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Brienne había accedido a quedarse aquella noche, pues no podía negarse, no tras tanto tiempo deseando volver a ver sus ojos verde esmeralda. Cenaron, bebieron y hablaron sobre la situación en la que se encontraba el Norte. Las horas pasaban como si de segundos se tratase, pues ambos habían creado un espacio en el que no necesitaban nada ni a nadie.

- Quiero ayudar -. Brienne sabía que querría salir de aquella cama cuanto antes, pues ella habría querido lo mismo de estar en su situación, pero lo principal era que se alimentase adecuadamente, y descansar, para volver a recuperar fuerzas.

- No deberías salir de esta cama en un tiempo -.

Jaime frunció el ceño, pero se veía divertido, haciendo que Brienne se sintiese reconfortada, pues lo último que quería era tener una discusión el mismo día que había despertado.

- Lo se, pero no puedo estar aquí, necesito salir... Bastante tiempo he pasado aquí postrado, como para continuar haciéndolo mientras todos ponéis de vuestra parte para combatir a los muertos -. Brienne quería decirle que no, que no dejaría que se levantase, aunque ella misma tuviese que hacer guardia en su puerta, pero sabía que ni ella misma podría imperdile dejar aquella habitación.

- ¿No hay forma alguna de que cambies de idea? -.

- No, ninguna -. Y con una sonrisa acercó a Brienne más a él, haciendo que ambos estuviesen tan cerca el uno del otro que casi podían sentir el calor que sus pieles desprendían.

- Hagamos un trato -. Ella había pensado en alguna forma de ganar tiempo, tiempo para que él se recuperase un poco, pues era imposible que abandonase aquella cama de inmediato - Esperaremos un par de días, y si para entonces te sientes más fuerte, yo misma te traeré una espada -. Dijo, levantando la barbilla, satisfecha.

- Está bien, te tomo la palabra -. Ambos sonrieron, no podían ocultar su felicidad. Una felicidad que en los tiempos que corrían escaseaba, por lo que zanjaron el tema, desviando la conversación, intercambiándose historias de sus batallas.

El tiempo parecía haberse parado solo para ellos, allí, en aquella habitación, las horas no parecían avanzar. Hacía largo rato que la noche se había apoderado del lugar, pero ellos no se dieron cuenta, permanecieron sumidos en una felicidad impropia de lo que se les venía encima.

Hablaron sobre todo y nada a la vez, planes de batalla y el frío que invadía el Norte. El caballero fue el primero en tumbarse, pues su cuerpo comenzaba a pedirle un poco de descanso. Al hacerlo, ella volvió a hacer ademán de marcharse, para así dejarle recuperar fuerzas, pero él se fijó enseguida en lo que pretendía hacer, por lo que hizo un ligero movimiento, dejando la mitad de la cama libre, y apartó las pieles que cubrían dicha parte, a modo de invitación.

Ella volvió a sorprenderse, pues en ningún momento se habría planteado pasar la noche con el Lannister, no de ese modo.

- Vamos... Prometiste no dejarme solo esta noche -. Su sonrisa no había dejado su rostro en toda la noche, y no lo hizo ahora, pues hablaba con la seguridad del que sabe que conseguirá su propósito - Es la única forma de seguir con nuestra conversación. No puedo aguantar sentado mucho más tiempo, y creo que tu tampoco-.

- Pero... yo... -. El caballero sabía a que se refería ella, pues sus ojos empezaban a ser como un libro abierto para él.

- Solo quiero alguien con quién hablar, y quién mejor que tu -. Y extendió su mano, haciendo que Brienne volviese a acceder a sus peticiones.

Ella tuvo sentimientos encontrados, pues la felicidad la desbordaba, pues jamás se había imaginado compartir cama con alguien que había echo despertar sus sentimientos de aquella forma, pero estaba empezando a ser su debilidad, y en poniente una debilidad podría significar la muerte.

Se forzó a dejar fuera los malos pensamientos, y disfrutó del momento, disfrutó de una larga conversación. Ya habría tiempo de pensar como convertir una debilidad en un punto fuerte.

Conforme la noche avanzaba, ellos cada vez se sentían más cómodos, tanto que se que quedaron dormidos sin apenas darse cuenta. Durmieron tan cerca el uno del otro que sus alientos prácticamente se rozaban.

El sol volvió a aparecer a la mañana siguiente, los rayos entraban por cada una de las ventanas de Invernalia, haciendolo parecer un lugar mucho más cálido y acogedor.

La puerta de la habitación se abrió repentinamente, causando un ruido que despertó a ambos de su profundo sueño.

- ¡Pero qué ven mis ojos! -. 

Brienne salió de la cama lo más rápido que pudo, quedando de pie de nuevo al lado de la cama.

- Tyrion... -. Balbuceó Jaime - ¿Es que acaso no sabes llamar a la puerta? -.Y Tyrion rió, pues no esperaba encontrarse con aquella situación, y la incomodidad de ambos le resultó divertida.

- Jamás habría imaginado encontraros así -. Siguió bromeando, haciendo que la vergüenza que sentía Brienne se acrecentase - Bueno, para que mentir, la verdad es que no me sorprende -. Y una carcajada volvió a salir de su boca.

- Lord Tyrion -. Saludó Brienne, dejando la habitación sin apenas mirar al caballero. "No me quedaré para ser objeto de burla de un enano" pensó, al tiempo que abandonaba la situación.

- Ya la has echo enfadar -. Jaime frunció el ceño, pero lo cierto es que aquella mañana se había despertado de muy buen humor, y ni las burlas de su hermano podían hacer que eso cambiase. 

- Bueno, estoy seguro de que se recuperará -. Se acercó a la cama donde se encontraba su hermano, sentándose en la silla que había junto a ella - Se te ve feliz-.

- Lo estoy hermanito, lo estoy -.

- Daría cien dragones de oro por ver la cara de Cersei al verte en la cama con alguien que no es ella -. Y volvió a reír, pero a Jaime no le resultó tan gracioso, pues eso mismo era lo que casi le había provocado la muerte, por lo que miró a su hermano con desaprobación, haciendo que Tyrion dejase las bromas a un lado.

- Está bien, está bien -. Hizo un gesto con las manos, indicando que había sido suficiente - Ahora hablemos de cosas serias. Acaban de llegar los salvajes que quedaban guardando el muro, el rey de la noche tiene un jodido dragón, y ha conseguido derribar el muro... Los muertos estarán a nuestras puertas antes de lo que pensamos.

Jaime se incorporó en la cama, pues se encontraba mucho mejor que el día anterior. La comida sólida le había echo recuperarse muy rápido, y el echo de tener todas las heridas curadas hacía que dicha recuperación fuese aún más rápida.

- Necesito salir de aquí -. Plantó sus pies desnudos en el frío suelo de Invernalia, e intentó levantarse por si mismo, notando que sus músculos aún seguían algo entumecidos por la falta de movimiento, por lo que necesitaría ayuda.

- No se si esto es muy buena idea -. Replicó Tyrion - Quizás te convendría pasar algún día más en cama -. Sabía que su hermano haría caso omiso, pero no perdía nada por intentar hacerle entrar en razón.

- Cuanto más tiempo pase aquí encerrado, menos tiempo tendré para prepararme para la batalla. Así que ayúdame a levantarme y salir de esta habitación -. Por lo que Tyrion le ayudó a vestirse y, a modo de apoyo, le ayudó a abandonar aquella fría estancia que había sido su único hogar durante las últimas semanas.


Just Fire [Fanfic Jaime y Brienne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora