ocho

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"Noche de Beer Pong"

☂︎︎

Recostada sobre mi espalda, observo el techo de mi habitación y busco figuras hechas de concreto.

Mi cabello se pega contra mi nuca de lo húmedo que está, cosa que me hace sentir más frío de lo usual. Acomodo mi sudadera antes de sentarme en la cama y observar el celular vibrando contra mi mesa de noche.

Es él.

— Hey. –saludo.

Estoy borracho.

Me alejo al escucharlo eructar, pero al mismo tiempo lo encuentro divertido. Por el ruido de fondo supongo que está en la fiesta de Christian, uno de los jugadores de lacrosse. Gran parte de la preparatoria está ahí, pero claro que yo soy la excepción. Jimothy no quiso acompañarme y yo no quiero estar sola ahí con miles de desconocidos.

— Me alegra que te estés divirtiendo.

¿Por qué no viniste? Hay cerveza gra... espera, ¡hermano, qué asco! –exclama–. Luke vomitó en los zapatos de Ashton.

— ¿Quieres que hablemos mañana?

— No, preciosa. –se mantiene en silencio por un momento hasta que el ruido desaparece–. Deberías venir. Hay un árbol gigante, podríamos besarnos detrás de él y nadie se daría cuenta. ¿Qué dices?

— ¿Quién te llevará a casa?

— Yo.

Retiro nuevamente el celular de mi oreja para ver la hora, es algo tarde pero la fiesta no está lejos. Tal vez cometa la estupidez de buscar mis deportivas y caminar diez minutos lejos de casa.

Te veo en quince. –digo y cuelgo sin esperar su respuesta.

Me pongo unos jeans azules y salgo de mi habitación. Mamá duerme plácidamente entre sus edredones de seda y hay una franja de luz bajo la puerta de Sam, por lo que concluyo que es el momento perfecto para salir.

Arrastro mis pies sobre las calles del vecindario mientras miro a los lados cada cinco segundos para sentirme segura. Cada paso que doy hacía que la música se escuche cada vez más y que mi cuerpo tiemble contra el pavimento.

No puedo creer que estoy haciendo todo esto por un chico. Mamá me mataría si supiera lo que estoy haciendo.

Paso cerca de un grupo de chicos que gritan para poder entenderse, pero Calum no está entre ninguno de ellos, nadie ahí me es conocido. Las chicas usan vestidos muy cortos a pesar del frío en pleno inicio de noviembre.

Siento un calor inmenso en mi espalda y cómo una mano se apoya en mi cintura. Me agarran con la guarda baja, mi cuerpo brinca de la sorpresa y no tarda en girarse un poco.

Ahí está él con una camisa negra y un vaso azul en la mano izquierda. Sus ojos están algo rojos y se mira cansado, de igual manera emana el olor a cerveza.

Alza sus cejas gruesas y me sonríe con gentileza.

— Viniste. –festeja–. ¿Quieres entrar? Estamos jugando beer pong.

— Eh... no realmente. –quito su mano de mi cintura–. Calum, creo que es mejor que vayas a tu casa, mañana hay clases.

— Sí, sí, me iré en media hora.

— ¡Hood, ven acá, es tu turno! –un chico sacude su brazo a lo lejos para llamar la atención–. ¡Estos chicos nos están destrozando!

— Esta partida y nos vamos.

Revenge  [C.T.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora