dos

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"Bienvenido"

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— Carajo, muy bien. –digo para mí misma.

No intento sacar mi moneda de debajo de la máquina expendedora porque no hay manera de que mi mano quepa por ahí, así que me doy la vuelta y busco a Sam por toda la cafetería.

Mis ojos vagan por cada rincón. Hay una multitud de gente que no conozco y eso me dificulta el trabajo de encontrarlo.

Tiene que estar ahí.

Lo diviso tomando de una botella de agua mientras sus dos amigos ríen. Me armo de valor para caminar hacia él sabiendo que me arrepentiría más tarde. Sus ojos captan los míos y se abren como platos al ver que me acerco a su mesa. Niega discretamente para que no me acerque, pero aquello no me detiene.

— ¿Tienes dinero?

— ¿Qué haces? –habla entre dientes.

— Te estoy pidiendo dinero.

— Se supone que tienes el tuyo.

— Mi última moneda se quedó bajo la máquina expendedora y quiero un jugo. –hago una mueca.

— Eres tan infantil. –se inclina a su lado izquierdo para sacar su billetera del bolsillo trasero de su pantalón–. Quédate con el cambio. Y no vuelvas a hablarme en la escuela.

— ¿Por qué no?

— Haz lo que te digo, por favor. –me regala una mirada fría–. Cualquier cosa, tienes un celular y tienes mi número.

Por un momento pienso en cuestionarlo, pero mi garganta está tan seca que prefiero darme la vuelta y regresar a donde estaba antes.

Está actuando como un idiota, pero no importa cuántas veces se lo pida, no me explicará nada. Así funciona Sam Krasinski, guarda todo para él mismo. Gran parte del tiempo quiere tener mayor autoridad pero como su hermana menor mi tiempo se basa en molestarlo y hacer todo, excepto lo que él me pide.

Inserto el billete en la máquina expendedora y presiono un par de botones. A los pocos segundos, la botella se desliza hasta un extremo.

— Krasinski. –la voz de Jimothy me saca de mis pensamientos–. ¿Jugo de naranja?

— Cien por ciento natural.

— ¿Qué harás hoy? –los dos comenzamos a caminar fuera de la cafetería.

Agito mi jugo y seguido retiro la rosca para beber de él.

— ¿Quedarme en casa y ver Seinfeld cuenta?

— Vayamos al centro comercial. –me quita el jugo de la mano y le da un sorbo para después regresármelo.

— ¡Hey! –me detengo abruptamente.

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Es en este momento del día cuando deseo que Jimothy esté a mi lado. Faltan tres minutos para que mi última clase comience y sigo sin encontrar el aula. Tampoco es que el chico sea indispensable, pero tiene un don para encontrar todo lo que se proponga. Yo soy todo lo opuesto y no me gusta demostrar que estoy perdida.

Suspiro porque no quiero perder más tiempo del que ya perdí.

Temo simplemente perder mi clase. En este lugar nadie parece ser amable. Ya había recibido suficientes miradas de desagrado, y no es que busque agradarle a todos, pero no puedo evitar sentirme incómoda.

Revenge  [C.T.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora