Revenge [C.T.H]

treinta y uno

"El verdadero inicio de todo"

☂︎︎

CONAN KRASINSKI

Mis piernas tiemblan mientras camino de lado a lado.

Desde la ventana de mi habitación observo el auto de Sam estacionarse en la entrada. Se queda dentro del auto por algunos segundos y finalmente se baja de él.

Me siento indefensa y sola. No creo poder hablar de esto con él y mucho menos con mamá. A este punto, sé que mi hermano ya sabe todo y que está esperando verme directo a la cara para gritarme que soy una estúpida y que, en efecto, intentaba protegerme de esto.

Abro la puerta de mi habitación, recargando mi hombro en el marco. Mis brazos están cruzados sobre mi pecho y mi mirada está fija en el suelo. Lo único que espero es que Sam suba. Por un momento estoy cerca de volver a encerrarme en la pieza, pero es tarde. El chico ya sube las escaleras.

No sé que espero. No ha valido la pena, porque no se detiene a verme. Cierra con fuerza la puerta de su habitación y me deja en el pasillo sin decir nada.

"Aléjate de mí. Aléjate de mi privacidad. Ya no más, Sam. Estoy harta de ti."

Recuerdo mis palabras y otra lágrima baja por mi mejilla. En definitiva no sabía lo que me esperaba. Ahora me toca vivir con las consecuencias, yo sola.

Me recuesto sobre mi espalda y descanso mis manos sobre mi abdomen. Me siento vacía e insignificante.

Esta vez mis manos vuelven a subir a mi rostro. Escondo un sollozo entre ellas justo cuando creo que ya no puedo llorar más. Todas las palabras de Calum se vuelven a repetir en mi mente, todo lo que creí que era verdad y en realidad no lo era. Viví por meses con una idea errónea.

Su rostro empapado en lágrimas brinca en mi mente. Su manera de sostener mi mirada, él arrodillándose frente a mí y diciéndome que en realidad se enamoró de mí. Perdí todo con él.

Siempre he sabido que la gran parte de las cosas son propensas a terminar, es sólo que nunca imaginé que lo nuestro terminaría tan fatalmente... o que siquiera terminaría. Nos imaginé felices para siempre, ese fue mi más grande error.

Mi celular vibra por alguna parte de la habitación. Dudo en levantarme a contestar, pero me lleno de incertidumbre. Pienso en leer su nombre en mi pantalla, no lo hago. Me limito a atender, deseando con todas mis fuerzas que no sea alguien tratando de jugarme una broma.

— ¿Conan? Soy Michael.

Un suspiro entrecortado escapa de mí. No me alegra tenerlo del otro lado de la línea, mucho menos ahora que sé que él lo sabía todo. Tuvo la oportunidad de decírmelo y no lo hizo.

— Tal vez no es el mejor momento, pero quisiera hablar contigo. –añade–. No pienso burlarme de ti, ¿de acuerdo? Sólo quiero hablar, por favor.

— Si piensas disculparte por tu amigo, no gastes tu tiempo-

— No, no pienso disculparme por él. –interviene–. Escucha, estoy afuera de tu casa. Sal. Estoy solo.

Finalizo la llamada sin agregar algo más. Antes de salir, observo por la ventana. No está su auto, pero sí está él bajo el sicomoro de la señorita Tomlinson.