treinta y seis

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CONAN KRASINSKI

Tres horas antes...

Pongo un pie dentro del departamento. La puerta completamente abierta y toda la gente en el pasillo me hace cuestionar la situación. No hace falta ser un experto para saber que he venido a mitad de una fiesta, y no puedo dejar de pensar que él se la pasa de esta manera mientras yo... bueno. No esperaba encontrarme con esto, pero tal vez sea lo mejor. Siendo honesta, me aterra ver su rostro y saber que es la última vez.

Meto la mano al bolsillo de mi abrigo y saco la cadena entre un tacto tembloroso. Ése objeto ahora se mira tan pequeño y me trae más recuerdos de los que quisiera. Tanto tiempo llevándolo conmigo, y en realidad nunca significó nada que yo lo tuviera.

Estar en el interior del departamento me causa escalofríos. Recuerdo con claridad la última vez que estuve aquí, no pensé que fuera a ser la última. Trato de no pensar demasiado y enfocarme a lo que vine.

Mi cabeza gira hacia la izquierda, en dirección a la recámara de Calum. Mi cuerpo entra en estado de shock al verlo ahí, hablando con Violet. Tal vez siempre la quiso, incluso sobre mí, pero sólo se enfocó en hacerme daño.

Él usa los típicos pantalones negros de siempre y la misma sudadera verde que usaba el día que lo conocí. Es cierto. Todo lo que empieza tiene un final.

Todo era un pequeño círculo. La supuesta ruptura de Calum con Violet fue por mí, "yo soy lo que ocurrió en el verano". Una parte es mentira, pero el moreno arruinó las cosas con la rubia para poder enfocarse en su venganza. Tuvo todo fríamente calculado. Un millón de cosas han hecho 'click' en mi cabeza gracias a Michael.

Intento grabarme su rostro antes de acariciar la letra T una vez más. Escondo aquella cadena en un tazón de la cocina, y observo el lugar antes de irme.

Después de todo extrañaré cada rincón. Y las memorias no se quedan aquí sino que las llevo conmigo, me sirven de experiencia. Serán la principal causa de mi insomnio, pero todo estará bien, ¿cierto? Lo superaré y seré capaz de caminar con la cabeza en alto. Porque eso es lo que la gente fuerte y valiente hace.

Una parte diminuta de mí no quiere marcharse. Una parte espera que el castaño me tome del brazo y me detenga. No sería romántico, sería egoísta. Por parte de los dos.

Todo es una sensación distinta. Es como acabar tu libro favorito y percatarte de que fue sólo ficción, quizás es tiempo de volver a la normalidad y tratar de enfocarte en que nada de ese escrito fue real. No vuelves a ser la misma persona, el final devastador se queda ahí para siempre.

Cuando me encuentro oficialmente fuera del edificio, observo las calles por última vez. Es surreal. Siempre pensé en irme de Sydney, pero nunca creí que de verdad lo haría y mucho menos por algo como esto.

Me siento diminuta e indefensa en una ciudad llena de caos. Por eso me voy.

— ¿Todo en orden? –cuestiona Nolan antes de encender el motor de su auto. Responder su respuesta me cuesta un suspiro entrecortado, y él lo entiende–. Bien. ¿Estás segura que esto es lo que en verdad quieres?

Esa es la pregunta que más me han hecho en un lapso de tres días. Estoy cansada de responderla y que la gente al mismo tiempo espere una respuesta distinta.

— Vamos Nolan, no hables tanto o me encariñaré más de ti y me será más difícil irme. –digo haciéndolo reír–. Esto es lo que quiero. –asiento convencida.

— Haremos FaceTime, ¿cierto? Y yo viajaré a Ohio para ver cómo recibes tu diploma y lanzas tu gorro al aire, y tú también vendrás.

Su rostro se adueña de una sonrisa impecable que es capaz de verse en el oscuro interior del auto. Las luces de los faroles constantemente se reflejan en su cara, y sus ojos brillan demasiado. Se mira concentrado en el camino pero al mismo tiempo me presta atención.

No puedo creer que esté él en lugar de Jimothy. Al igual que Calum, el chico de ojos de color también revolucionó mi mundo y me hizo cuestionarme bastantes cosas. Por algo elegí ir al departamento del moreno dos horas antes de mi vuelo, para no tener tiempo de despedirme. Es inmaduro y duele, pero da igual. Se acostumbrarán a no tenerme cerca y yo haré lo mismo.

Y después de todos los sucesos me encuentro aquí, sentada en el auto de un chico que conocí hace un par de semanas, rumbo al aeropuerto con destino a casa de mi tío en Ohio. Mis dedos se cruzan sobre mi regazo y ruego para quedar admitida en cualquier universidad, de otra manera tendré que buscar algún trabajo temporario.

¿Así se siente dejar Australia?

Me bajo del auto y Nolan me ayuda a bajar mis maletas. Sin decir mucho regresa al asiento del conductor y me observa desde la ventanilla. Le dije que odio las despedidas y que no aceptaré una de su parte, y renegó demasiado diciendo que yo no podía hacer semejante barbaridad. Entonces sólo ríe con melancolía para después decir:

— Nos veremos mañana por la mañana, Conan.

Y se va. Las luces traseras de su auto se vuelven más pequeñas, y desaparece de mi vista.

Las personas dentro del aeropuerto se ven apuradas, con sus maletas chocando contra sus pies y los boletos de avión agitándose en sus torpes manos. Pero yo, mis pasos pesan y con temor me acerco a registrar y pesar mis maletas.

"No importa lo que hagas, si te vas mil millas lejos... tus problemas viajan contigo."

Siempre he creído que las cosas suceden por una razón. Hay algo esperándonos más adelante, puede ser bueno o malo, quizás ambas. La vida es una caja llena de sorpresas, una tómbola. Y yo he aprendido demasiado, que nunca terminas de conocer a la gente a tu alrededor. Aprendí que el mundo sigue en guerra, una guerra entre dos potencias, dos imperios poderosos, dos gobiernos que utilizan a su propia gente como zona de pelea. El pueblo es quien termina pagando por todos los errores y problemas. ¿Y ahora? Ardí tanto hasta que el fuego se consumió y me derrumbé como la gran Babilonia. Todos caen en algún momento. Todos terminan en cenizas.

¿Quién dice que una ciudad no puede volver a levantarse después del desastre?

Yo lo hice.

Revenge  [C.T.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora