Capítulo 15

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Me veo en el espejo y no siento la emoción que se supone uno deba sentir cuando se casa. El vestido lo escogimos entre Sebastián y yo, así que él lo conoce a la perfección. Lo compré a su gusto, es corte sirena en raso con pedrería bordada y con en el escote en forma de corazón; la parte de abajo es complicada por que tiene pliegues en capas que san la sensación de ser pequeñas burbujas. No es mi estilo, nada de lo que todo escogería, pero quería hacerlo feliz.

El maquillaje es un poco exagerado, en negros y grises. Labios rosas y brillo, mucho brillo por todos lados. Para nada soy yo, y lo peor es que él lo sabe.

Mi hermana entra a la habitación amplia, en donde estoy viendo mi silueta fijamente en el espejo; en cuanto me ve, para su discurso de llegar tarde y el coche.- Te ves... Dios, mamá no lo creería. Estás hermosa.

- Dime la verdad Jul, ¿Crees que seamos felices? Es decir, que seamos buenos uno con el otro.

- No creo que sea el mejor momento para responder a eso Andy. - responde tomando asiento en mi sillón sin brazos.

- ¿Que sentiste tú cuando estabas por casarte? Quiero saber todo. - los nervios me matan, y espero que su confesión me ayude un poco.

- Andrea, llegarás tarde a tu boda. - me reprende

- ¡Julia!- chillo.

- Okey.- alza las manos en señal de rendición y dice:- Me sentí tan feliz, tan completa, tan plena, que no cabía de la emoción. Ese es el mejor día en toda mi vida por mucho. Ver la cara de Jaime, me veía como si fuera la primera vez, como si... No sé. Fue muy intenso. Hermoso. - su expresión de añoranza hizo que mis ya sensibles nervios colapsaran. Las lágrimas fluyen a lo largo de todo mi rostro.- ¡Oye! No llores..- me abraza muy fuerte y eso me tranquiliza. Un poco.

- Chicas, ¡ya es tardísimo¡, llegaremos con unos cinco minutos de retraso si nos va bien.- dice Jazz, acompañada de todo el ejército de nuestras amigas, quienes son mis damas de honor. - Oh... Interrumpo momento de hermanas ¿verdad?

- ¡Ya vamos! - digo entre lágrimas.

Salgo de ahí, con problemas para caminar como Dios manda, ya que el vestido es muy grande y no cabe por la puerta. Además el velo es demasiado largo y las muchachas van gritando por todas partes para que eviten pisarlo. Entramos a la limusina lo más rápido que podemos, pero aún así voy tarde. La única vez que he llegado tarde a algún lado.

Cuando llegamos a la entrada de la iglesia decorada con flores y una alfombra color verde, las damas de honor se acomodan en la entrada y dan la señal para comenzar a caminar.

La musica suena en toda la iglesia y Jaime me toma de la mano. Le sonrío nerviosa.

- Te ves hermosa cuñada. - me dice después de darme un beso en la mejilla.

- Estoy nerviosa.

- Todo saldrá bien.

Las puertas internas se abren y las muchachas entran en fila para acomodarse del lado de la novia. Puedo hacerlo, puedo hacerlo...

Alzo la vista y lo primero que veo es a Sergio. Él tiene la mirada que siempre quise que tuviera cuando estábamos juntos, y eso provoca lágrimas en mis ojos. ¿Por qué ahora?  Volteo la mirada a mi novio, quien me dedica una mirada desangelada. Esto no está bien.

Cuando llego hasta el pie del estrado, Jaime me desea suerte al oído y yo solo asiento con la cabeza; me coloco al lado de Sebastián, quien dirige la mirada a algún lugar perdido, también estoy tratando de evitar a toda costa los amenazadores ojos de Sergio.

Miro fijamente al padre, quien al igual que todo el mundo, parece darse cuenta de todo lo que nos envuelve. Sabe de antemano que esto es un error.

- Hermanos, estamos aquí reunidos en el nombre del Señor, para unir las vidas de Andrea y Sebastián en sagrado matrimonio. Ahora, haré una pregunta a los asistentes de esta boda ¿Existe algún impedimento para que esta ceremonia no se vea realizada? Que hable ahora o calle para siempre.

Estoy muy segura que esa parte iba después, mucho después en la ceremonia. Nadie habla y todos se quedan pensativos, viéndonos. De pronto, la voz que menos creí escuchar se alza para protestar.

- Lo siento. Andy, no puedo hacer esto. Simplemente no puedo. No te amo.

La respiración se queda atrapada en mis pulmones, se me seca la boca y creo que me he hasta mareado. Los chillidos de sorpresa junto con algunas caras de júbilo y tranquilidad se mezclan en la multitud. También, todas las miradas y murmullos se dirigen a Sergio y a mi. ¿Pero qué...?

- ¿Que? Pero si tú me lo propusiste... Si tú me lo pediste, yo....

- vamos a otro lugar, tenemos que hablar.

Asiento y me toma del brazo, jalandonos a un pequeño cuarto en la iglesia. Rápidamente me siento en un taburete y fijo la mirada al suelo, no entiendo nada de lo que está pasando aquí. Necesito un trago.

- Andy... No sé por donde comenzar, no sé que decirte. Yo...

- Sólo se honesto y no hagas de mi vida un puto circo, ¿entiendes?

- Sí... Bueno... Por donde empiezo... Yo... - otro balbuceo y lo mato.- He estado engañandote con Alexa desde hace tres meses.

Abro los ojos de par en par. ¡Y yo tratando de respetarlo! - Disculpa, ¿podrías reformular tu última oración?  Por que no entiendo muy bien qué tiene qué ver Alexa en todo esto.

- ¡Andy! ¡Yo no quería que nada de esto llegara tan lejos! Tenia la esperanza de que tu me dejaras primero, no quería ser el malo.

- Entonces ¿Por qué me propusiste matrimonio? ¿Cual era el maldito punto?

- Yo... Me sentí traicionado. Estuve buscando algunos papeles, y encontré algunas de las cartas y cosas que te regalé en una caja pequeña. Pero lo de él abarcaba enormidad de espacio y una gran cantidad de tu vida. Me sentí humillado y pensé ¿Tan poco he sido en su vida? Así que cuando llegaste, pensé en terminar contigo, pero no pude. Y dentro de todo, perdí el control y te lo dije.

Pellizcame si estoy soñando.

>>Por eso le pedí a Sergio ser el padrino en la boda. Fue algo de último minuto. Debo decir que es mas hombre de lo que pensé que sería. Se negó al principio, pero le dije por lo que yo estaba pasando. Me sentía frustrado, impotente, como un farsante contigo. Eres demasiado buena, demasiado... No sé. Eres demasiado, Andy.

¿Que se supone que debo hacer ahora? ¿Decirle gracias o darle una bofetada por hacerme gastar mi dinero en un vestido que ciertamente no voy a usar nunca y aparte que no me gusta en lo absoluto?

- No sé que decir. Creo que eres un hijo de puta. Pero no te odio tanto. Ambos sabemos que esto estaba mal a niveles que eran estúpidamente incorrectos. Lo que no creo que te llegue a perdonar es el engaño, y el numerito de allá afuera.

- Entonces, ¿no me odias?

- Claro que te odio en estos momentos. Me hiciste gastar dinero, me compraste un vestido que no me gusta y acabo de quedar como la mala ahí afuera. ¿Que se supone que haga? ¿Sentirme feliz?  No lo creo. Ahora deberás decirle a todo el mundo, ahí afuera que me engañaste. No soy la mala Sebastián. Debes afrontar tus batallas, ¡Mira a sonde nos llevó todo esto solo por no poder hablar de nuestros sentimientos!

- Vamos. - me toma de la mano.- digamosle a todos, que soy un imbécil enamorado de alguien más.

Y mientras tomo aire una milésima de vez más, esto se siente lo más correcto de hacer.

Olvidarte es Imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora