Jaime vio el final, sabía que la suerte lo había acompañado hasta allí, pero no había forma de vencer a aquel hombre. Quizás si hubiese tenido ambas manos podría haber luchado, plantado cara, pero con una sola mano, sin la habilidad que le había caracterizado tiempo atrás con la espada, estaba totalmente perdido. Había conseguido llegar hasta allí, y justo al final, cuando todo parecía que podía salir bien, su vida iba a terminar, viendo como su hermana lo miraba con aires de superioridad, y pensando en que la siguiente sería ella... Brienne...
A pesar de saber que no tenía oportunidad alguna contra aquel hombre, no estaba dispuesto a rendirse. Si tenía que morir, lo haría luchando, pensaba mientras con mucha dificultad conseguía parar la primera embestida de La Montaña, que le hizo tambalearse. La fuerza de aquel hombre parecía sobrehumana. Una nueva embestida lo acorraló contra una pared, quitándole la posibilidad de esquivar un nuevo ataque. Cuando éste se produjo, Jaime levantó su espada, haciendo que ambas chocasen, provocando un estruendo que hizo que toda la sala quedase en silencio.
Y finalmente el Lannister había caído. El frío suelo sostenía su cuerpo, sin apenas fuerzas. Jaime pudo observar la inmensidad de aquel hombre desde el suelo, y antes de recibir el golpe que acabaría con su vida, miró a su hermana, con una furia que ella desconocía hasta ese momento.
- Puedes estar orgullosa hermana, tu serás la culpable de acabar con nuestra familia -. Sabía que la familia era una de las cosas más importantes para ella, y no pensaba dejar este mundo sin que ella sufriese ningún daño - Tu necesidad de poder acabó con tus hijos, y acabará contigo también -.
La sola mención de sus hijos hizo que el rostro de la reina cambiase drásticamente. No toleraba que nadie la dijese que la muerte de sus hijos había sido su culpa.
- Yo quería a mis hijos, hice todo lo que pude por ellos, pero ni tú ni ninguno del resto de guardias fuisteis capaces de mantenerlos a salvo -. Ante ésta respuesta Jaime sonrió, había logrado su objetivo, Cersei se sentía dolida y culpable.
- Podrás cargar la culpa en quién quieras, pero en el fondo sabes tan bien como el resto que la única culpable de su muerte eres tú -. Jaime seguía haciendo daño en la herida que su hermana nunca había cerrado.
- ¡NO! -. Gritó ella, desesperada, pues no estaba dispuesta a seguir con aquella conversación. - Acaba con él, ahora mismo -. Exigió dirigiéndose al Clegane.
Jaime cerró los ojos, asumiendo que su vida había llegado hasta ese momento, que todo se acababa allí, y dibujando en su rostro la imagen de Brienne sonriendo al verle, cuando ambos eran felices. Si tenía que morir, lo haría con el último recuerdo feliz que le acompañaba.
Los segundos parecían horas, sabía que de un momento a otro sentiría el frío acero atravesando su piel, pero parecía que aquel momento nunca llegaría. Abrió los ojos y la confusión invadió su cuerpo.
La suerte parecía querer seguir a su lado. La Montaña había soltado su espada, pues otra diferente le había atravesado desde la espalda hasta el pecho, dejando su sangre correr libremente a lo largo de su armadura.
"Pero... ¿Quién?" Pensaba Jaime, ¿Quién se había atrevido a salvarle la vida ante una sala repleta de soldados Lannister?.El Clegane no calló al suelo, si no que se giró sobre sus talones para encarar a la persona que le había apuñalado por detrás, y con un solo movimiento de brazo tiró a esa persona al suelo. Fue entonces cuando Jaime pudo ver su rostro, era El Perro, Sandor Clegane. Entonces todo volvía a cobrar sentido, todo el reino sabía que ambos hermanos no se soportaban, y había aprovechado la que seguramente sería su última oportunidad para acabar con él.
El Perro se levantó, y las espadas de ambos comenzaron a chocar. Si alguien podía acabar con ese monstruo que la propia Cersei había creado era su propio hermano. Jaime aprovechó la situación para levantarse y alejarse de aquella pelea, acercándose lentamente hacia el lugar dónde se encontraba su hermana reteniendo a Tyrion.
