veintiocho

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"Todo termina, desafortunadamente"

☂︎︎

El fin de semana terminó siendo extraño. El sábado por la mañana, Calum me trajo a casa y después de media hora de besos, se fue. No hemos hablado mucho desde entonces, pues él ha comenzado a trabajar en un centro de guitarras. Aún así ha intentado hablarme un poco y asegurarse de que todo anda bien.

Limpio la comisura de mis labios cuando termino de desayunar. Dejo el tazón de cereal sobre la barra y bufo cuando mamá me gana a llevarlo al lavaplatos.

— ¿Me llevas hoy? –le pregunto a la mujer que ronda por la cocina.

Ya no puedo seguir llegando tarde, y Sam y yo seguimos sin cruzar palabra. No he querido pedirle a Calum que pase por mí, él tiene sus propios asuntos.

Mamá frunce el ceño ante mi pregunta.

— ¿Por qué no te has estado yendo con Samuel? No he visto que se hablen en toda una semana. ¿Discutieron? –cuestiona mientras ata su cabello.

— Sí, algo así. –asiento desganada–. ¿Entonces?

— Cepíllate los dientes y vámonos.

Le regalo una sonrisa e inmediatamente subo las escaleras de dos en dos. Hago justo lo que ella me pide y trato de no demorarme demasiado.

La mañana pinta bien. El clima es agradable, no hace frío y tampoco hace calor como otras veces. Algo me dice que será un buen día y que al final de la noche concluirá de una forma exitosa. Estoy muy feliz a pesar de que es lunes.

Tomos mis cosas y vuelvo a bajar las escaleras. Mamá me espera cerca de la puerta con las llaves de su auto en mano. Viste elegante, y no es que nunca lo haga, siempre va formal a su trabajo, pero esta vez puedo ver que usa labial rojo. No es tan común en ella.

Le doy un pequeño cumplido antes de salir y caminar hasta la camioneta. El auto de Sam sigue en la entrada, así que sólo supongo que sus clases comienzan más tarde.

— Deberías invitar a Calum a cenar hoy... o quizás mañana. Has estado saliendo con él por un buen tiempo. –dice una vez que enciende el motor. No volteo a verla, sino que hago una pequeña mueca.

— Tal vez se lo mencione hoy.

No le mencionaría nada. Él no tuvo problemas en conocer a mamá anteriormente, pero Sam es algo que aún me preocupa. Quisiera que conozca a Calum en otras circunstancias, no cuando hemos estado tanto tiempo sin hablar.

El auto de mamá se detiene cerca de la universidad. Las ganas de bajarme son escasas, pero suspiro y abro la puerta con lentitud.

— Quiero que hoy llegues a casa a comer, Conan. –me dice firmemente–. Hoy te quiero en casa.

— Sí, sí. Está bien. –blanqueo mis ojos con gracia–. Te veo en la tarde.

— Te quiero, ten un buen día. –me lanza un beso en el aire y agita su mano–. Nos vemos.

Cierro la puerta y la veo irse. Le sonrío a su ausencia.

Me aferro a las cuerdas de mi mochila como si fuera el primer día de clases. El ambiente es tenso y se siente extraño, tal vez demasiado.

Subo los escalones para dirigirme al primer edificio. Un chico abre la puerta antes que yo, por lo que se disculpa. Al verme, suelta una pequeña risa y voltea a ver su amigo con ironía. Su gesto me es irracional, pero decido no tomarle importancia.

No todos en la universidad son agradables.

Me detengo frente a un casillero y tomo mi celular, hago lo normal. Le mando un mensaje a Calum deseándole un buen día. Normalmente responde a los segundos, pero esta vez no lo hace. Vuelvo a guardar mi celular y me dirijo a las escaleras.

Revenge  [C.T.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora