Capitulo 23

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Unos días después de nuestra primer...¿pelea? O lo que haya sido eso, Max y yo volvimos a la normalidad; más que eso, no nos podemos quitar las manos de encima.

Hoy es viernes, Max termina su sesión de fotografías y yo salgo unos días de vacaciones, ganados por una semana llena de paparazzis de mi propia televisora. Sí, pasé de ser una seria periodista, a una mujer que rechaza al hombre más sexy de México. Según Cosmo.

He recibido mensajes preguntando si soy ciega o si acaso estoy loca. A todos les he respondido lo mismo: ¿Por qué quererlo a él, si en casa tengo al hombre perfecto?

- Despierta...- le digo a Max besando su oreja - hoy es la clausura, y vamos a llegar tarde.

- Mmm... No. Prefiero quedarme contigo en la cama por los próximos cuatro días.

Se revuelve en su cama y me jala con él, para que en un movimiento hábil, estemos haciendo "cucharita" . Esta vez, nos hemos quedado en su departamento, que es exactamente igual al mio, sólo que todo es más minimalista y ordenado.

- Hueles muy bien. Me encanta tu pelo en las mañanas.- dice con la nariz pegada a mi cabeza. Huelo a su shampoo, claro que le gusta.

- Solo lo dices por el shampoo  - me muevo para quedar frente a él y le beso la barbilla. Tiene barba de tres días, así que ya no pica, me gusta.- No te afeites. Me gusta tu barba.

Comienzo un camino de besos en su boca, mandíbula y oreja, para seguir hasta su cuello. Dios, amo a este hombre.

- Nena, no empieces nada que no piezas seguir... Por que si sigues, no sales de este apartamento hasta el mes que viene.

- No es justo...- quiero besarlo, amarlo. Siempre.- quiero besarte.

Me lleva la mano derecha hasta su entrepierna, y me impresiona sentir lo listo que está para mi.

- Bueno, entonces eso se tiene que solucionar de algún modo. No podemos arriesgarnos a que tengas dolor o incomodidad, ¿cierto?

Rápido en aprisiona bajo su cuerpo y me besa hasta dejarme sin aliento.

- Te amo tanto- suspira contra mis labios. - Será rápido y placentero, lo juro.

¿Se me olvidó decir que tenemos la costumbre (últimamente) de dormir desnudos?

****

Media hora más tarde, yo tengo una sonrisa de lado a lado. Placentero fue vago. Fue colosal.

Ambos vamos al evento cómodamente vestidos, El con una sudadera azul marino, una camisa de manga corta que marca su torso espectacularmente, un pantalón de mezclilla un poco gastado y unos tenis color azúl.

Mientras que yo me puso un vestido color gris, con un suéter color blanco y aplicaciones plata, unas flats café y el cabello me lo dejé en una cola de caballo.

Me he relajado mucho más en mi modo de vestir, y solo visto formal para el trabajo, por lo demás, busco algo más cómodo, pero femenino al mismo tiempo. Max ha hecho esos cambios en mi. Antes pasaba horas frente al espejo, tratando de ser una mujer que en realidad no soy, trataba de ser alguien que encajara en un mundo plástico; algo irónico, por que Max es modelo y actor. Pero creó que él tiene suficiente autoestima, que vale por dos. Además, como ya lo he dicho, con él puedo ser yo.

Llegamos hasta el lugar donde es la sesión fotográfica, una bodega antigua, pero convertida en un spá de lujo. Las instalaciones son hermosas y muy modernas. Todo es madera y piedra.

En cuanto llegamos, algunas personas nos reconocen y hablan en voz baja. Lo que nos toma sin ningún cuidado, porque vamos comiéndonos a besos. En una sal de estar, hay un sillón grande de madera y una mesa en el centro que hace juego. Hay cámaras por todos lados y muy has personas esperándolo.

- ¡Hasta que llegas! ¡Ven, rápido, rápido! - George saca una camisa blanca y unos calzoncillos del mismo color de una maleta negra - póntelos, y en cinco minutos te quiero en maquillaje. Por cierto, llevas cuatro.

Me da una beso en la boca y hace un movimiento a modo de disculpa con los hombros y una mueca divertida. Se aleja de donde estoy, mientras que George se sitúa al laso de mi.

- No sabes cuanto te odio.- me dice en una expresión dramática-  tienes al hombre mas guapo del país a tus pies y Sergio de Anda tras de ti.

Río ante la confesión de George. El es uno de los tantos amigos de Max, siempre lo con tarta para cosas importantes como esta. Es un gay adorable.

- No lo dejes ir, muñeca. - me guiña un ojo y se va gritando a todo mundo para que estén listos.

Unos minutos mas tarde, sale Max. Todo se paraliza. Se ve tan sexy, tan seguro de sí, que me encanta hasta la médula.

Lo estoy viendo, absorta en cada uno de sus movimientos, cada uno de sus gestos y cada mirada. Pareciera que lo hubiese conocido ayer. Entre cada cambio, me lanza algunos besos y me guiña el ojo. No hay palabras que puedan describir las sensaciones en mi estómago cada vez que lo hace.

Media hora mas tarde, hay un pequeño receso, y antes de que el llegue vasta sonde estoy, mi teléfono comienza a sonar. Contesto sin ver la pantalla, solo para escuchar la melodiosa voz de una nena hermosa.

- ¿Diga?

- ¿Tú eres Andy, la princesa de los cuentos de mi papá?- inevitablemente suelto una risa

- Hola Lía. Sí, soy yo. ¿Que haces con el teléfono de tu papá, hermosa?

- Se lo robé un ratito. Es que quería hablar contigo... Pero como no sabía quien eras, marqué muchos numero y muchas mujeres me respondieron.

Irrazonablemente, me pongo celosa. Es el mismo de siempre, pero con una hija. La niña continua con su plática.

- Andy... Escuché que mi Papi no quiere ir a cenar contigo y el mono. ¿Tienes un monito de mascota?

Pongo el altavoz cuando Max se acerca  a mi y me pregunta con señas para saber quien me habla.

- No hermosa, no tengo mascotas.

- ¿Ni un perrito?

- No. Ni uno sólo.

- Aaaaayyyy que maaaalll.- se

Escuchan voces al fondo, y creo que Sergio la ha pillado con su teléfono, pero unas pequeñas risitas y  el azote de una puerta, me hacen saber que se ha salido con la suya.- Andy, ¿mi Papi y yo podemos ir a cenar a tu casa?

Volteo a ver a Max. No sé que responder, pero antes de que pueda hacerlo, él se me adelanta.

- Claro que pueden venir a cenar corazón. Tengo ganas de ver a la mujer que piensa que soy un príncipe.

-¡Max! ¡Sí, si, si, si!- se oye como se abre la puerta y un molesto Sergio arrebata el teléfono a su hija.

- ¿Bueno?

- Señor de Anda, es un gusto platicar con usted de nuevo.

Max cambia radicalmente su lenguaje corporal y me quita totalmente el teléfono. Señal que no pasa desapercibida por todos en la sala.

- ¿Quien habla?- pregunta Sergio.

- Soy Max, el novio de Andrea. Hace unos momentos estábamos hablando con su hija, y le decíamos que pueden venir a cenar mañana, en la casa de Andy. Nos daría mucho gusto verlos de nuevo.

Sergio se queda callado unos momentos y después con un seco : - Ahí estaremos- corta la comunicación.

- Bueno... Mañana se arreglan dos cosas: nos dejarán de seguir los paparazzi y tú podrás seguir adelante. - Mira al techo y suspira.- Tanto te amo, que hasta podrás tener a tu ex al lado tuyo y su momento para explicarse. Más vale que lo aproveche, por que no habrá otro.

Se va del lugar, ya que la maquillista la llama y George se me acerca de nuevo.

- Faltó que se pegara en el pecho y te meara, querida. - suspira dramáticamente y cruza sus manos- te envidio taaannnntooo.

Si supiera. Yo creo que es en momentos como este, que odio profundamente a Sergio de Anda. Más que nada, por que aunque Max es perfecto, yo no lo puedo sacar de mi corazón.


Olvidarte es Imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora