tomarla por los hombros e intentar calmarla, pero ella ya estaba bastante mayor. Era alta y si bien sus acciones eran contradictorias, ya no era ninguna niña.

La chica se tomó un momento para responder.

- Está bien, pero ustedes no pueden volver a hacer esto. No está bien.

Yo sentí que una vez más la vida me alejaba de la persona que más amaba en el mundo.

Él asintió de inmediato y se giró hacia mí, pidiéndome con la mirada que yo también acceda al pedido de esa maldita niña mimada.

- ¿Rin? -me preguntó ya recobrando su actitud antipática.

Quería decidir por mí misma y desafiarla, decirle que no era nadie para decirme lo que tenía o no tenía que hacer, y que era la persona menos indicada del mundo para hablarme de moral.

- Rin, tienes que confiar en mí por una maldita vez en tu vida.

Iba a hablar, iba a decirle a Neru que no me importaban sus putos caprichos y callé de repente. La persona por la que intentaba luchar, quien me acababa de declarar su amor, ¿me abandonaría de esta forma tan abrupta?

¿Me dejaba parada, sola, ante la primera dificultad?

¿Para esto decidía bajar mis barreras, abandonar mis miedos, dejarme querer?

EL PACTO | RiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora