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Tras escuchar esa afirmación, todos parecieron abrir ligeramente la boca, pues a pesar de la labia que tenía Lord Tyrion, nadie confiaba en que Cersei fuese a ceder, no con aquella facilidad, no con tan poco margen de actuación. Después de observar la reacción en los allí presentes, miró a su hermano, asintiendo con la cabeza, indicando que era hora de marcharse definitivamente de allí, pues no quería pasar ni un segundo más de lo estrictamente necesario en presencia de sus enemigos.

Ser Jaime contestó asintiendo también, iniciando la marcha de nuevo al interior de la fortaleza, pero no sin antes clavar su mirada en Brienne, quién permanecía impasible. Pero al notar la mirada fija del Matarreyes pudo observarse en ella un ligero temblor, algo prácticamente imperceptible para los demás, pero que Jaime pudo notar sin ningún problema. Y sabía que él era el causante de esa reacción en ella, lo que le hizo pensar que puede que su hermano si llevaba razón después de todo, quizás no todo estaba perdido con ella, y como bien había dicho Tyrion, viajar al Norte le daría la oportunidad para descubrirlo.

La reina caminaba rápido, tanto que incluso dejaba a su escolta atrás, por lo que giró la cabeza para indicarles que apresuraran su paso. Al final de todos aquellos soldados pudo ver a su hermano, quien estaba distraído, ausente. Con un gesto torcido la reina volvió la mirada al frente, considerando los posibles motivos que tenían a su hermano abstraído. ¿Sería por la inminente guerra? ¿o sería por aquella puta de pelo corto?, ambas ideas paseaban por su cabeza, haciéndola enfurecer, pues Jaime era suyo, estaba ligado a ella desde el día en que nacieron, y así sería hasta el día que dejasen este mundo. Solo el rugido de uno de los dragones consiguió devolver a ambos hermanos a la realidad, maravillados por aquellas criaturas ambos levantaron la mirada al cielo, incapaces de continuar con la marcha hasta perderle de vista de nuevo.


El resto del día avanzó sin ningún contratiempo. Todos los enemigos de la corona partieron al Norte, era necesario apresurarse, pues los muertos habían conseguido atravesar el Muro, y avanzaban hacia Invernalia. Después de que Cersei abandonó pozo dragón, todos habían quedado gratamente sorprendidos al oír de sus propios labios que recibirían la ayuda que habían pedido. Algunos la creyeron, sin cuestionarse nada más, pues pensaban que al fin había entendido la amenaza a la que estaban expuestos. Pero otros, como Tyrion y Varys sabían que había sido demasiado fácil, que su hermana no hacía nada por nadie si no era por su propio beneficio, por lo que marcharon hacia el Norte con la duda de si finalmente verían atravesar las puertas de Invernalia soldados con los estandartes de los Lannister, o todo esto no habría servido de nada.

La mañana siguiente mostraba un cielo grisáceo en Desembarco del rey, acompañado por suaves brisas de aire frío, lo que indicaba que el invierno estaba más cerca de lo que nadie pensaba. Jaime se puso su armadura, aquella que de color rojo y violeta, que eran los colores de su casa, y cogió su espada. La suave luz que entraba en su habitación se reflejaba en el dorado de dicha armadura, haciéndole parecer como lo que realmente era, el gran león de la casa Lannister.

Dejó sus aposentos y se dirigió a una pequeña sala para reunirse con los oficiales de su ejército, pues había mucho trabajo que hacer antes de partir hacia el Norte. Al llegar allí, los demás le estaban esperando, todos vestidos con la misma armadura, pero ninguno la lucía del mismo modo que Jaime, parecía que él había nacido para esa armadura. A sus pies, cubriendo todo el suelo, podía verse un mapa de todo poniente, los siete reinos a sus pies, dibujados con diferentes colores, y con los límites de cada reino bien marcados, lo que les permitía trazar una estrategia adecuada y precisa a cada situación.

La conversación sobre las maniobras para marchar al Norte fue muy fluida, todos aportaban ideas útiles, y todos acataban lo que finalmente el Lannister iba decidiendo, pues él era quién comandaría las huestes.

Largo rato pasó hasta que fueron interrumpidos. La reina entró, escoltada por la Montaña, cortando la conversación completamente. Con un vestido negro, con adornos color violeta, dejaban ver una mujer realmente imponente, que hacía sobra a los mismos caballeros.

- Alteza -. Dijeron todos los oficiales al unísono, haciendo una reverencia. Pero su hermano no medió palabra, pues no era el lugar dónde ella debía estar, él era quién debía encargarse de organizar las tropas, lo que le hizo pensar que nada bueno traía aquella visita tan repentina.

- ¿Se puede saber que estáis haciendo? -. Su mirada se clavó en Jaime, pues exigía que él explicase el motivo de aquella reunión, pese a que fuese obvio.

- Estamos analizando la mejor forma de organizar al ejército antes de partir a Invernalia, Alteza -. Jaime sonó frío, mostrando una ligera sensación de incomodidad ante la presencia de la reina, algo que a ella le pareció extraño, pues siempre había buscado su cercanía, incluso con más personas presentes.

- ¿Y que os hace pensar que voy a permitir que mi ejército marche al Norte, a una muerte segura? -. Ante esto, todos quedaron paralizados.

- Pero les dijiste que el ejército Lannister marcharía al Norte -. Jaime estaba empezando a perder los nervios. Conocía a su hermana perfectamente, pero esta vez creyó que ella por fin se había dado cuenta de lo que se estaban jugando - ¡Les dijiste que les ayudarías!.

- Pero eso no quiere decir que fuese verdad -. La reina mostró una sonrisa de victoria - El ejército Lannister al completo permanecerá en Desembarco del Rey para defender la ciudad cuando sea preciso, ya sea contra los muertos, o contra los vivos, si queda alguno después de su dichosa batalla -. Tras esta sentencia, les hizo un gesto a los oficiales, quienes entendieron rápidamente que debían abandonar la sala, y así hicieron, dejando a ambos hermanos, junto con la Montaña solos en aquella habitación.

- Pero necesitan ayuda Cersei, ya viste que la amenaza es real, no podrán ganar -. Jaime casi imploraba a su hermana que cambiase de opinión, pero el rostro de ella mostraba que su decisión estaba tomada,  y nada ni nadie podría hacerla cambiar de opinión.

- Pues si no consiguen derrotarlos, nosotros lucharemos contra los muertos aquí. Y si tienen suerte y consiguen vencer, lucharemos contra los vivos que hayan sobrevivido, pero si mando a mi ejército allí, no podremos pelear con unos ni con otros, todos estarán muertos -. La decisión estaba tomada, el ejército Lannister permanecería en Desembarco del Rey, pero lo que Cersei no sabía era que Jaime también había tomado su propia decisión.

- Yo dije que iría a defender el Norte, y así haré -. Sus palabras dejaron sorprendida a su hermana, pues esperaba que él permaneciese a su lado hasta el final de la guerra. - Cumpliré mi palabra de luchar por los vivos.

- ¿Por los vivos, o por ella? -. Esa pregunta dejó al caballero totalmente inmovilizado, pues no se la esperaba, y eso solo hizo que Cersei se diese cuenta de que su hermano tenía una nueva debilidad, y esta vez tenía un nombre distinto al suyo, algo que no podía permitir.

Con un solo gesto dirigido hacia la Montaña, éste desenvainó su espada, poniendo su filo en el cuello de Ser Jaime, haciéndole sentir el frío y afilado acero en su garganta.

Just Fire [Fanfic Jaime y Brienne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora