once

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"Joy Hood"

☂︎︎

Es mi primera vez pasando la noche en casa de alguien más, sólo por el simple hecho de que a mamá no le gusta que pasemos mucho tiempo en casas ajenas. Logré convencerla diciendo que estaría bien y que estaría en casa temprano. Sam no se lo había tomado nada bien, pero su opinión no cuenta para mí.

Tengo que admitir que extraño mi cama y la comodidad de mi hogar.

Calum se había quedado dormido mientras le pedía disculpas por lo que había pasado en el estacionamiento.

Yo no puedo conciliar el sueño sabiendo que estoy en la cama de un chico, lejos de casa.

Me levanto de la cama sin hacer ruido. Mi garganta está tan seca que comienza a ser preocupante.

Con todo el temor del mundo salgo de la habitación. El piso bajo mis pies es frío, así que decido apurarme. Bajo las escaleras deseando no caer.

Me sirvo agua sin necesidad de prender las luces y lo tomo sentada en la barra.

A mi mente llega el recuerdo de Calum mencionando el poco tiempo que pasa en su propia casa y lo mucho que prefiere quedarse con su amigo. Supongo que las cosas entre su familia están reñidas, tal vez más de lo que creo. Tampoco quiero imaginarlo. La casa es grande, pero sé que él se siente solo.

— ¿Quién eres?

La luz de la cocina se enciende dejándome ver a una mujer con cabello corto y ojos pequeños. Usa una bata de seda color morado y me mira con curiosidad.

La madre de Calum.

Camina hasta la cafetera y la enciende. Espera mi respuesta mientras hace otra cosa, pero no sé si seré capaz de responderle. Estoy congelada. Es justamente lo que el castaño no quería que pasara, que su madre me viera y se pusiera "irritante". Sin embargo, no puedo quedarme en silencio.

— Soy... amiga de Calum. –respondo dudosa.

Ella detiene sus acciones, se queda de espaldas hacia mí y más tarde asiente con gracia. El humo de la cafetera desprende de la máquina haciendo que se aleje.

— ¿Amiga de Calum? –alza sus cejas–. ¿Amiga o novia?

— Amiga. –repito.

Me mira dudosa por unos segundos. Sí, esa inexpresividad está en la genética. La mujer es igual a sus dos hijos, tan intimidante y seria.

Deja su taza en la barra y se sienta justo frente a mí. Espero a que le ponga algo de leche o azúcar a su café, pero simplemente lo bebe así. Humea pero parece no importarle ni lo más mínimo.

— ¿Qué ves en él?

Su pregunta me toma por sorpresa. No sé si es sólo una pregunta curiosa o una ofensa hacia él.

No parece relacionar a su hijo con algo relevante, o que por lo menos le importe. Su hijo se siente solo y despreciado por su propia madre. No es justo. Tal vez yo le dé razones de porqué su hijo es increíble.

— Es un muy buen chico. –inicio–. Se preocupa por la gente a quien quiere-

— ¿Estás diciendo que mi hijo no me quiere?

Revenge  [C.T.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora