dieciseis

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"Ratatouille"

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— Lo siento mucho.

— Ya te disculpaste más de veinte veces.

Siento cómo el auto se detiene indicándome que hemos llegado a su casa. Él me mira con una media sonrisa y yo le regalo una mueca.

— Nunca es suficiente. –recargo mi cabeza en el asiento, me siento avergonzada–. Fui muy grosera contigo.

— Oh... ¿te disculpas por eso? –me mira confundido, aunque con una pizca de gracia–. Yo pensé que te disculpabas por no haberme besado en todo el día.

Me guiña un ojo y retira las llaves del tablero. Mis mejillas se tornan rojas en menos de dos segundos, me es imposible no sonreír. Agradezco que él no lo note por tomar sus cosas.

Antes de abrir la puerta, él me mira y se da cuenta de que yo aún uso el cinturón de seguridad. No tengo intenciones de bajarme.

— Tema olvidado, ¿de acuerdo? –acerca su cabeza a la mía–. Entiendo, Jimothy es tu amigo y te necesitaba. Lo mío no era nada comparado a su asunto.

— Era importante para ti.

— Tú eres importante para mí.

Mis labios son acariciados por los suyos. Está cargado de energía, mi cuerpo siente descargas eléctricas y no puedo dejar de pensar qué tanto me gusta este chico.

Admiro el interior de su casa como si no la hubiera visto antes. Es cada vez más hermosa que parece sorprendente.

— Ni Mali ni mi madre estarán en casa hoy. –menciona con cansancio–. Ahora sí puedes sentirte cómoda. Sé que mi hermana es de muy pocas palabras, discúlpala. No es nada contra ti.

— No hay problema.

Mientras Calum hurga entre un estante con películas de dvd, yo camino al rededor de la sala de estar. En una de las paredes hay cuadros colgados. La más grande de todas llama mi atención, por el tamaño y por estar centrada junto a las otras. Es una foto familiar.

He conocido personalmente a todas las personas en ella, menos a alguien. Un hombre blanco que sostiene a un Calum de alrededor de seis años en sus brazos. A todos se les mira feliz.

Es el Señor Hood.

— Te presento a mi padre.

El castaño se para a mi lado y sonríe forzosamente. Lo miro por unos segundos esperando que me vea, pero no lo hace. Se limita a elevar su mano y señalar al hombre.

— Thomas Clayton Hood. –esta vez sonríe de verdad–. Un excelente padre y un excelente esposo. Es una lástima que él no lo creyera así.

No sé si debo hacer preguntas, prefiero guardarlas para mí misma.

Calum se nota triste, por lo que enredo mis brazos al rededor de su torso y beso su hombro.

— Estoy segura de que él está orgulloso de ti, eres un chico excelente.

— Si así lo crees, gracias. –alza sus hombros–. Ven, veamos una película. He dejado unas cuantas en la mesa de centro, escoge algunas mientras yo hago palomitas.

Tomo lugar en el sofá y me estiro hacia la dichosa mesa para escoger. Todas en su mayoría son de Disney, pero una en especial no lo es. "Venganza". Por la portada, no se ve que sea para niños.

La coloco sobre la mesa, descartándola. Escojo Toy Story 2, Ratatouille y Hércules. Las apilo sobre mis piernas y espero a Calum, quien parece que fue a desmembrar el maíz. Toma tanto tiempo que decido ponerme de pie y buscarlo.

No está en la cocina. Las puertas para el patio trasero están abiertas de par en par.

Camino con lentitud hacia el exterior. No es difícil verlo a un lado de la piscina hablando por teléfono. No logro escuchar con claridad lo que dice, pero suena alterado. Comienza a tirar de su cabello.

— Estoy tomándome mi tiempo. –habla–. Creí que me apoyarías en esto, es importante para mí... Sólo tienes que ser paciente, es lo único que te pido... Te hablo después, te amo.

No sé si he escuchado bien, pero mi corazón se estruja poco a poco. Me quedo estática sobre el césped. Él se da la vuelta. Se para en seco al verme, inmediatamente continúa caminando y se acerca a mí.

— Mali. –dice–. Por meses he estado planeando irme de casa y llevarla conmigo, ella tampoco soporta a mamá.

— Entiendo.

Mis músculos se tranquilizan. Quiero darme una bofetada por haber pensado erróneamente.

Regresamos al interior de la casa. Las palomitas están listas y Calum termina por verterlas en un tazón azul. Seguido tomamos lugar en el sofá, donde él mira las películas que escogí.

— ¿No escogiste Venganza? –me mira extrañado–. Es una película genial.

— No llamó mi atención. –tomo los bordes de mi sudadera para quitármela–. Podemos verla si quieres.

— Será después.

Me mira por lo que parece ser una eternidad y sonríe. Arrastra su cuerpo más cerca del mío, colocando su mano en mi cintura y depositando un beso en mis labios.

Correspondo sin problemas. Mis dedos se enredan fácilmente en su cabello, el cual ha crecido un poco.

— Besarte será más entretenido que las películas.

Es ahí donde me doy cuenta de que estamos recostados en el sofá, con su cuerpo sobre el mío. Apoya su brazo para no dejar caer todo su peso sobre mí. Sus manos acarician mi cintura con gentileza.

Maldita sea.

Abre mis piernas para posicionarse entre ellas.

Para ese momento no sé si sus únicas intenciones son besarme, pero no quiero oponerme. Su camisa se encuentra en el suelo y mis manos ya acarician su pecho.

— ¿Quieres ir arriba?

Su pregunta me detiene por completo, es como si me pusiera en modo pausa. Ahí me doy cuenta de lo que puede pasar en menos de cinco minutos.

— Ah... yo... –intento sentarme–. Pensé que veríamos películas, lo siento.

— ¿Qué? No, no te disculpes. –se sienta–. Anda, ¿cuál quieres ver primero?

Su actitud es tan tierna que me dan ganas de darle un beso, lo hago.

Le extiendo Ratatouille y él sonríe, poniéndose de pie para insertarla en el dvd. Toma dos controles remotos y comienza a darle play.

Toma asiento de nuevo aún estando sin camisa. Noto que tiene algunos tatuajes que no soy capaz de seguir viendo, pues él apaga las luces.

Pasa su brazo al rededor de mis hombros, yo recuesto mi cabeza en su pecho y deseo que nos quedemos así para siempre. Comienzo a creer que Calum es el chico con el que siempre soñé.

Revenge  [C.T.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora