quince

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"Jimothy Cameron Beasley"

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— ¿Película con S? Shrek.

Observo al moreno meter fideos a su boca después de hablar. Mastica un poco y luego avienta sus palillos chinos al interior de la caja vacía. De esa manera da por terminada su comida, procediendo a beber agua mineral.

— Buena. –asiento.

Las palmas de sus manos acarician el césped recién cortado. Da unos cuantos manotazos para poder recostarse sobre su espalda, mira el cielo y seguido cierra los ojos. Aquella imagen me transmite paz.

Su cabello se alborota un poco, pero sigue viéndose muy bien.

— El jardín es hermoso, Cal. –menciono con honestidad.

Abre uno de sus ojos para verme. Se queda de esa forma por un par de segundos y termina captando de qué hablo, así que asiente.

Eleva la mitad de su cuerpo para volver a sentarse. Gira su cabeza y contempla el jardín de su casa. Está lleno de flores de distintos colores, desde girasoles hasta orquídeas. Es notable que le dan mantenimiento.

Vaya, y mi casa sólo tiene flores muertas.

— Gracias, supongo. –sorbe su nariz–. Lo riego todos los días. Dejé de hacerlo por un tiempo porque soy muy rencoroso. Me tomó un poco asimilar que es lo único con vida en esta casa.

Sonrío a medias, gesto que sale más como una mueca. Él no lo nota por arrancar pedazos de hierba.

— A veces me siento de la misma manera.

Me mira e imita mi gesto anterior.

— ¿Sientes que tu casa está vacía? –pregunta sin verme. Sus ojos están clavados a una de las ventanas de la casa, la de su habitación.

— No sé si vacía sea la palabra. –juego con mis manos–. De vez en cuando creo que mi vida es perfecta, pero siempre recuerdo que hay un factor que termina por arruinarlo todo.

— ¿Ese factor es tu padre?

Su pregunta me toma por sorpresa.

Cuando noto toda su atención en mí, sé que acabo de abrir las puertas de mis sentimientos y que tal vez no hay vuelta atrás. Puedo sólo callarme, pero honestamente no quiero hacerlo.

El abandono del señor Krasinski es un tema que no suelo tocar con nadie. Por obvias razones, es demasiado personal para mí.

No es que regularmente hable de mis sentimientos pero, cuando lo hago, me es inevitable llorar. Cada palabra hace que mi interior se sienta más vacío, tanto que termino suplicando por aire. Es abrumador.

— ¿Cómo lo sabes?

— Nunca lo mencionas. –dice en un tono obvio–. Hablas de tu madre, de Sam, de tu tío favorito en Iowa... pero nunca de tu padre.

Encuentro sentido en sus palabras, son ciertas. Nunca hablo de él. No porque sea rencorosa, sino porque no tengo mucho que decir de él. Sé que tuve momentos increíbles a su lado, pero no recuerdo la mayoría.

— Él no murió, ¿cierto? –vuelve a hablar.

Muevo mi cabeza con decepción, sin mirarlo a los ojos. Temo que me vea llorar. No aparento ser fuerte porque no lo soy demasiado, pero tampoco quiero romperme frente a él. Probablemente me abrazaría y yo lloraría desconsoladamente en su pecho.

Qué vergüenza.

— Se fue cuando yo tenía diez años. –admito–. Cabe decir que, durante su estadía con nosotros, no fue un mal padre ni un mal esposo. Un día comenzó a pasar lo usual, llegaba tarde del trabajo, no cenaba en casa, dejó de llevarle flores a mamá y simplemente destacó su ausencia. A veces simplemente sabes y sientes que las cosas no van bien. –mi vista se nubla–. Mi madre lo descubrió con una de las estudiantes de él, estaban teniendo relaciones sexuales. Nunca hablaron al respecto, y es que fue muy difícil para ella renunciar al amor de su vida, al padre de sus hijos. Todo terminó por irse a la mierda cuando él confesó que aquella chica estaba esperando un hijo. Nos dejó por ella, jamás regresó, no hemos sabido nada de él desde entonces.

Revenge  [C.T.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora