Pocos días pasaron y los invitados comenzaron a llegar. Los norteños fueron los últimos, lo que hacía que Jaime esperase con más ansias su llegada. Una calurosa mañana, en la que el sol brillaba intensamente, Ser Jaime llegó a los oídos de Ser Jaime que Lady Sansa estaba cerca de la costa, en breve llegaría a Desembarco del Rey, acompañada por su guardia personal. El corazón se le aceleró, sus ojos tomaron un brillo muy especial, resaltando su color verde intenso. Se apresuró en salir de la habitación, necesitaba llegar al lugar dónde llegaría la gente del Norte, y por fin comprobar si ella había venido también.
El sol calentaba mucho más de lo esperado, los minutos se hacían horas esperando en aquel lugar, sin ninguna compañía. Cuando iba a darse por vencido y volver a sus aposentos y esperar a que la noticia de su llegada le fuese comunicada, Lord Tyrion volvió a aparecer a su lado. Jaime sonrió por su compañía, al menos, podría esperar un poco más ahora que ya no estaba sólo.
Hablaron durante largo rato sobre su niñez, lo felices que fueron jugando en Roca Casterly. Era innegable el cariño que ambos se procesaban. Mientras tanto, de fondo, comenzó a escucharse un ligero bullicio, el cuál indicaba que alguien estaba llegando a la costa de la ciudad. Ambos se movieron para acercarse y tener una mejor visión de lo que estaba sucediendo. Comenzaron a ver soldados del Norte desembarcar, lentamente, iban bajando, uno a uno. Tras un corto período, pudieron distinguir una cabellera rojiza, una persona con una mirada intensa hizo su aparición. Ellos enseguida la reconocieron, Lady Sansa, estaba muy cambiada, pero su belleza seguía siendo la misma, o incluso mayor, ahora que era toda una mujer.
Tyrion miraba con atención a su hermano. Podría apreciarse en sus ojos la desesperación por ver aparecer a alguien. Finalmente, sus ojos se iluminaron por completo, vió aparecer a una mujer alta, de pelo corto y rubio tras Sansa, vestida como uno más de los caballeros que la acompañaban. No había lugar a dudas, era ella. El corazón de Ser Jaime se aceleró al mismo tiempo que lo hizo su respiración. En aquel momento, el mundo parecía haberse parado para él, todo lo que estaba pasando a su alrededor quedó en un segundo plano, y ésto no pasó desapercibido para Lord Tyrion, quién le animó a acercarse a los recién llegados y darles la bienvenida, como era propio de las personas de alta cuna como ellos.
El primero en llegar fue Lord Tyrion, quién se veía tranquilo. Tras él, estaba un Jaime lleno de nervios, con una expresión mezcla de incertidumbre y esperanza, rara vez vista en él. En primer lugar presentaron sus respetos a Lady Sansa, quién los recibió amablemente antes de continuar su camino hacia la Fortaleza Roja. Lady Brienne comenzó a descargar las pertenencias de Lady Sansa, y al emprender el mismo camino que había recorrido la norteña anteriormente, su mirada se cruzó con la de Jaime.
El Lannister se estremeció cuando sus ojos se cruzaron con los de ella. Algo en su interior parecía haber cobrado vida, una sensación extraña se apoderó de él, algo que no había sentido nunca a lo largo de su vida. Al observarla a ella, pudo ver que también ella se quedó atónita ante esos ojos verdes que la observaban fijamente. Sin necesidad de cruzar palabra, ambos sabían que aquello que sentían no era algo a lo que estaban acostumbrados.
- Lady Brienne, un gusto volver a verla. - Dijo Jaime, intentando no hacer notar la emoción que le producía el volver a verla.
- Ser Jaime. - Respondió ella, intentando ocultar el rubor de sus mejillas ante la sonrisa del caballero, la cuál, ciertamente, era la más perfecta del reino.
- Permíteme que te ayude con el equipaje, parece pesado y el camino a los aposentos es largo.- Sugirió Jaime, con la excusa de poder recorrer ese camino junto a ella. Ahora que estaba aquí, necesitaba aclarar sus pensamientos sobre ella.
- No es necesario, mi escudero se encargará de ayudarme con ello. - Contestó ella - pero le agradezco su ayuda.
Jaime observó que del barco bajaba Podrick, su fiel escudero, cargando más equipaje.
- Espero verla pronto, Lady.- Jaime quedó mirando fijamente como ella agachaba su cabeza a modo de despedida, y se alejaba con su escudero camino a la Fortaleza Roja.
- Pacere que no ha salido como esperabas .- Bromeó Tyrion.
Jaime sentía sus entrañas arder, no sabía que tenía esa mujer de especial. En su mente, seguía pensado que el motivo de aquella obsesión era la resistencia que ella oponía a sus encantos. Nunca antes nadie se había resistido a su perfecta sonrisa. Pero ésta situación le estaba volviendo loco, no conseguía enfocar su atención en los problemas que podrían aparecer en la ciudad, ya que la presencia de su hermano, junto con Sansa, Jon Nieve y la propia Daenerys podrían complicar la situación en la capital.
De vuelta a la capital, ambos hermanos se separaron. Lord Tyrion se dirigió a los aposento de su hermana Cersei, aún sabiendo que ella quería su cabeza por traición. No era desconocido que ella siempre había odiado a su hermano por llevarse a su madre el día de su nacimiento, pero aún así lo recibió, pese a que su actitud no llamaba a la amabilidad.
- Debe ser muy importate el motivo por el que te atrevas a jugarte la vida apareciendo así, en mis aposentos, tu solo.- Reprochaba Cersei, con una copa de vino en la mano, y tono desafiante en la voz.
- Hermana, sabes tan bien como yo que si la amenaza no fuera real, no se me habría pasado por la cabeza acercarme a la capital, por lo que espero que escuches lo que tengo que decir.- Respondía él, con la cabeza gacha, con la esperanza de que su hermana dejase a un lado las disputas familiares.
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Just Fire [Fanfic Jaime y Brienne]
RomanceLa gran guerra era inminente, el enfrentamiento entre vivos y muertos estaba más cerca de lo que nadie pensaba, pero aquello no era lo que ocupa los pensamientos de Ser Jaime. Fanfic sobre Ser Jaime y Lady Brienne.