El ambiente se notaba tenso. Era evidente que los dos hermanos no se toleraban entre ellos, pero era una situación muy comprometida como para no obviar sus problemas personales durante al menos un momento.
- Tenemos la prueba que necesitas para creernos cuando hablamos de la amenaza que está a punto de atravesar el muro.- Contestaba Tyrion, lleno de dudas sobre si su hermana lo escucharía o intentaría alguna jugada contra él.
- ¿ Y qué te hace pensar que a mi me importa esa amenaza?- . Respondía contundente Cersei - El norte queda muy lejos de la capital. En el supuesto caso de que el Norte caiga, los derrotaré aquí, en mi terreno.
- Creo que no entiendes el tamaño de la guerra que se avecina. Su ejército inmenso, quizás no haya suficientes hombres en todo Poniente para acabar con ellos. ¿Qué te hace pensar que tus huestes podrán superar esa batalla si nosotros, contando con el ejército norteño y el ejército de Daenerys, no somos capaces de sobrevivir?-. Contestó Tyrion, percatándose de que su hermana apretaba la mandíbula cada vez que la madre de dragones era nombrada.
- No espero vencerles si el Norte cae, pero me estás pidiendo que me una a la mujer que quiere mi trono... ¡A la mujer que quiere matarme!-. Reprochó Cersei.
Tyrion veía que un acuerdo con su hermana iba a ser imposible de lograr. Jamás conseguiría que ella luchase al lado de Daenerys... Pero si sólo consiguiese ver la prueba de lo que se acercaba a Poniente, quizás tendrían una mínima posibilidad de que ella cambiase de opinión, y quizás eso si podría conseguirlo.
- Está bien-. Contestó Tyrion - Al menos déjanos mostrarte lo que venimos a mostrar. Obsérvalo con tus propios ojos, y sólo entonces volveré a repetirte mi petición.
Cersei miraba a Tyrion dubitativa, sabía que debía ver de que se trataba, de otro modo jamás creería las historias que llegaban a sus oídos sobre muertos que caminaban.
- Está bien-. Sentenció la reina - Pero no te confundas, nada de esto implica que mis huestes vayan a marchar con vosotros al Norte.
Tyrion hizo un gesto afirmativo a la reina y dejó sus aposentos. Sabía en la situación que se encontraban, si no conseguían que el ejército de Desembarco del Rey luchase con ellos, la guerra se tornaba más difícil aún.
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Mientras tanto, Jaime se sentía inquieto en sus aposentos. La habitación comenzaba a hacérsele pequeña, el aire se le hacía más denso. Era una sensación que nunca había sentido, pero los nervios le estaban superando. Decidió salir a los jardines de la Fortaleza Roja, paseó largo rato, hasta que finalmente paró frente al mar. Era algo que siempre le tranquilizaba, la suave brisa, el vaivén de las olas, el atardecer en el horizonte... Parecía haberse calmado cuando un alboroto se escuchó de fondo.
La curiosidad pudo con él, y se acercó para ver que era lo que pasaba. Y allí estaba ella, Lady Brienne de Tarth, discutiendo con un guardia real a la entrada del castillo. ¿El motivo? Sinceramente no le importaba mucho, porque solamente su presencia hizo que le diese un vuelco al corazón.
Tras unos minutos observando las escena, calmó su respiración, apretó su mano en un puño para calmar también sus nervios, y se acercó. Brienne sabía que alguien se acercaba, pues escuchaba unos pasos tras ella, pero al mirar para ver quién era su cuerpo se congeló. Aquellos ojos verdes que la miraban intensamente hicieron que se olvidase momentáneamente de la discusión que estaba teniendo.
Ambos se quedaron parados, mirándose a los ojos, como intentando decirse la reacción que habían provocado el uno en el otro sin mediar palabra. El tiempo parecía parase, y el rubor en las mejillas de ambos era más que evidente. Pero ese momento rápido acabó cuando el Capa Blanca interrumpió.
- He dicho que Lady Sansa no tiene permitido caminar por el castillo como si fuera una invitada, porque es una enemiga de la Reina.
- ¿No querréis que se quede encerrada en sus aposentos hasta que vuelva a marchar a Invernalia, no?-. Volvió a responder Brienne, quién estaba incluso más alterada que momentos antes, por lo que inconscientemente comenzó a gritar más alto.
Jaime había visto en este enfrentamiento la oportunidad de hablar con ella a solas, por lo que rápidamente intervino en la conversación.
- Por muy enemiga que sea del reino, no podemos tratarla como si fuese una prisionera, ¿no crees?.
El guardia sabía que Jaime no iría en contra de la reina, no haría nada para perjudicarla, por lo que, tras un momento de duda, acató lo que él dijo, se despidió de ambos con una reverencia, y les dejó solos.
Por un instante, Jaime pensó en acercarse a ella, acariciarla, besarla... Necesitaba sentir el contacto de su piel, su calor... su cercanía lo reconfortaba. Jamás se había sentido reconfortado al acercarse a Cersei, con ella todo era incertidumbre, pero Brienne le traía paz, una sensación de libertad que siempre había anhelado. Pero un rechazo por su parte lo dejaría hundido, por lo que en lugar de acercarse a ella, inició una conversación con intención de averiguar si ella podría llegar a sentir lo mismo que él.
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Just Fire [Fanfic Jaime y Brienne]
RomanceLa gran guerra era inminente, el enfrentamiento entre vivos y muertos estaba más cerca de lo que nadie pensaba, pero aquello no era lo que ocupa los pensamientos de Ser Jaime. Fanfic sobre Ser Jaime y Lady Brienne.