Ella, con su atención puesta en aquel enfrentamiento, no se había percatado de que su propio hermano se acercaba a ella. Sabía que era su última oportunidad, y no podía desaprovecharla.
Cersei sintió el frío metal rozando su cuello. Sorprendida, intentó girarse para ver de quién se trataba, pero el acero no se lo permitía. Miró hacia el lugar en el que Jaime estaba, y al no verlo allí supo que se trataba de él.
- Suelta a mi hermano, ahora mismo -. Cersei no estaba acostumbrada a que Jaime la hablase con aquel tono tan exigente, y pese a saber que había perdido el control de la situación, era algo que la gustaba.
- Ambos sabemos que me matarás igualmente, así que ¿Por qué no llevarme la vida de tu querido hermano conmigo? -. Éstas palabras hicieron que el empuje de la espada contra su cuello aumentase, haciendo que un pequeño hilo de sangre comenzase a adornar su cuerpo.
- Si él muere, haré que seas tu la que me suplique que te mate -. La verdad era que Jaime nunca había torturado a nadie, pero estaba dispuesto a hacer una excepción.
- Y ella... Esa puta rubia con la que te acuestas morirá también, y no podrás hacer nada, porque si yo caigo, tu caerás conmigo -. De nuevo aquella sonrisa de superioridad en el rostro de Cersei.
La Montaña pudo ver como la espada de Jaime se encontraba en el cuello de Cersei, por lo que dejó de lado su enfrentamiento con su hermano para ir en su ayuda. Pero esto no hizo otra cosa que dar ventaja a Sandor, quién aprovechó la situación para atravesar la cabeza de su hermano con la espada, haciendo que éste finalmente cayese al suelo, sin vida, algo que hasta ese entonces parecía imposible.
- Se que moriré haga lo que haga, así que tus palabras no me importan lo más mínimo -. Dijo Jaime, aunque las palabras de Cersei le habían atravesado como un puñal, sabía que si alguien quería acabar con la vida de Brienne, ella se defendería sin ayuda de nadie, y una vez muerta Cersei, no habría nadie para mandar a más hombres para acabar con su vida.
Y con ese pensamiento recorriendo su mente, apartó la espada del cuello de su hermana, la acercó a su espalda, y la clavó justo en el lugar dónde se encontraba su corazón.
La reina cayó de rodillas, y miró a los verdes ojos de Jaime mientras la vida se alejaba de ella poco a poco. Jaime sintió un dolor agudo dentro de él, sabía que era lo que tenía que hacer, pero aún así se trataba de su hermana, de alguien a quién él pensaba que había amado durante la mayor parte de su vida. No pudo evitar derramar alguna lágrima por ella, ni tampoco pudo evitarlo su hermano, quién permanecía de rodillas, junto a Jaime, sintiendo el dolor de perder a su hermana, a pesar se que ella siempre le había odiado.
La reina había caído, y los soldados habían desenvainado sus espadas, pues a pesar de ser soldados Lannister, tenían órdenes muy concretas, y estaban dispuestos a cumplirlas, acabarían con la vida de todos aquellos que había en aquel salón que no pertenecían a dicho lugar.
Su avance hacia ellos comenzó, cuando un gran estruendo se escuchó, justo debajo de sus pies. El suelo comenzó a temblar, las paredes lo siguieron, y finalmente el techo, el cuál comenzó a dejar caer pequeños trozos de piedra, los cuales se iban haciendo más y más grandes.
A los pocos segundos, el palacio había empezado a derrumbarse, y los que permanecían dentro sólo tenían dos opciones, morir sepultados o correr para tener una pequeña posibilidad de salir se allí con vida.
A pesar de que todos optaron por correr, fue prácticamente en un abrir y cerrar de ojos cuando la totalidad del castillo se encontraba derrumbada, con miles de soldados bajo sus escombros.
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Just Fire [Fanfic Jaime y Brienne]
RomanceLa gran guerra era inminente, el enfrentamiento entre vivos y muertos estaba más cerca de lo que nadie pensaba, pero aquello no era lo que ocupa los pensamientos de Ser Jaime. Fanfic sobre Ser Jaime y Lady Brienne.