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Ser Jaime fue llevado a sus aposentos. Sabía cómo era su hermana, como podría haber pensado que no habría represalias para nadie. Había sido un ingenuo, y ahora se encontraba tirado en la cama, completamente devastado, y sin ninguna posibilidad de ayudar a la mujer que ocupaba sus pensamientos, ya que ni si quiera sabía si habría sido capaz de esconderse de los soldados que había enviado la reina.

Por otro lado, Lady Brienne, acompañada por Lord Tyrion, llegó al lugar que usaría como escondite esa noche, pues al día siguiente dejaría Desembarco del Rey.

- ¿No había un lugar mejor? -. Aunque realmente no se sorprendía en absoluto de encontrarse a las puertas de un prostíbulo. No estaba muy convencida de que aquel lugar fuese el más seguro, pues en la capital todas las paredes tienen ojos y oídos, pero no tenía otra opción, Ser Jaime había sido apresado y quería creer que Tyrion no haría nada que fuese en contra de su hermano.

- Lady Brienne -. Explicaba Tyrion - Se que no frecuentáis lugares como éstos, y por ese mismo motivo no creo que os busquen aquí. Tyrion llevaba razón, nadie buscaría en un lugar como aquel.

Aún dubitativa, Brienne subió con el pequeño león a una habitación, la más apartada de todas, para evitar el mayor número de miradas posible.

- ¿ Y cómo sabéis que ninguna de éstas mujeres hablará? -. Al fin y al cabo, allí todo el mundo se vendía por oro, y la información era lo que más oro podía dar.

- Tranquila, mi Lady, ahora tienen suficiente oro para derrochar durante un año, hoy nadie sabrá que estamos aquí -. Aseguraba Tyrion. Y era cierto que aquella seguridad con la que hizo aquella afirmación consiguió que Lady Brienne al fin pudiese relajarse, aunque aquello no la duró demasiado. Sansa seguía demasiado cerca de Cersei, y aún con la escolta que la acompañaba, sabía de lo que era capaz la reina. Y Jaime... Jaime estaba solo con su hermana, y cualquier cosa podría pasar... ¿Y si lo ha matado? ¿Y si estaba de nuevo entre sus brazos?. Sus pensamientos la hacían estar en otro mundo, y Tyrion se percató de ello.

- ¿Que os preocupa, mi Lady? -.

- Necesito saber si Lady Sansa se encuentra a salvo -. Afirmaba ella, agachando la cabeza, ya que le costaba admitir que estaba preocupada por el Matarreyes - Y su hermano... Me salvó la vida, no quiero que nada malo le pase por mi culpa.

- Varys ha vendrá con información dentro de poco, y ambos podremos salir de dudas -. Contestaba Tyrion, aparentemente calmado. Aunque por dentro rezaba para que su hermano estuviese bien.

Los minutos pasaban, y solo se escuchaba el sonido de aquellos que iban al burdel en busca de compañía. La espera se estaba haciendo eterna para ambos, y la desesperación comenzaba a estar presente en ambos rostros. Casi como respuesta a sus plegarias, la puerta de la habitación se abrió lentamente. Ambos se pusieron en guardia, pues no era imposible que alguien les hubiese descubierto, cuando finalmente Varys se dejó ver, con una sonrisa en el rostro.

- Lord Tyrion, Lady Brienne -. Saludó haciendo una reverencia - Traigo noticias de la Fortaleza Roja.

Ambos esperaban expectantes, no estaban para aguantar la intriga que Lord Varys pretendía dar a aquel momento.

- ¿Y bien? -. Exigió el enano.

- Lady Sansa se encuentra perfectamente -. Afirmaba Lord Varys - La reina respeta el acuerdo al que se llegó, y no la hará daño. Pero una vez termine la reunión, no creo que deba volver por aquí. Para entonces el acuerdo habrá perdido toda legitimidad, y quién sabe lo que podría ocurrir.

- ¿Y Ser Jaime? -. Brienne no pudo ocultar su tono de preocupación.

- Bueno... Ser Jaime se encuentra encerrado en sus aposentos, aunque se encuentra bien, no ha tenido más castigo que unos cuantos golpes aquí y allá. Lamento comunicaros que no ha podido evitar que todo el mundo en palacio os esté buscando. Cersei ha pedido vuestra cabeza, y no parará hasta conseguir lo que quiere, por lo que os recomiendo que abandonéis Desembarco a la mayor brevedad posible.

- No -. Sentenció ella - No pienso abandonar y dejar aquí a ambos, no puedo hacerlo.

Los dos hombres se miraron entre ellos. Todos los allí presentes sabían que era la mejor opción para ella, pero su honor no la permitía dejar a nadie atrás, por lo que no intentaron convencerla de lo contrario.

- Está bien. Pasad la noche aquí, yo volveré en cuanto consiga nueva información. Y sobre todo, aseguraos de que nadie os vea mi Lady -. Dijo Varys, despidiéndose de ambos.


Ser Jaime seguía tumbado en la cama, observando el techo y preguntándose si Brienne habría conseguido esconderse sin ser vista, pero algo le distrajo de sus pensamientos. Algo sonó en su puerta, y no había sido ningún guardia. Rápidamente se levantó de la cama, preparándose para defenderse ante un posible ataque, cuando observó un pequeño pergamino justo a los pies de la puerta. Alguien lo había pasado por debajo.

Dudoso, se acercó a recogerlo, pero antes abrió la puerta para ver quién había sido el responsable de aquello. A lo lejos del pasillo pudo observar a un niño con ropajes de criado corriendo para alejarse de allí, e incluso le pareció ver que aquel niño le miró haciéndole un guiño antes de girar en una esquina. Aquello solo podría significar una cosa... Varys.

Se apresuró a volver a la habitación y abrir aquel pergamino, sabía que lo que estuviese escrito en él sería de gran importancia.

"Un gran zafiro ha solicitado ayuda esta noche. Por suerte, su hermano y yo hemos podido facilitársela. Si desea saber algo más, os espero a media noche en el bosque de los dioses."

¿Un zafiro? Pensó Jaime... ¡Brienne! había conseguido escapar, y estaba viva. El caballero respiró aliviado, no todo estaba perdido aún. Quedaba poco para media noche, por lo que se preparó para salir de sus aposentos, aunque no iba a ser fácil llegar hasta el bosque de los dioses sin ser visto, no cuando toda la guardia de palacio estaba alerta.


Just Fire [Fanfic Jaime y Brienne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora