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La culpabilidad le había invadido. Brienne estaba herido y él sentía que era por su culpa, por no haber echo lo que sabía que tenía que hacer, pues sabía que Cersei no se iba a dar por vencida, no hasta que él volviese a sus brazos o acabase muerto.

El maestre le había dicho que se trataba de una herida bastante profunda, pero no había alcanzado ningún órgano vital, aunque había perdido mucha sangre, lo que significaba que tardaría un poco más en recuperar todas sus fuerzas. Estaba fuera de peligro, de momento. El caballero había comenzado a ver peligros donde antes se había sentido seguro, las paredes de Invernalia no se sentían como antes, lo que habían visto como un refugio, un lugar en el que estar tranquilos, alejados de las guerras y los enfrentamientos entre reinos, había pasado a ser un campo de batalla más, donde Cersei tenía de nuevo el control.

El Lannister permanecía junto a su cama la mayor parte del día, haciéndola compañía, hablando con ella, y aunque sabía que ella no lo necesitaba, protegiéndola, pues su hermana podría haber comprado a cualquiera que trabajase allí, pues ni los norteños son inmunes a una buena cantidad de oro Lannister.

Sansa venía a visitarla muy frecuentemente, hablaban de la situación de Invernalia, que tras la gran batalla, siempre permanecía tranquila, y Brienne la ponía al día sobre su estado de salud. En ese momento, Jaime aprovechaba para dar un paseo y despejar su mente. Pero aquel día fue distinto, tuvo un presentimiento y decidió quedarse tras la puerta.

Sansa, como era usual, comenzó a hablar con Brienne sobre Invernalia, y el Norte en general, tras ello, Brienne la interrumpió, preguntando sobre la situación actual de Desembarco del Rey, pues ya había pasado bastante tiempo desde que Daenerys, Jon y sus ejércitos habían partido.

- Se encuentran cerca, muy cerca de la ciudad, no creo que tarden en atacar -. Había contestado la Stark.

- ¿Y como piensan defenderse de un ejército formado por dothrakis, inmaculados, norteños y un dragón? -. Brienne, en el fondo de su corazón, tenía la esperanza de que fuese una batalla sencilla, y que por fin pudiesen derrotar a Cersei, para así poder estar a salvo de sus garras, aunque sabía que sería difícil para Jaime.

- Tienen a todo el ejército Lannister, y parece que el banco del hierro les ha ayudado a conseguir a la compañía dorada, junto con los hombres de Euron Greyjoy... Cuentan con un ejército mayor que el de la madre de dragones -. Sansa se percató del cambio en la expresión de Brienne. Todo se había complicado, las posibilidades de victoria habían disminuido mucho.

Jaime, al escuchar ésto, palideció. Sabía que un dragón no sería suficiente para detener a su hermana, pues sabía las armas que tenía para acabar con él, y en cuanto al ejército, la superioridad numérica ponía la balanza muy a su favor. 

Se alejó de allí, caminando distraído, pensativo. Sabía cual era la solución, pero seguramente aquello implicaría que su vida terminaría allí, en desembarco del rey, junto a su hermana, sin volver a ver a Brienne. Solo pensar en no volver a verla le causaba dolor, pero no tanto como pensar que ella podría morir si él no actuaba rápido. "Soy el único que puede poner fin a esto" pensaba, "ella me escuchará... debe hacerlo".

La noche había empezado a caer, y la preocupación se dejaba ver en el rostro de Brienne. No había visto ni sabido de Jaime desde la mañana, desde que salió de allí para que ambas pudiesen hablar tranquilamente, y no era normal. Algo debía haber pasado. Preguntó a las criadas que la ayudaban a lavarse y vestirse, preguntó al maestre que la visitaba para ver como avanzaba su recuperación, incluso a los soldados que guardaban su puerta para asegurarse que nadie sin permiso pudiese pasar, y nada, nadie le había visto en todo el día, nadie tenía noticias de él.

No conseguía descansar, había pensado en salir en su busca, pero sabía que no podría hacerlo sin ayuda, pues la herida aún parecía atravesarla cada vez que se movía más de la cuenta. Aún así, intentaba incorporarse para ponerse de pie, sin éxito alguno.

- Deberías estar descansando -. Se escuchó al fondo de la habitación. Debía estar tan concentrada en sus esfuerzos por levantarse que no escuchó la puerta abrirse. Unos ojos la observaban intensamente desde las sombras provocadas por el fuego. Apenas podía ver de quién se trataba, hasta que un destello de luz hizo resalta la mano de oro.

- ¡Jaime! -. dijo casi gritando -. ¿dónde estabas? estaba preocupada... ¿estás bien? ¿ha pasado algo? -. las preguntas se acumulaban en su boca.

- Yo... -. Le dolía demasiado lo que estaba a punto de hacer, aunque fuese por su bien, sabía que aquello la destrozaría, pero no podía hacerla formar parte, no podía volver a ponerla en peligro. Agachó la cabeza, y mirando al suelo continuó - Me marcho, Brienne... Vuelvo a desembarco del rey -.

Aquellas palabras hicieron que ella se olvidase de su herida, y se levantó, lo que hizo que él se acercara a ella para sostenerla. Sentir su calor eran tan reconfortante que por un instante dudó, pensó en si realmente estaba haciendo lo mejor para ambos.

- Pero tu lugar está aquí, conmigo -. Las lágrimas habían empezado a brotar de los ojos de Brienne, no podía creer que después de todo lo que habían pasado para llegar hasta allí, para por fin estar juntos, fuese a terminar de ese modo. - Tu hermana no te merece, eres mucho mejor que ella, no se merece salvarse a cambio de tu vida, ya la has dado demasiado -. Su voz se quebraba a cada palabra que decía. Le iba a perder, por ella, por aquella mujer que había intentado acabar con él por no permanecer a su lado... Estaba consiguiendo lo que se había propuesto.

- Tengo que hacerlo... Es mi hermana, no puedo dejarla morir a  manos de ella -. Dijo refiriéndose a Daenerys.

Brienne le levantó la cabeza, necesitaba ver sus ojos, ver que era verdad lo que estaba diciendo. Pero solo encontró en ellos tristeza y dolor, un dolor que sabía que no era provocado por la hipotética muerte de su hermana, entonces ¿por qué?, ¿por qué abandonarla ahora?. No tuvo tiempo de formular esas preguntas en voz alta, pues los labios del caballero se juntaron con los suyos.

Fue un beso que supo a nostalgia, a despedida. Cuando sus labios se separaron sus ojos brillaban, estaba siendo más duro de lo que Jaime se había imaginado, pero no había vuelta atrás.

- Te quiero -. Fue lo último que dijo antes de abandonar la habitación, dejando a Brienne totalmente desolada, rota, llorando por una felicidad que se alejaba de ella, una felicidad que jamás habría pensado encontrar con él, pero que no habría cambiado por nada en el mundo.


Just Fire [Fanfic Jaime y Brienne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora