13

464 34 1
                                    


La noche estaba tranquila, ligeras corrientes de aire frío comenzaban a llegar a la capital. El cielo mostraba las estrellas y el aroma a mar llenaba el ambiente del bosque de los dioses.

- Decidme Varys, ¿está todo bien? -. El caballero se veía impaciente por una recibir una respuesta. Mientras tanto, Lord Varys permanecía tranquilo, sosegado, mirando a los ojos al Lannister, intentando descifrar sus pensamientos, lo cuál no le resultó demasiado difícil.

- Ser Jaime, jamás pensé veros tan impaciente por hablar conmigo -. La actitud burlona de Varys hizo que el caballero frunciese el ceño y tensase los músculos de su cuerpo. No tenía tiempo para bromas en aquellos momentos.

- Lord Varys, no es momento para juegos, así que exijo que me digáis lo que habéis venido a decirme ahora mismo -. El tono de Jaime era desafiante, frío. Conseguiría que Varys hablase de un modo u otro pensaba mientras agarraba su espada de manera involuntaria.

El eunuco se percató de aquella acción, y esbozando una sonrisa, se dispuso a continuar con aquello que le había llevado allí.

- Tranquilo, Ser Jaime -. Dijo intentando tranquilizar al caballero, aunque aquello parecía algo imposible en aquel momento - Solamente he venido a hablar.

- ¡Pues hablad! -. Gritó Jaime exigente.

- Está bien -. Estaba claro que para Varys aquello se trataba de un juego, pero sabía que llevarlo al extremo podría complicarlo todo, por lo que al fin habló - Lady Brienne está con nosotros, a salvo.

Aquellas palabras hicieron que Jaime soltara todo el aire que había en sus pulmones, una sensación de alivio recorrió cada punto de su cuerpo. Poco importaba lo que había pasado sabiendo que ella estaba bien, y escondida de las garras de Cersei.

- Solamente he venido a informaros del lugar en el que se encuentra, por si os fuese útil en algún momento de su corta estancia allí.

El Lannister sabía que si no sabía el paradero de ella, nadie podría manipularlo para intentar encontrarla, pero la tentación de saber dónde se encontraba fue demasiado para él, por lo que asintiendo la cabeza hizo que Varys le desvelase el lugar exacto.

- ¡Un burdel! -. Gritó el caballero - ¡ La habéis metido en un vulgar burdel! Os ordeno que la saquéis de allí ahora mismo - El enfado de Jaime era más que evidente, no quería que se la viese con el tipo de gente que regentaba lugares como aquellos. No podría traer nada más que más problemas.

- No se preocupe, Ser -. Lord Varys continuaba tranquilo, sin una pizca de nerviosismo en sus palabras - Es el lugar más seguro en el que se podría esconder, nadie la buscará en un lugar como aquel. Y además, se encuentra con vuestro hermano, por lo que podéis estar tranquilo, no la dejaremos a merced de los soldados de su hermana.

Ser Jaime, al escuchar lo que el eunuco le había dicho, intentó pensar fríamente sobre ello, y en el fondo sabía que llevaba razón, su hermano no dejaría que la pasase nada sabiendo lo que él sentía hacia ella, aunque eso no quitaba el echo de que odiaba que se encontrase en un lugar como aquel.

Finalmente, tras aclarar algún que otro detalle más sobre cómo ella les había encontrado y les había contado la situación en la que estaba, ambos se despidieron, tomando caminos totalmente opuestos.

El caballero debía volver a su habitación a la mayor brevedad posible, seguramente todo se habían enterado de lo que había pasado en los jardines momentos antes. Emprendió la marcha, volviendo a atravesar los jardines, pero esta vez corriendo, viendo los cuerpos de los caballeros que le habían atacado. Una vez en palacio, el camino fue relativamente sencillo, las sombras y columnas le permitieron mantenerse escondido cuando veía a alguien sin que se percatasen de su presencia allí.

Finalmente llegó a sus aposentos, cerró la puerta tras él y dejó su espada apoyada cerca de la puerta. Todo parecía muy tranquilo... Demasiado tranquilo, como si nada hubiese pasado. Se sentó a los pies de su cama, exhausto, divagando sobre como se sentiría Brienne, si realmente estaría a salvo de los soldados de Cersei, si él podría irse con ella cuando abandonase Desembarco... Todo parecía tan posible un instante e imposible el siguiente.

De repente, alguien llamó a la puerta, sacándolo inmediatamente de sus pensamientos. No estaba para nadie, solamente quería estar solo con sus pensamientos durante un rato. Pero de poco le sirvió cuando la puerta se abrió, dejando ver a su hermana. Cersei mostraba una actitud fría, y distante, pero satisfactoria a su vez.

- Alteza -. Ser Jaime no quería tener una nueva batalla con su hermana, por lo que intentó disimular su actual estado de ánimo.

- ¿Se puede saber que hacías en los jardines y por qué has matado a mis hombres? -. Demandó la reina. Jaime sabía que la reina le pediría explicaciones, pero a pesar de ello, no había pensado que responder.

- Solamente tomar un poco el aire, hermana -. Dijo intentando mostrar una sonrisa - Y en cuanto a tus hombres, fueron ellos los que me atacaron, yo solamente me defendí. No creo que eso sea un delito.

Cersei sonrió fríamente, llenándose una copa de vino. No estaba creyendo nada de lo que su hermano le decía, y Jaime se estaba dando cuenta de ello, tendría que actuar rápido por su bien y por el bien de Brienne.

- ¿No estarías buscando como huir para buscar a esa gigante? -. El modo despectivo en el que Cersei hablaba de Brienne hizo que Jaime apretara la mandíbula. Sabía que no iba a dejar pasar el asunto, no pararía de buscar a Brienne hasta que la encontrase.

Tras unos segundos, el caballero se levantó, y se acercó a su hermana, cogiéndola por la cintura, y dejando la copa de vino que ésta tenía encima de una mesa de madera. Sabía que era la única manera de proteger a Brienne, aunque sentía que la estaba traicionando del peor modo posible.

- Hermanita, yo solo tengo ojos para ti -.

Cersei sonrió ante aquella afirmación en el mismo instante en el que sus labios se juntaron con los de su hermano. La pasión de aquel beso se fue incrementando conforme pasaban los segundos, haciendo que ambos se dirigiesen a la cama despojándose de su ropa.

Quizás aquello haría que la reina olvidase lo que había pasado con Brienne, pero el caballero sólo pudo pensar en ella mientras estaba dentro de su hermana, sintiéndose la peor persona de los siete reinos, y sabiendo que no era merecedor de una mujer como Brienne. No después de aquello.

Just Fire [Fanfic Jaime y Brienne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora