Capitulo 45

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__________ sonrió encantada.

—Sospecho que nunca has entendido a ninguna mujer, pero eso va a cambiar.

¿_________ pretendía que la entendiera?

«Imposible», pensó James mientras la guiaba por la terraza del restaurante, situado en una colina.

Aquella mujer era pura contradicción.

Mientras avanzaba tras ella hacia su mesa, se quedó mirando el atractivo vaivén de sus caderas y se olvidó de lo que se suponía que tenía que entender. De repente, se dio cuenta de que los demás hombres que almorzaban en el restaurante también la estaban mirando.

James se dijo que ir de compras no había sido buena idea. Tendría que haber dejado que __________ siguiera vistiendo con ropas amplias de colores oscuros. Así, al menos, él estaría tranquilo.

__________ había cambiado de ropa y había cambiado también su manera de ser. De repente, se comportaba como una mujer segura de sí misma.

Nada más sentarse, James se dio cuenta de que el hombre de la mesa de al lado estaba mirándola con la boca abierta y se planteó si llamar inmediatamente a su helicóptero para que vinieran a buscarla y se la llevaran a Sicilia.

—¿Qué te pasa? —le pregunto __________ preocupada—. Te has puesto muy serio.

James se dio cuenta de que __________ no se había percatado de nada. Era tan inocente que no se daba cuenta de que los hombres la miraban.

—No sé si deberíamos irnos a otro sitio.

—¿Por qué? —Se extrañó _________—. Me encanta este sitio. Es precioso.

James se obligó a relajarse y se pregunto por qué se estaba comportando así, por qué le importaba tanto que otros hombres miraran a _________. Estaba acostumbrado a salir con mujeres que otros hombres deseaban, no era una experiencia nueva para él. Sin embargo, nunca había sentido la necesidad de mantener a una encerrada bajo llave para que ningún otro hombre la mirara.
Hasta aquel día, realmente jamás se había tenido por un hombre posesivo.

Lo que ocurría era que __________ era su esposa.

James apretó los puños.

Sí, __________ era su esposa, pero no debía repetir los errores del pasado.

—Está bien, nos quedamos. En este restaurante, el pescado es delicioso —le dijo.

James estaba a punto de levantarse a pegarle un puñetazo al hombre de la mesa de al lado, que seguía mirando a _________, cuando ésta le acarició tímidamente la mano.

—Gracias —le dijo.

—¿Por qué? —le preguntó James probando el vino.

—Por traerme aquí, por invitarme a salir —sonrió __________ admirando la panorámica—. Este sitio es espectacular. Es la primera vez que vengo a un restaurante. No podría haber soñado con ninguno mejor.

—¿Es la primera vez que vienes a un restaurante?

—Sí, es la primera vez que me traes.

—¿Y antes de conocerme a mí? ¿Y durante los seis meses que has estado sola?

—Durante esos meses estuve con una familia en una finca cerca de Nápoles. Los conocí en el ferry, me ofrecieron trabajo y me fui con ellos. Hasta la noche que volví a Sicilia, no salí de su casa.

—Ahora me explicó por qué mi equipo de seguridad no pudo encontrarte —contestó James—. ¿Y eran amables?

—Mucho —sonrió _________—. Eran fantásticos, muy diferentes a mi familia. Tenían seis hijos y los animaban a que fueran independientes y librepensadores. Los padres se interesaban verdaderamente por lo que sus hijos tenían que decir. Ellos me enseñaron a expresar mi opinión en voz alta.

—Así que a ellos les tengo que agradecer la trasformación de mi esposa, que antes no abría la boca —sonrió James.

—Así es. La que ves ante ti ahora es la ________ de verdad.

James asintió.

—Entiendo que tu vida en tu casa fue muy restringida. Quiero que me hables de tu padre.

—Tú lo que quieres es que la comida me siente mal —bromeó _________.

Responder

—No, __________, lo que quiero es poder comprenderte —contestó James.
__________ se quedó pensativa.

—Muy bien —accedió por fin—. ¿Qué quieres saber exactamente?

—Todo. Puedes empezar por contarme por qué tu padre nunca te llevaba por ahí y, luego, explicarme por qué crees que eres una artista sin talento cuando eres genial. Y, ya de paso, quiero que me cuentes cómo atacaba tu autoestima.

__________ dudó.

—Digamos que mi padre y yo no nos llevábamos bien —comenzó dejando el tenedor en el plato—. Supongo que ya te habrás dado cuenta a estas alturas. No pasaba mucho tiempo conmigo, pero quería educarme con mucha dureza. Era muy estricto. Sólo me dejaba salir de casa para ir al colegio y durante la temporada de recogida de la aceituna.

—¿Y de adolescente? ¿No salías con tus amigas?

—No —contestó __________ comenzando a comer de nuevo—. No me dejaba. Sólo podía ir al colegio. Sacaba buenas notas, pero le daba igual porque no le parecía que una mujer necesitara educación. Él sólo quería que recogiera aceituna y que me ocupara de la contabilidad.

—¿Y tú dejaste que te manipulara así? Francamente, después de ver cómo te defiendes de mí como gato panza arriba, me cuesta creerlo. ¿Nunca le plantaste cara?

—Sí, una vez —contestó ___________ apesadumbrada.

—¿Y qué ocurrió? ¿Qué te hizo?

—No fue buena idea —contestó ___________ bajando la mirada—. El pescado está delicioso, efectivamente.

James decidió que un restaurante no era el mejor lugar para entrar a tratar cuestiones profundas de su infancia, así que decidió cambiar de tema.

—Si no salías, ¿qué hacías?

—Dibujar y leer —contestó __________—. Siempre me ha encantado leer. No podía salir de casa, pero podía volar y viajar a través de los libros. He recorrido Florencia una y mil veces a través de la lectura. He visitado el, Domo, he estado en el Baptisterio, he visto los frescos de las Capillas Mediceas, he ido al puente Vecchio y he visto la estatua de David.

—¿En tu imaginación?

__________ asintió.

—Bien, pues ha llegado el momento de verla de verdad —anunció James pagando la cuenta, poniéndose en pie y alargándole la mano a __________.

James la llevó a todas partes a pie, como la turista que __________ siempre había querido ser. Pasearon por calles estrechas, aprovechando la sombra de los tejados.

___________ estaba anonadada pues, cada vez que giraba en una esquina se le regalaba una nueva perspectiva de la famosa cúpula de ladrillo rojo y mármol blanco de la catedral de Santa María del Fiore.

Cuando llegaron a la plaza del Domo, escapando de los turistas, ___________ se colocó en un rincón para admirar la magnitud del edificio.

—¿Quieres verla por dentro? —le preguntó James.

—Sí, si tú no estás aburrido, me encantaría —contestó __________.

James la miró con una expresión extraña y negó con la cabeza.

—No, no estoy aburrido en absoluto —contestó.

Sin noche de bodas [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora