"A los que buscan cuando no encuentran
A los que avanzan aunque se pierdan
A los que viven aunque se mueran"La tarde siguiente decidimos pasarla juntos en casa, una vez más: Gumi, Miku, Mikuo y Fukase vendrían, y tendríamos una agradable merienda alrededor de las flores recién plantadas. Aunque prefería ir a la casa de los peliazul, ellos insistieron bastante en hacerme anfitriona, por lo que no pude negarme.
Nos encontrábamos en el jardín. Específicamente, estábamos en el gazebo en el que Luka y Gackupo habían contraído matrimonio admirando el atardecer de invierno de forma tranquila. Eran apenas las cinco y el sol ya estaba escondiéndose.
Gumi estaba recostada en el pecho de Fukase, quien a su vez estaba apoyado contra una pared y ambos se encontraban bajo una mullida frazada.
Miku tenía un pequeño parlante y un celular en su poder, con los que jugueteaba cambiando las músicas en busca del ritmo perfecto para la ocasión. El playlist seleccionado se llamaba Evening Acoustic, o algo así.
A pesar de encontrarse sola, hoy la veía más animada que el día anterior, y desconocía el motivo.
Mikuo, por su parte, se encontraba acostado boca abajo en el pasto, y jugaba distraídamente con las hojitas que tenía cerca. Estaba envuelto en una llamativa bufanda azul, que estaba segura de haber visto antes pero no sabía dónde.
Nos gustaba estar juntos, incluso en momentos como ese en los que estábamos respirando el mismo aire sin decir mucho... Pero debo admitir que me parecía raro tener al pelirrojo allí, con nosotros. Históricamente éramos un cuarteto fracasado en el amor, por lo que la llegada de nuevos integrantes era algo sin precedentes, y aún no sabía cómo asimilarlo.
Eso, y también estaba celosa.
- Todavía no puedo creer que estés aquí -le dije mientras daba un sorbo a mi taza de té caliente, y dejaba que el aroma me inunde las fosas nasales-. Tanto me odiabas, y terminaste aquí, siendo novio de mi amiga.
- Sí -confirmó él, mientras acariciaba la cabeza de la peliverde-. Aunque todavía te detesto -reafirmó desafiante, y recibió un pinchazo por parte de la chica en sus brazos-. ¡Auch!
- Este hombre te ama -le dijo su prima, uniéndose a la conversación-. Tiene que soportar a Rin, y eso no lo logra cualquiera.
- ¿De qué lado estás, tarada? -le cuestioné cruzándome de brazos.
- Del que mejor me trate, y vas perdiendo -canturreó mientras mantenía la vista fija en el móvil.
El enamoramiento de Gumi hacia ella había quedado en el pasado para mí. Aún sin entender cómo o por qué, el pelirrojo tan tosco se las había arreglado para conquistarla, y me enseñaba un lado de mi amiga que no había visto hasta ahora. Era un lado más pacífico, más silencioso y calmado. Ya no era tan histérica, ni tan cabezota. Ya no se desvelaba viendo series por las noches, ni se copiaba las tareas de los demás. Ya no llenaba su boca de palabrotas.
Parecía en paz consigo misma, y también con el mundo.
-Me voy a traer más té -dije, aún con mi taza medio llena.
- Vale, enseguida te alcanzo -me apoyó mi amigo desde su lugar, viendo como me alejaba en dirección a la casa.
En realidad quería escapar, aunque sea un momento. Recordé que hoy Len salía temprano de la estación de policía, y luego recordé que había cambiado ya de trabajo.
Me dirigí a la cocina, algo decepcionada, y al no ver a Haku por ningún lado me puse a calentar el agua yo misma, y me senté mientras esperaba que empiece a hervir.

ESTÁS LEYENDO
EL PACTO | RiLen
RomanceTHRILLER / ROMANCE Rin Kagamine se niega a aceptar que su padre se ha suicidado, por lo que decide ayudar en la investigación policial. La pubertad, la amistad, el amor y la familia tocan su puerta, esperando ser atendidos en esta historia que llev...